Cada nuevo spin-off del ya bautizado como Warrenverso que llega a las salas de cine se muestra incapaz de disimular la ausencia de James Wan como responsable de las tareas de dirección. Una falta del indiscutible sello personal del adalid del terror contemporáneo de estudio traducida en un buen número de carencias ya evidentes en 'Annabelle' y en su, pese a todo, estimable secuela subtitulada 'Creation'.
Lejos de cambiar esta tónica, la llegada de 'La monja' —'The Nun'— no ha hecho más que convertirla en una norma con un ejercicio de "nunsploitation" en clave gótica que, aunque se encuentre a años luz de las dos fantásticas entregas principales de 'Expediente Warren' en cuanto a calidad se refiere, atesora un buen puñado de virtudes que maquillan su terror mediocre de multicine dando forma a un divertimento sobradamente efectivo.
'La monja' encuentra su mayor seña de identidad y, a su vez, su mayor defecto, en el uso y abuso del que es uno los recursos más sobreexplotados y enervantes del género: el jumpscare. Técnica que termina derivando a la ineficiencia frente a la descafeinada dirección de un Corin Hardy que encadena sobresaltos diseñados con mayor o menor fortuna sin ningún tipo de tregua.
Lo verdaderamente molesto de todo esto no es la utilización del método en sí, ni tan siquiera su agotadora reiteración a lo largo de la hora y media de metraje del filme, sino el modo en que Hardy y guionista Gary Dauberman parecen edificar la narrativa en torno a él. Algo que termina generando la sensación de que el repertorio de sustos es lo único que permite avanzar el relato haciendo las veces de pegamento para sostener una endeble estructura dramática.

Y es que, a nivel argumental, 'La monja' carece de toda la cohesión que se espera de un largometraje conducido por unos personajes dispuestos a resolver un misterio. En lugar de esto, la progresión narrativa se ve sustituida por un puñado de set pieces de terror que parecen aisladas entre sí ante la despreocupación de los responsables por la trama; dando la sensación de estar ante un producto que funcionaría sobradamente como una efímera experiencia VR interactiva, pero que fracasa en lo cinematográfico.
Lo que no puede negársele a este nuevo episodio del Warrenverso ni a su amalgama de inconexos, pero aún así inventivos, pasajes del terror, es la buena labor de su equipo a la hora de diseñar una producción con un delicioso imaginario profano que bebe sin vergüenza alguna de los grandes hitos del horror gótico; evocando el espíritu Hammer en todos sus pasajes y referenciando a no pocos filmes congéneres.

Resulta delicioso sumergirse en el esperpento desganado y efectista de Hardy única y exclusivamente por el placer que supone entrever clasicismo entre su terror prefabricado y formulario. Abrumadores escenarios repletos de piedra, claroscuros, pasillos interminables y simbología cristiana corrupta que sorprende gratamente ver en una largometraje de este corte, y que brillan especialmente gracias al añejo expresionismo de la fotografía de Maxime Alexandre.
Puede que 'La monja' no sea un producto que satisfaga a todos aquellos gourmets del terror que hayan acostumbrado sus paladares a platos más refinados; pero, sin ser alta cocina, el nuevo spin off del universo Warren se revela como el típico producto precocinado que, sin ser nada del otro mundo, embauca con una presentación medianamente decente y sabe lo suficientemente bien como para disfrutarlo durante el breve, casi nulo, lapso de tiempo que perdura su gusto en la boca.
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jaimecoronel
la forma en que se saltan todo el contexto histórico roza el absurdo: es 1952, la Guerra Fría está en su punto álgido: Stalin todavía manda en el Kremlin y Churchill es primer ministro británico, Guerra de Corea, Rumanía forma parte del bloque comunista, y es oficialmente una nación atea que desconfía al igual que el resto del bloque, de la Iglesia Católica. Y para rematar vale recordar que la religión predominante en Rumanía es la Cristiano-Ortodoxa, los católicos son los de la minoría húngara, no muy felices de pertenecer a Rumanía.
Pero nada, nada de esta riqueza de contexto aparece en la película. Debemos creer que de alguna forma el galán canadiense pudo ingresar a la Rumanía comunista (y si fue antes más increíble aún porque entre 1940 y 1944 fueron aliados de Alemania y por tanto enemigos de Gran Bretaña, EEUU y Canadá) y puede moverse a sus anchas y peor aún reunirse con un sacerdote estadounidense y una novicia inglesa sin levantar sospechas cuando en ese momento eso hubiera alertado 3 agentes de la policía secreta siguiendo todos sus pasos
nightking87
Vamos que la pelicula se deja ver pero que no llega a la altura de Expediente Warren ni por asomo.. bueno aun así tendré que ir a verla por que la verdad el cine ahora mismo no esta trayendo cosas de terror mucho mas interesantes.
Lady Abigail Masham
Pues ni tanto su diseño de producción es notable.
astoroth
A mí, tras salir del cine, lo que más me sorprendió es que semejante basura de guión habia sido aprobado por los productores...