Ni el más recalcitrante fan del dúo cómico formado por Will Ferrell y John C. Reilly podrá decir que este es el mejor de sus trabajos juntos (de hecho, es el peor: no solo estaban más entonados en 'Pasado de vueltas' y 'Hermanos por pelotas', sino que en ambos casos la calidad general de las películas -especialmente la obra maestra de 2008 de Adam McKay- era muy superior). Sin embargo, las críticas negativísimas, el 0% en Rotten Tomatoes que ostentó una temporada o las noticias de gente abandonando las salas en masa parecen un poco salidas de madre.
Es indiscutible que 'Holmes y Watson' no es una película redonda: hay gags que no deberían haber pasado el corte o, al menos, deberían haber sido moderados en la mesa de montaje. La puesta en escena es infinitamente más plana que las curiosas propuestas que a veces presenta McKay, siempre redundando a favor de la chanza. Ferrell y Reilly no están tan sueltos como en otras ocasiones, aunque exhiben alguna improvisación de antología. Algunos recursos humorísticos (los anacronismos menos afortunados, el soso número musical y la graciosísima pero al final algo repetitiva parodia del "flujo de pensamiento" del Holmes de Guy Ritchie) se agotan por insistencia. Y las concesiones a la comedia mainstream (moraleja, trama romántica), pesan más que en otras ocasiones.
Sin embargo, el ensañamiento ha sido excesivo: desde echarle en cara errores técnicos propios de cine amateur (que yo no he detectado) a calificarla como la peor película del año, cuando sin ir más lejos, entre las nominadas a los Oscar había alguna que otra más merecedora de ese calificativo. 'Holmes y Watson' es una comedia a ratos facilona, sí, a veces menos trabajada de lo que nos tienen acostumbrados Ferrell y Reilly, pero sin duda merecedora de algo más de cariño. Como mínimo, por parte de los fans de su sofisticada mezcla de parodia, exceso y chistes de parvulario.
Sus problemas posiblemente puedan ser achacados a su director y guionista Etan Cohen, de cuyo nombre no vamos a hacer comentarios porque, como es fácil suponer, ya ha aguantado todas las variaciones posibles. Entre sus logros está la dirección de la simpática 'Dale duro', con el propio Ferrell y Kevin Hart, así como los guiones de 'Idiocracia', 'Tropic Thunder' o 'Men in Black 3'. Nada especialmente revolucionario, pero desde luego sí denota una carrera de alguien comprometido con la comedia y medianamente conocedor de sus resortes. Con todo, y junto a 'Tropic Thunder', esta podría ser su mejor película.
En esta ocasión, Holmes (Ferrell) y Watson (Reilly) son el detective y su fiel compañero, con los atributos que la leyenda adjudica a ambos. Cerebral, extremadamente inteligente, casi robótico uno; y afable, humano e impulsivo el otro. La trama les lleva a enfrentarse a la eterna némesis del mejor detective del mundo, Moriarty (Ralph Fiennes, criminalmente desaprovechado) y a hacer equipo con una doctora procedente de Boston (Rebecca Hall).
'Holmes y Watson': Deliciosamente holmesiana
El gran arma cómica de 'Holmes y Watson' es, posiblemente, el anacronismo. Es de ahí de donde salen los mejores momentos, sobre todo porque está enmarcado, siguiendo las lecciones del mejor Mel Brooks, en un trabajo de ambientación y vestuario francamente conseguido. Por eso funcionan chistes como el del telegrama borracho como si fuera un mensaje a deshoras ("¿Qué llevas puesto? Stop"), el selfie con la reina o el gimnasio para caballeros.
Lo curioso es que tras la capa de parodia victoriana y la ametralladora de gags hay un singular conocimiento de las personalidades de Holmes y Watson que hará las delicias de los fans del personaje, sobre todo porque las parodias e imitaciones de Holmes datan de sus propios orígenes, siendo algunas de ellas contemporáneas de la publicación de sus aventuras en el 'Strand'. Por eso Ferrell y Reilly consiguen lo impensable: que sus Holmes y Watson entren en el canon de encarnaciones de la creación de Conan Doyle. El primer desenmascaramiento de Moriarty y la identidad de éste, que se mantiene durante toda la película en contra de lo que piensa la policía, es pura fantasía holmesiana. Salpimentado con chistes sobre onanismo compulsivo, eso sí.
'Holmes y Watson' no es, como no lo es ninguna película de Ferrel y Reilly, una comedia para todos los gustos. Hay un gag (glorioso, una virguería de humor cuesco) que consiste, simplemente, en que Holmes tiene arcadas delante de un cubo durante varios minutos. Hay cadáveres llenos de merengue y hay una estupenda coda, negrísima, sobre el Titanic y su nunca desvelada relación con John Watson. Todo ello conforma una película a la que le habría venido bien un director quizás más capacitado para dirigir a las dos fuerzas de la naturaleza que la protagonizan pero que, con todo, deja para la posteridad una caricatura holmesina que ni remotamente merece ser recordada como una de las peores películas de 2018.
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