Tener varias franquicias de éxito es una de las principales obsesiones de los grandes estudios de Hollywood, siendo ese el principal motivo de que cada dos por tres intenten relanzar las que llegaron a serlo en el pasado. De hecho, no es realmente decisivo que el primer reboot no esté económicamente a la altura de lo esperado, pues Ben Affleck ya protagonizó hace algo más de una década la aceptable 'Pánico nuclear' ('The Sum of All Fears', Phil Alden Robinson, 2002), cinta cuya recaudación prácticamente triplicó su presupuesto de 68 millones de dólares. Sin embargo, no fue suficiente para que Paramount es esforzase demasiado para seguir contando con Affleck para nuevas aventuras de Jack Ryan.
Eso sí, en Paramount tenían muy claro el potencial comercial del personaje creado por Tom Clancy, por lo que pasaron pocos años hasta que empezaron a tantear la posibilidad de un nuevo relanzamiento, no tardándose mucho en confirmarse que Chris Pine iba a ser el cuarto Jack Ryan cinematográfico, mientras que Kenneth Branagh llegó más tarde a la silla de director como sustituto de última hora de Jack Bender. Un caballo ganador sobre el papel, pero a la hora de la verdad 'Jack Ryan: Operación Sombra' ('Jack Ryan: Shadow Recruit', 2014) se ha convertido en un mediocre y aséptico pasatiempo cuya existencia no resulta para nada ofensiva, pero sí completamente irrelevante.
Un héroe sin carisma
La participación de Chris Pine en 'Star Trek' (J. J. Abrams, 2009) nos hizo pensar a muchos en la posibilidad de tener ante nosotros al nuevo gran héroe de acción que el cine venía necesitando desde hace ya muchos años. Sin embargo, en la entretenida 'Imparable' ('Unstoppable', Tony Scott, 2010) ya empezó a verse que podíamos estar ante el caso de un actor que brilla en un personaje concreto, pero que luego no sabe valerse por sí solo --y eso que ahí al menos contaba con la siempre agradecida presencia de Denzel Washington--. La confirmación definitiva la tenemos gracias a 'Jack Ryan: Operación Sombra', donde Pine se revela como un protagonista con un grave déficit de carisma, algo particularmente grave, ya que tampoco es un actor demasiado dotado.
Siendo justos, el personaje de Jack Ryan tampoco había sido un papel que permitiese grandes lucimientos a Alec Baldwin –meramente correcto y totalmente eclipsado por Sean Connery en 'La caza del octubre rojo' ('The Hunt for Red October', John McTiernan, 1990)--, Harrison Ford –cumplidor y poco más en 'Juego de patriotas' ('Patriot Games', Phillip Noyce, 1992) y 'Peligro inminente' ('Clear and Present Danger', Phillip Noyce, 1994)-- o Ben Affleck –intrascendente en 'Pánico nuclear'--, pero en el caso de Pine resulta especialmente molesta lo inocua que resulta su actuación y lo poco que él hace para evitarlo.
Ryan se convierte aquí en un héroe de diseño de una película, como ya bien comentaba mi compañero Pablo, sin identidad y el protagonista de 'Star Trek: En la oscuridad' ('Star Trek Into Darkness', J. J. Abrams, 2013) simplemente se deja llevar confiando en que su mera presencia sea más que suficiente para que el público conecte con sus tópicos y poco trabajados intentos --¿el gran villano dejándose convencer con una borrachera de baratillo para que nuestro protagonista se vaya por ahí y haga y deshaga a su antojo?-- para sacarlo adelante. Algo que también conecta con su pobre resurrección tardía de la guerra fría con Rusia, añadiendo al lote los problemas con Afganistán para intentar darle más entidad a un conjunto que carece completamente de ella.
'Jack Ryan: Operación Sombra', un thriller vulgar y anodino
Me encuentro entre los admiradores de Kenneth Branagh, un hombre con talento tanto para la dirección como para la actuación, pero su carrera hace ya unos años que está muy por debajo de lo que demostró en su momento. En el caso que nos ocupa resulta más molesto el hecho de que apueste por una puesta en escena en la que su personalidad únicamente se sospecha gracias a su buen hacer con las cámaras durante los primeros compases, ya que luego se deja llevar por el tono formulario imperante. Mejor funciona su también algo desapasionado acercamiento al rol de ruso malvado y vengativo, siendo el pobre guión de Adam Cozad y David Koepp lo que desluce su más que digna actuación.
Con un villano progresivamente de chichinabo --cuanto más avanza el metraje, menos temible resulta--, apenas una trama con gancho podría salvar a la propuesta, pero este reboot carece de profundidad o cualquier tipo de aspiración que vaya más allá de las ya cansinas tramas de terrorismo económico --y mejor no entremos en su rancia y casi inexistente lectura política--, donde la acción se deja de lado --apenas hay un par de escenas que merezcan ser consideradas como tales-- en beneficio de los personajes. Una buena idea a priori, pero si tampoco te esfuerzas ahí lo que queda es una bonita y efectivs mediocridad en la que poco importa que tanto Keira Knightley como Kevin Costner se esfuercen más de lo habitual en casos así, pues es algo que apenas llega a notar el espectador por su absoluta intrascendencia.
En definitiva, 'Jack Ryan: Operación Sombra' es un reboot que no deja con ganas de volver a ver en acción a su personaje, un entretenimiento tremendamente fallido que está casi en todo momento al borde de hacer que nos aburramos en nuestra butaca y un thriller anodino que no nos ofrece nada que no hayamos visto ya contado en infinidad de ocasiones mucho mejor. Lo más positivo que puede decirse es que en ningún momento resulta ofensiva, pero se encuentra tan cómoda en su mediocridad que eso bien poco importa.
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