Hace ya mucho tiempo que ir a ver el estreno de una película de Woody Allen se ha convertido en una tradición anual ineludible para cualquier cinéfilo que se precie de serlo. La única pega de esa envidiable regularidad es que resulta imposible que todas sus películas estén tan inspiradas como nos gustaría, pero también cuesta mucho encontrar alguna que realmente se pueda catalogar como una pérdida de tiempo, y eso si es que hay alguna que lo es.
Sin embargo, eso no quiere decir que haya que aceptar sin más todo lo que haga y creo que lleva ya unos años sin terminar de dar en la diana, ya que ‘A Roma con Amor’ (To Rome with Love) era un pasatiempo irregular, Cate Blanchett impedía que ‘Blue Jasmine’ cayera en la mediocridad y ‘Magia a la luz de la luna’ (Magic in the Moonlight) acabó siendo un poco insípida en lugar de esa delicia que parecía que iba ser. Por desgracia, con ‘Irrational Man’ también me ha dejado insatisfecho pese a no ser una mala película.
’Irrational Man’, un cóctel mal agitado
Allen ha demostrado un gran interés por los dramas criminales a lo largo de su carrera –no son pocos los que dicen que la excelente ‘Match Point’ es su última gran película- y en cintas como la estupenda ‘Misterioso asesinato en Manhattan’ (Manhattan Murder Mystery) –su obra que más veces he revisionado sin cansarme nunca de ella- demostró una gran habilidad para introducir un crimen dentro de su indiscutible talento para la comedia. ¿Por qué entonces ‘Irrational Man’ fracasa de forma notable a la hora de unir la ligereza de su lado como comedia romántica con su vertiente criminal?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el romance entre los personajes interpretados por Joaquin Phoenix y Emma Stone transmite más por el trabajo de los actores que por la capacidad de Allen para darle un fondo que realmente te atrape. Obviamente, hay diálogos inspiradas aquí y allá –eso es lo mínimo que Allen siempre nos regala en cada uno de sus trabajos-, pero la resistencia del primero a ceder a la evidente tentación que representa su alumna encaja más para definir su propio vacío existencial, algo evidente porque los daños colaterales –ella tiene novio- de su peculiar relación nunca llegan a transmitir nada más que la sensación de estar alargando lo inevitable.
La cuestión es que Stone y Phoenix sí tienen química, pero Allen supedita en exceso el personaje de ella al de él. No me refiero únicamente a los avances románticos que él rechaza repetidamente, sino al hecho de la doble utilización de la voz en off, con Phoenix para describir sus dudas y con Stone a modo de comentario de la actitud de él y cómo se siente al respecto. Es ahí donde surge un problema de indefinición en el tono de ‘Irrational Man’ que se agiganta cuando él comete ese acto significativo que se menciona en el tráiler –y que no menciono de forma directa por eso de los spoilers- sin que Allen sepa hacer que ambas realidades encajen de forma correcta la una con la otra.
La banalidad del mal según Woody Allen
Un delito es lo que devuelve las ganas de vivir a Abe Lucas, el personaje interpretado por Phoenix, y precisamente uno de los elementos que daba más juego es el hecho del nulo sentimiento de culpa y cómo pasa de ser alguien perdido en la vida a una persona con una vitalidad envidiable. El actor sabe reflejar a la perfección ese cambio a través de su actuación, tanto como en unos ligeros cambios en la expresión no verbal como en su actitud ante todo y lo que yo estaba deseando era que Allen profundizara un poco más en ello en lugar de contentarse con un acercamiento más o menos superficial con, no puedo negarlo, cierto subtexto.
Lo cierto es que esa apuesta por parte de Allen no resulta sorprendente a poco que uno esté familiarizado con su obra, pero sí que se echa en falta esa chispa propia de otros trabajos suyos que aquí en parte queda dañada por los avances paralelos de Stone para descubrir lo que ha hecho y la forma en la que lidian con ello. Aquí hay algún detalle jugoso, pero Allen no sabe o no quiere ir un poco más allá en su acercamiento a la banalidad del mal y confía demasiado en ese elemento azaroso que no siempre funciona igual de bien.
Bien es cierto que Allen no tenía ninguna necesidad de profundizar, pero a lo largo de todo el metraje hay un extraño choque entre ligereza y reflexión, algo que se refuerza a través de la mención de diversas obras que sirvan como elemento de referencia al dilema moral que se plantea. De lado voy a dejar que la escena resorte de ‘Irrational Man’ parece salida de otra película, porque, bueno, hace falta que sea así para conseguir el efecto deseado en Abe.
Al final lo que queda es la fuerte sensación de que Allen ha reciclado elementos que ya había utilizado con anterioridad en varias ocasiones y lo hace de una forma en la que sólo aporta apuntes sueltos interesantes y un dúo protagonista muy inspirado –Parker Posey también cumple muy bien, pero su personaje me resulta más una molestia que cualquier otra cosa-, pero el conjunto deja un sabor primero a simple repetición temática y segundo a oportunidad perdida en su lado más reflexivo.
En definitiva, Woody Allen demuestra con ‘Irrational Man’ que sigue en horas bajas, pero afortunadamente eso no se traduce en una mala película, ya que es llevadera, tiene momentos inspirados y Joaquin Phoenix y Emma Stone demuestran su talento aunque ambos estén a un nivel inferior al que sabemos que pueden dar. Algo es algo.
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