Desde que el cine es cine, los cantantes han querido convertirse en actores. Elvis Presley, Frank Sinatra, Madonna, Bad Bunny o Lady Gaga son solo algunos ejemplos de una lista interminable de aquellos famosos que quisieron tenerlo todo. No todos muestran talento, claro, pero hay algunos que tienen un carisma propio que les hace especiales. Es el caso de Harry Styles, que después de amasar una fortuna como miembro de One Direction y tras tres álbumes en solitario, ahora prueba suerte con el cine... y demuestra que tiene cierta madera, aunque la película no esté de su lado.
En la buena dirección
Solo han hecho falta tres películas y un cameo para salir en el cartel de 'No te preocupes querida' y 'My policeman', una película que prometía ser un descubrimiento dramático y se ha quedado en la simple pantomima por culpa de un guion blandito y una dirección simple y aburrida, que recuerda por momentos a los melodramas de Antena 3 los fines de semana.
La estructura de la cinta es un completo desastre, interpolando escenas del pasado y el presente, sin darse cuenta de que este truco de montaje vende el pescado antes que la propia trama: si el interés de la película era resolver el triángulo amoroso, la primera escena ya lo deja todo tan claro que el resto es accesorio. Si le sumamos que el director no hace nada para que nos sintamos atraídos hacia estos personajes, el resultado es un pan sin sal perfecto para tener de fondo. No importa cuándo llegues, la película es autoexplicativa.
Lo menos que uno le puede pedir a un melodrama es sentir algo por los personajes, pero 'My policeman' es formulaica y de inicios de los 2000: se hace imposible sentir algo por ninguna de las puntas del triángulo amoroso que no sea hastío. No es culpa de los personajes en sí, sino de un guion que prácticamente deja telegrafiado hacia dónde tiene que ir la historia y se niega en redondo a sorprender aunque sea un poquito.
Mucha policía, poca diversión
La represión policial británica hacia los colectivos desfavorecidos ya se contó mejor en la portentosa serie 'Small Axe'. Aquí, de hecho, parece como si realmente denunciara los abusos por cumplir el expediente: al final, no sirve ni como película denuncia, ni como melodrama amoroso. Es como una película de encargo en la que nadie de los que participa tiene un especial interés en que salga mejor que algo simplemente visible, dejando el disfrute a un lado y evitando el descalabre por los pelos.
Al menos los actores sí están dentro de la cinta, aunque el libreto no acompañe: Harry Styles es la cara más conocida y hace un papel muy solvente, pero quienes se llevan el gato al agua son David Dawson, que consigue una actuación contenida y que cuenta todo con las miradas, los gestos y los silencios, y su contrapartida adulta, Rupert Everett, cuyo personaje acaba de sufrir un ictus y realiza todo un tour de force interpretativo.
El reparto da mucho más a la cinta de lo que esta les da de vuelta: su falta de originalidad y su hieratismo en todos los aspectos técnicos hacen que solo cumpla la papeleta, pero no sea capaz de ir más allá. Es casi como si Michael Grandage, su director, pensase que ya lo tenían todo hecho teniendo a Styles en el reparto, así que, realmente, ¿por qué esforzarse?
More than this. Please.
Lo más triste de 'My policeman' es que podía haber dado mucho más de sí: tenía la época histórica, la denuncia social, el drama servido en bandeja, los actores entregados... Que el resultado final se conforme con hacer alusión a los sentimientos humanos más básicos (celos, amor, pasión y desamor) sin explorar un poco en ellos es una oportunidad perdida para marcarse un juego de sutilezas, miradas y personalidades capaces de evolucionar a lo largo del metraje.
Pero no hay tiempo para sutilezas: la cinta es consciente de que, por su condición, acabará en miles de posts de Tumblr, tuits y vídeos de TikTok, así que aprovecha para colar escenas de pasión a la menor oportunidad posible, dando al público lo que quiere ver: Harry Styles sin ropa. 'My policeman' se queda en la superficie, sin interés por rascar más, creyendo que el mínimo basta para tener cierto reconocimiento.
Su estreno en Amazon Prime Video por la puerta de atrás (un solo tuit con fotos del reparto, ni una sola de la película) es un síntoma de que a nadie le importa el resultado final de 'My policeman': al final, tiene su parte de conexión con títulos como 'Amor en Hawai' o 'Viva Las Vegas'. Al igual que las películas de Elvis, esta cinta de Harry Styles existe solo para que el público del cantante (y actor) pueda verle durante dos horas. El argumento, el drama, la dirección o incluso el resto de actores son secundarios. Y la estrella no es lo suficientemente grande como para eclipsar todo lo demás.