'Mira lo que has hecho' apuesta por la metaficción y el drama en una segunda temporada superior a la primera

'Mira lo que has hecho' apuesta por la metaficción y el drama en una segunda temporada superior a la primera

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'Mira lo que has hecho' apuesta por la metaficción y el drama en una segunda temporada superior a la primera

La decidida apuesta de Movistar+ por las series de ficción propias no deja de ser una estrategia para conseguir más clientes, pero que eso tampoco nos haga olvidar las alegrías que ha supuesto para el panorama audiovisual español. Dentro de esa política hay espacio para propuestas de todo tipo como ‘Mira lo que has hecho’, la cual corría el riesgo de acabar siendo poco más que la serie de Berto Romero.

Por mi parte, agradecí los intentos de la primera temporada para intentar distanciarse de otras series con las que está bastante cerca a nivel temático, pero había algo que no terminaba de encajar en la forma de abordar la historia. La segunda temporada que llega hoy a Movistar+ es una evolución natural de la primera, superándola con holgura para ofrecernos seis capítulos notables.

La metaficción a tope

Berto

El propio concepto de ‘Mira lo que has hecho’ ya juega con la idea de hasta qué punto lo que le sucede al protagonista está basado en su propia vida, pero en esta segunda temporada se va un paso más allá al plantear que está grabando una serie sobre su vida. Esa capa adicional permite a Romero establecer un juego con el espectador no tanto para jugar al despiste como para obligarle a estar más activo hacia lo que sucede para asimilarlo correctamente.

Eso es algo que nunca utiliza para situarse por encima del espectador, ya que su función esencial es oponer el estado actual de la pareja protagonista con el momento en el que se conocieron. Esa feliz del inicio de una relación ayuda a que los elementos dramáticos del momento ganen peso y hagan que esta segunda temporada lo sea mucho más que la primera, aunque sin renunciar en ningún momento al humor.

En el humor también hay ciertos cambios, reduciéndose lo escatológico -aunque aún presente, inolvidable sobre todo su utilización para zanjar una de las secuencias más destacadas de la temporada- y también esas ensoñaciones o visiones de futuro que se usaban a menudo en la primera tanda de episodios. Aquí el absurdo sigue presente y en algunas situaciones se coquetea con el patetismo, pero sin recargarlo nunca demasiado.

‘Mira lo que has hecho’ tiene las ideas claras

Mira Hecho

De hecho, lo cómico funciona aquí más a modo de alivio, en especial en las tramas secundarias, ya que es el desgaste de la pareja lo que funciona como verdadero hilo conductor. La existencia de la serie dentro de la serie incide de eso, de ahí que haya elementos secundarios como la presencia de Antonio Resines que subrayen más lo humorístico. No hay que saturar al espectador con lo dramático porque entonces se convertiría en otra serie.

Todo esto también permite a Berto y Eva Ugarte ahondar en sus personajes, mostrando su lado más tierno y cercano en los flashbacks y uno quizá no más real, pero sí más a pies de suelo que ayuda a acercar todavía más los personajes al espectador. En la primera temporada había que conquistarnos para que nos interesase qué era de ellos y aquí aprovechar eso para ir un paso más allá, cosa que se hace.

Musical

Los cambios también se traducen en una puesta en escena más reposada en la que Javier Ruiz Caldera demuestra un control del drama que probablemente sorprenda a aquellos que corrieran rápidamente a pensar que lo único que podía hacer era comedia. El timing para esos momentos los conserva, pero también la capacidad para que elevar o matizar el contenido cuando la ocasión lo requería, algo que no se terminaba de conseguir en la primera.

Además, ‘Mira lo que has hecho’ conserva el ingenio de la primera temporada, pero Berto sabe cómo enfocarlo de una forma más compacta. Quizá le falte esa chispa de genialidad para ser inolvidable en lo que propone y haya alguna trama secundaria que necesita de un mayor desarrollo -cosa que siempre se puede solucionar en una posible tercera temporada-, pero se agradece mucho que se limite a ir a lo obvio y sepa cómo manejarlo con soltura y acierto.

En definitiva, ‘Mira lo que has hecho’ ha dado un paso en la buena dirección en una segunda temporada superior a su predecesora en la que el drama gana presencia, pero sin renunciar nunca a las señas de identidad de la serie.

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