El cine animado está siendo el que más alegrías está dando a Hollywood en una temporada veraniega en el que las producciones en acción real no están terminando de funcionar tan bien como se esperaba de ellas. De hecho, ‘Buscando a Dory’ (‘Finding Dory’) es el título más taquillero de lo que llevamos de 2016 en Estados Unidos, mientras que ‘Mascotas’ (‘The Secret Life of Pets’) ya ocupa el séptimo lugar, aunque no sería raro que subiera aún más antes de abandonar las salas.
Con el gran reclamo de venir del mismo estudio que creó a los minions, ‘Mascotas’ no deja de ser sobre el papel una simple variación de ‘Toy Story’ cambiando a los juguetes por nuestros animales de compañía. La jugada les ha salido muy bien a Illumination Entertainment y Universal en términos comerciales, pero es que ese pretexto también ha servido para sacar adelante una cinta que hala gala de diversión de la buena para toda la familia.
Una película con las ideas muy claras
Una de las grandes virtudes que puede tener cualquier película es saber exactamente lo que quiere ser y apostar de forma decidida por ello. Luego hace falta el talento para ejecutarlo de una forma adecuada y en el caso de ‘Mascotas’ está ahí, seguramente no al nivel necesario para ser una gran película, pero sí con la suficiente intensidad para dar forma a una pasatiempo que se ve con tanto agrado como el que sientes al tomarte un vaso de agua fresquita en este agobiante verano.
¿Cuáles son exactamente los ingredientes utilizados por ‘Mascotas’? El primero y esencial es que el libreto de Cinco Paul y Ken Dario funciona con gran precisión, exprimiendo en la medida de lo posible su sencilla premisa, creando personajes por los que uno realmente llega a sentir cierta simpatía y saltando de una línea argumental a otra en el momento adecuado para que disfrutemos cada una de ellas sin llegar a echar nunca en falta a las otras.
El único sacrificio que han de hacer es que en ‘Mascotas’ nunca encontraremos un nivel de profundidad comparable al de las mejores producciones de Pixar o Ghibli, pero es que tampoco quiere jugar nunca en esa liga. Aquí lo que prima es la mezcla de aventura con humor -especialmente hilarantes los “villanos” encabezados por un conejito- y una pequeña pizca de emoción para que disfrutemos y nos quedemos con ganas de más por mucho que la huella que pueda dejar en nosotros sea un tanto tenue.
Ahí es cierto que quizá haya demasiados personajes como para que alguno llegue a ser realmente memorable en sí mismo, pero Paul y Dario sí que saben manejarlos de una forma adecuada para que ninguno acabe cayendo en un relativo ostracismo. Resulta bastante complicado conseguir las dos cosas a no ser que los reduzcas en número, pero la cuestión es que todos aportan su granito de arena, ya sea en momentos puntuales o por su aportación general al mosaico que se plantea.
’Mascotas’, un triunfo por encima de sus limitaciones
Está claro que el guion juega un papel fundamental para la creación de ese ritmo tan ágil que hace que el ajustado metraje de ‘Mascotas’ se pase volando. Es cierto que eso da pie a que solucione ciertos detalles argumentales de forma un poco acelerada, pero es que en todo momento da la sensación de que su único objetivo es aprovechar su curiosa premisa más allá de las simpáticas anécdotas circunstanciales para convertirse en una montaña rusa de diversión.
Chris Renaud y Yarrow Cheney se amoldan a la perfección a esa decisión para que todo progrese con rapidez pero sin llegar nunca a atropellarse. Ahí creo que la falta de un auténtico enemigo les beneficia, porque lo más seguro es que hubiese acabado terriblemente desdibujado -que es lo que pasa en otro gran estreno aún por llegar a los cines españoles-. Aquí lo que hay es una aventura para volver a casa, con algún desvío no del todo aprovechado -el antiguo dueño de Duke-, pero que nunca llega a decaer.
Sí he de reconocer que me habría gustado que invirtieran algo más en la animación, ya que ‘Mascotas’ se queda en una especie de punto intermedio entre la perfección de ‘Buscando a Dory’ y la alarmante mediocridad de ‘Ice Age 5’. Es verdad que tampoco buscan llegar al primer nivel, pero hay una serie de escenas que se hubieran visto muy beneficiadas por ello, en concreto las que van más por la vía de lo emocional, dejando por un momento de lado su faceta más cartoon.
Por lo demás, hay algún detalle curioso, como ese submundo de mascotas abandonadas que me trajo por un momento a la mente a los ‘Fraggle Rock’, aunque más por una cuestión de ideas que temas formales -en ese punto sí pensé más en la obra de Jim Henson en general y no de ese título en particular con el diseño de Duke-, ya que incluso en su apuesta por lo entrañable se va por sendas diferentes, quizá más convencionales aquí, pero igualmente efectivas. De hecho, es su gran punto fuerte junto a su agradable humor.
En definitiva, ‘Mascotas’ es un gran pasatiempo que se puede disfrutar con mucho agrado tengas la edad que tengas. Cierto que no llega a ser realmente memorable en nada, pero una película que apuesta exclusivamente por hacértelo pasar bien en tu butaca y triunfa en su cometido es algo que hay que apoyar, no hasta el punto de obviar sus debilidades, pero sí teniendo claro que palidecen frente a sus virtudes. Ojalá no metan la pata con su ya anunciada secuela.
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