No es tan raro que en Hollywood pongan en marcha al mismo tiempo varios proyectos sobre la misma historia. En algunos casos se quedan por el camino -una pena que seguramente nunca vayamos a ver la película de Christopher Nolan sobre Howard Hughes-, pero en otros casos simplemente se hacen las dos películas y lo habitual es que una de ellas se lleve la gloria y la otra fracase o acabe cayendo en el olvido.
En el caso de ‘El libro de la selva’ estaba claro que Andy Serkis iba a tenerlo muy difícil tras el enorme éxito conseguido por la nueva versión de Disney dirigida por Jon Favreau. Además, su estreno fue aplazándose repetidas veces hasta dar la sensación de que algo olía a chamusquina. La venta de la película a Netflix solamente hizo que ese miedo se intensificara. Vendida como la versión definitiva, lo cierto es que no logra sacar partido a su apuesta en ‘Mowgli: La leyenda de la selva’.
Una apuesta diferente
El propio Serkis explicó en su momento que lo que hacía especial a su adaptación de la novela de Rudyark Kupling es que era más auténtica, orientada al público adulto y cercana a la obra original. Se extendió mucho más que eso en su valoración previa de una película con la etiqueta de ambiciosa antes de que apenas pudiéramos ver nada de ella y eso es algo que acaba volviéndose en su contra.
Ese cambio en la concepción de la historia respecto a Disney es algo que afecta a ‘Mowgli: La leyenda de la selva’ a todos los niveles, desde los diseños de los personajes hasta la propia ambientación. En general se percibe una búsqueda de un mayor realismo, sin importar que eso afee visualmente algunas de las criaturas. El problema llega a la hora de manejar eso y de intentar dar una profundidad psicológica a la película que nunca llega a funcionar del todo.
Ahí el primer problema nos lo encontramos en el guion de la debutante Callie Kloves, quien plantea a los personajes de una forma demasiado reconocible, sin aprovechar ese punto extra de oscuridad que Serkis sí permite a la película. Ese cambio en sus motivaciones, aunque a veces sea una mera cuestión de enfoque, era lo que se tenía que haber potenciado en lugar de utilizarlo como un elemento más.
Entretenida pero superficial
A su favor merece destacar que plantea la historia de una forma fluida, sin detenerse nunca más de la cuenta en nada que pueda romper el ritmo del relato que Serkis también potencia desde la puesta en escena. La consecuencia negativa de ello es que todo resulta mucho más superficial de lo que el tono de la película nos vende.
Ese desequilibrio entre intenciones y resultados provoca que lo que podría haber sido un buen pasatiempo para adultos se convierta en una ligera pero constante sensación de frustración por ver lo que por un lado pretende la película y lo que te entrega por otro lado. Y es que está muy bien ajustar las expresiones de los animales a los actores para buscar un mayor realismo -aunque el bagaje sea desigual- y rodar en escenarios naturales, pero hace falta algo más que eso.
Y es que además ese pretexto de ofrecer una visión para adultos no va nunca tan allá como sería necesario para convertirla en una visión única de ‘El libro de la selva’. Es cierto que no hay canciones y se apuesta más por la responsabilidad que por la diversión, pero una vez se asienta eso no se da el paso extra para que una historia que el público ya conoce demasiado bien conecte con el espectador. Sabe a más de lo mismo y sin su encanto.
De hecho, no nos olvidemos de que Disney ya intentó una propuesta algo más adulta en 1994 con ‘El libro de la selva: La aventura continúa’ y la cosa no terminó de funcionar del todo bien. Aquí se confunden la apariencia de profundidad con el hecho de serlo realmente y es esa fluidez que comentaba, el lujoso acabado visual y la exquisita selección de voces en su versión original lo que permite que su visionado resulte más o menos agradable.
En definitiva, ‘Mowgli: La leyenda de la selva’ es una película con poco que aportar más allá de sirve para pasar el rato y que en el apartado técnico está a la altura de la gran inversión realizada. Sin embargo, como espectáculo se queda por debajo de la reciente versión de Disney y como adaptación orientada al público adulto se queda, siendo generosos, a medias.
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