'La quinta ola', de mal en peor

En Hollywood son muy de exprimir lo que ha tenido éxito hasta que no quede ni la más mínima gota. El problema es que por el camino también dan luz verde a no pocos proyectos intentando seguir la línea marcada por otros que acaban fracasando con más o menos intensidad. Por ejemplo, en el caso de las muy populares adaptaciones de sagas juveniles también ha habido sonadas víctimas como ‘La huésped’ (The Host), ‘The Giver’ o ‘Cazadores de sombras: Ciudad de hueso’ (The Mortal Instruments: City of Bones).

Ahora es ‘La quinta ola’ (The 5th Wave), salto a la gran pantalla de la novela que da inicio a una trilogía literaria aún inconclusa escrita por Rick Yancey, la que llega a los cines este próximo viernes 22 de enero con la esperanza de convertirse en la nueva ‘Los juegos del hambre’. Espero que el público no lo permita, pues estamos ante un ridículo disparate repleto de sinsentidos y que encima va de mal en peor, por lo que no tengo interés en saber cómo continúa la historia.

Sin sentido

Son ya demasiadas las veces que os comento que la raíz de los problemas de una película está en su guión, pero es que yo no tengo la culpa de que se sigan cometiendo los mismos errores, aunque lo que no esperaba es que el libreto de Susannah Grant, Jeff Pinkner y Akiva Goldsman –nunca entenderé que este señor tenga un Oscar en su casa- caigan en tantos al mismo tiempo.

El más llamativo es que desaprovechan vilmente todos los momentos que podrían haber dado una envergadura dramática suficiente al relato como para que al menos nos importase la odisea por la que pasa Cassie. Ya tras su prólogo nos queda claro que lo que parece interesarle al guión son más las reflexiones superficiales –la utilización de la voz en off no podría resultar más intrascendente- que indagar realmente en lo que suponen esas vivencias para ella y el resto del personajes.

Eso va agigantándose a medida que se suceden las desgracias, pues por sí mismas carecen de fuerza y la acumulación lo único que provoca es que todo resulte de lo más cansino. De hecho, eso agudiza nuestra capacidad para detectar los lugares comunes que encima utiliza de mala manera, pero hay una cantidad notable de agujeros que se solucionan mediante casualidades forzadas o simplemente avanzando la historia esperando que nadie se preocupe de que lo que acaba de suceder no tiene ningún tipo de sentido.

Eso sí, el absurdo definitivo está en la revelación de las motivaciones de cierto personaje –ninguno de los giros funciona realmente, pero este en concreto… tela-. Ya de por sí resulta forzado y casi risible, pero es que encima es el único cuyas motivaciones realmente intentan explicar. Hasta ahí podría decirse que es algo bueno, pero la cosa cambia cuando se cometen tales insensateces que la incredulidad es la única reacción posible ante lo que te están intentando vender. Creo que todos entendemos el motivo de hacerlo, pero podrían haberse esforzado al menos un poco para que no fuera tan absurdo.

’La quinta ola’, un penoso desastre

Se me ocurren muy pocas formas para intentar limitar los daños de ese despropósito de guión, pero el director J Blakeson, responsable de la estimable ‘La desaparición de Alice Creed’ (The Disappearance of Alice Creed), es incapaz de insuflar energía alguno al relato, desaprovechando los momentos más espectaculares –tampoco esperéis nada del otro mundo, que se nota que Sony no ha querido gastarse demasiado en ‘La quinta ola’- y resaltando esa sensación rutinaria que mencionaba más atrás durante el resto del metraje.

Al menos me gustaría concederle que el montaje paralelo ayuda a disminuir un poco la sensación de tedio, aunque justo sea decir que se deba únicamente a que así la acción va cambiando de escenario cada poco tiempo. Esto también se contagia a los actores, desde una Chloë Grace Moretz que empiezo a creer que nunca volverá a mostrarnos ese talento del que hizo gala en varias ocasiones cuando aún era una joven promesa hasta un Nick Robinson que durante muchas fases da la sensación de no saber qué está haciendo por ahí, dando otro sentido a que le conozcan por el mote de zombie.

En lo referente a las interpretaciones creo que una parte importante de la culpa es de un Blakeson incapaz de guiar a sus actores para que sepan lo que tienen que transmitir y de un guión sencillamente abominable, pero es que lo más positivo que puedo decir de alguno de ellos es que al menos Liev Schreiber, Maika Monroe, Ron Livingston conservan cierta dignidad, aunque no pude evitar pensar que se debe principalmente a su escasa presencia y que la cosa se hundirá de mala manera si llega el momento de profundizar un poco más en ellos.

En definitiva, ‘La quinta ola’ es el primer bodrio de 2016 que veo y no me cabe duda de que llegarán unos cuantos más antes de dar la bienvenida a 2017. Su horrible guión y su ausente trabajo de dirección son los principales responsables de ello, pero tampoco esperéis ningún tipo de redención gracias a su reparto. Por mi parte os recomendaría evitarla a cualquier precio y, en caso de ir al cine este fin de semana, entrar en la sala donde se estrene la estupenda cinta de la que os hablé el martes, pero vosotros decidís.

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