‘Jóvenes y brujas’ (1996) es, para bien o para mal, un film de culto para toda una generación. Representa muy bien un tipo de cine de terror adolescente acompañando a ‘Scream’ (1996) y propuso una perspectiva que tenía en cuenta las ansiedades adolescentes femeninas, desafiando la idea de los novatos y nerds masculinos y aplicando ideas de ‘El club de los cinco’ (Breakfast Club, 1985) al cine de terror y fantástico. Ahora Blumhouse produce esta nueva ‘Jóvenes y Brujas’ como una secuela.
En realidad, su título original, ‘The Craft: Legacy’, da pistas sobre su única conexión con el film original, por lo que se presenta más bien como un remake de la anterior para adaptar a las nuevas sensibilidades. Es una jugada muy similar a la nueva versión de 2019 de ‘Navidades negras’ (Black Christmas, 1979), una supuesta revisión más feminista que aprovecharía las preocupaciones de la era MeToo para recontextualizar un género que tradicionalmente no se considera muy penado para el público femenino.
Simplificación inocua
Aunque sobre el papel no era una mala idea, Blumhouse erró totalmente el tiro eligiendo para su exorcismo woke un film que en 1974 era en realidad bastante progresista en términos de su visión del empoderamiento femenino, con lo que el lavado de cara era un absurdo que además dejó unos resultados prácticamente televisivos. La nueva ‘Jóvenes y brujas’ profundiza en ese mismo fango sin justificar ni siquiera una postura, ya que el original es de culto por hacer lo difícil en medio de los 90, con más capas de complejidad de lo que aparenta.
Escrita y dirigida por Zoe Lister-Jones, su visión del film de adolescentes con brujas se fija más en la idea que ha trascendido del film de Andrew Fleming, la estampa del póster a cámara lenta y música con la imagen de las cuatro adolescentes marginadas tomando el control. Aquí, esa imagen se traduce en empoderamiento a base de comprar ropa y mostrar su valía para los selfies. Una idea que fuerza la cultura bitchy que trasciende a partir de la comedia adolescente ‘Chicas malas’ (Mean Girls, 2004) y que va dejando las zonas grises de protagonistas con capacidad de decisión, la tragedia implícita del cambio a través del poder y otros temas.
Aquí el quiz de la cuestión se centra en el manejo del bully de la clase y acaba derivando en un enfrentamiento chicas contra el patriarcado con la sutilidad de un episodio de ‘Bola de Dragón’. Hasta ese momento hay una serie de episodios adolescentes construidos a través de clichés, un manifiesto por la banalidad como forma de liberación y una serie de repeticiones del esquema de la anterior que deja más confusión de si es secuela, repetición o un constante homenaje a través de una narrativa totalmente inconexa.
En la línea de 'Crepúsculo'
Se empeña en hacer uso del “we are the weirdos” de la original como slogan dentro y fuera de la pantalla, fantasea con convertir a los hombres en aliados que llamen la atención a sus compañeros de manada y luego trata de hacer una lección moral sobre forzar nuestra forma de pensar o sentir a los demás. Mientras, reduce la personalidad de sus personajes principales a la etnia o la capacidad de ponerse la ropa que le apetezca. Francamente devastador frente a la valentía con la que la original cuestionaba a sus propias chicas malas.
En cuanto al fantástico o el terror, la presencia de la categoría en la descripción de sus fichas en imdb acaba siendo circunstancial, cuando no una guasa que rivaliza con ‘Crepúsculo’ (2008) a pesar de hacer referencias directas a la misma, haciendo sospechar que hay más influencia de esta que de la primera parte. Pero incluso la saga de Edward Cullen tenía más hombres lobo y vampiros peligrosos que este amago de mala telenovela juvenil de Disney Channel con montaje errático y música post new age.
Afortunadamente, la ‘Jóvenes y Brujas’, la original, ha influenciado más de lo que puede presumirse y su estatus de film de culto ha dejado huela en películas como 'Nación Salvaje' (2018) o ‘Chronicle’ (2012), que en realidad cuentan la misma historia cambiando los poderes de la brujería por el de los superhéroes. Si buscas una reimaginación de la primera con fuerza, elementos de fantástico y terror, cualquier episodio suelto de ‘Las escalofriantes aventuras de Sabrina’ (The Chilling Adventures of Sabrina, 2018-2020) o la sorprendente ‘Motherland: Fort Salem’ (2020-) son una opción con más potente que esta desangelada y barata falsa secuela que hace perder un poquito más de la poca credibilidad que le queda a Blumhouse.
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