Marcel Barrena, ya con cuatro películas en su haber, es de esos cineastas interesados por la realidad social y sus diferentes claroscuros, afortunadamente más cercano a la poliédrica mirada de una Icíar Bollaín ('Maixabel') que al frecuente sesgo panfletario de un Fernando León de Aranoa ('El buen patrón').
Su obra da buena fe de ello: el telefilm 'Cuatro estaciones', comedia romántica a mayor gloria de Leticia Dolera y David Verdaguer; el documental sobre la discapacidad y sus pequeñas odiseas 'Món petit' ('Mundo pequeño'), nominado al mejor documental en 2013, y la excelente '100 metros', a partir de una historia con la esclerosis múltiple en primer plano, con unos fabulosos Dani Rovira y Karra Elejalde. Y ahora esta 'Mediterráneo', que poco o nada tiene que ver con el remanso de Serrat, que se plantea la tarea de llevar a la gran pantalla la génesis de la ONG Open Arms.
En los últimos años el cine español se ha interesado en varias ocasiones por la inmigración y concretamente con el problema de los refugiados. En el campo del documental, tanto 'Varados' (2018) de Helena Taberna, como 'Idrissa. Crónica de una muerte cualquiera' (2018) de Xavier Artiga y Xapo Ortega, fueran quizá demasiado coyunturales y anecdóticas. Más ambiciosa e interesante resultó 'Cartas mojadas' (2020) de Paula Palacios.
La película, que reflejaba precisamente la actividad del Open Arms, mostraba imágenes muy poderosas, pero también caía ocasionalmente en un contradictorio esteticismo. En el campo de la ficción, la alabada 'Adú' (2020) de Salvador Campo mostraba un mosaico de historias de irregular interés y profundidad, eso sí, con una factura y un reparto impecables.
Puro cine de aventuras
Narrar la historia de la Open Arms era, sobre todo, un desafío. Por un lado, la base tenía un evidente potencial y, por otro, era fácil caer en la tentación del didactismo e incluso de la demagogia. Afortunadamente, Barrena tiene muy claro cuál es su público y evita a toda costa el adoctrinamiento.
En un momento clave del film, Patricia López Arnaiz, que interpreta a una periodista, le pregunta al personaje de Eduard Fernández qué le diría a aquellos que no pensaran como él. La respuesta es tajante: "Nada". La misma mecánica que rige la misma formulación de 'Mediterráneo'. Si no te interesa lo que vamos a contar, tal vez te hayas equivocado de sala y ésta no sea tu película. En caso de que quieras dar una oportunidad a esta historia escucha, atiende, juzga y luego saca tus conclusiones.
El guion de Danielle Schleif, a partir de una historia de Marcel Barrena y Óscar Camps, tiene la virtud de detenerse a contextualizar, a indagar en las motivaciones de sus personajes, en sus conflictos internos y en la complejidad de sus decisiones. No es necesario tener el carnet de ningún partido para empatizar con ellos.
También funciona su tratamiento como cine de aventuras, algo que ya trataba de hacer 'Adú' con menos fortuna. Se nota que 'Mediterráneo' está escrita y dirigida por personas que entienden el medio y disfrutan del cine, lo que trasciende los límites de las películas con recado social: es fácil poder rescatar en ellas ecos a Peter Weir y su relación con la naturaleza, al cine del John Boorman más activista y enérgico, y en sus personajes, a la importancia del grupo característica de Howard Hawks y la condición de mercenarios a contracorriente que nos remitiría a John Huston.
'Mediterráneo': extraordinario elenco actoral con un portentoso Eduard Fernández a la cabeza
En el papel de Óscar, el socorrista que viaja a la isla de Lesbos, en Grecia, impactado por la fotografía de un niño ahogado en aguas del Mediterráneo, Eduard Fernández realiza un trabajo portentoso. A su lado, Dani Rovira reincide en el mismo registro dramático que ya probara con Barrena en '100 metros', con resultados igualmente notables.
Anna Castillo hace igual de bien más o menos lo de siempre: representar esa mezcla de fuerza y vulnerabilidad en un personaje que le sienta como un guante. A su lado, los personajes de Álex Monner y Sergi López quedan algo desdibujados.
En resumen, 'Mediterráneo' es una obra notable, posiblemente la mejor de las preseleccionadas para los Óscar, que parte de la hondura de los conflictos individuales de unos personajes vivos y frágiles para convertir en espectáculo una épica sustentada en la moral. Gran cine, desde luego; o por lo menos, cine vivo, complejo, para espectadores pensantes, predispuestos a la hora de escuchar una reflexión.
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