HBO decidió confiar en Ramin Bahrani para ocuparse de la nueva adaptación de ‘Fahrenheit 451’ que hoy estrena la cadena norteamericana. La influyente novela de Ray Bradbury ya había dado el salto al cine en 1966 con una notable película dirigida por François Truffaut, pero desde entonces lo más destacable fue una versión teatral en la que participó el propio escritor. Demasiado tiempo sin que el cine o la televisión volvieran a acercarse a ella.
Esta nueva adaptación llega precedida de un frío recibimiento en el Festival de Cannes, donde tuvo lugar su presentación mundial. Hoy 19 de mayo es cuando finalmente se estrena en HBO -aunque en España aún tendremos que esperar hasta mañana- y me encantaría deciros que se trata de otro gran acierto por parte de la cadena, pero lo cierto es que estamos ante una puesta al día insuficiente que quema con demasiada rapidez sus escasas virtudes.
De más a mucho menos
Han pasado ya 65 años desde la publicación de la novela original de Bradbury y lo cierto es que las ideas planteadas en la misma no solamente no han sido jubiladas, sino que siguen igual de vigentes en la actualidad. Sin embargo, las formas de plantearlas sí que requerían de una conveniente actualización para ajustarlas mejor a los tiempos que corren y los grandes adelantos tecnológicos que ha habido en todo este tiempo.
Eso es algo que Bahrani sabe reflejar con acierto en sus primeros minutos, trasladando los progresos de la tecnología para convertirlos en un arma inmejorable para el control de las masas. Sin embargo, esta nueva adaptación no cae en el error de saturar por esa vía para ocultar o matizar otros aspectos, ya que no deja de ser una carta de presentación para justificar de entrada la necesidad de regresar sobre ‘Fahrenheit 451’.
Por mi parte, no tengo problema en adoptar el original literario de cualquier obra como referente en lugar de modelo a seguir al pie de la letra. Eso es algo que ya sucedía en la versión de Truffaut y que Bahrani opta por potenciar a través de la relación de su protagonista -correcto Michael B. Jordan- con dos personajes: su mentor -vigoroso Michael Shannon pese a ciertos detalles del guion- y una rebelde –intrascendente Sofia Boutella- que le hace replantearse todo lo que había asumido como cierto hasta entonces.
Es en ese último punto donde empiezan a surgir los problemas que van desvirtuando cada más el telefilm que nos ocupa, ya que su primer acto cumple con lo que propone: un futuro en el que los bomberos se dedican a destruir todos los libros que encuentran a su paso, deteniendo a aquellos que se salen de la doctrina oficial. Esos minutos se apoyan en la química entre Jordan y Shannon, presente tanto cuando se trata de diálogos en función de lo que sucede como cuando entra en escena un elemento más físico.
Desvirtuando la grandeza de ‘Fahrenheit 451’
Todo ello recuerda un poco a la dinámica que estableció Bahrani entre Andrew Garfield y el propio Shannon en ’99 Homes’, lo único que aquí en lugar de ir acercándolos ideológicamente los va alejando. Para ello echa mano de algunos recursos narrativos que no termina de saber utilizar de forma acertada, en especial lo referido a los flashbacks de la infancia del protagonista, dañando así la fuerza que debería tener ese despertar interior del personaje.
Mi compañera Esther comentaba que estábamos ante una adaptación superficial y no me queda otra que darle la razón, pero no tengo tan claro que sea para complacer a todo el mundo como por el hecho de estar enfrentándose a un reto tan grande que la solución fácil era recurrir a los elementos más genéricos propuestos por Bradbury. Y es que sus ideas están ahí pero presentadas de tal forma que casi parecen más expresadas por alguien que ha leído su novela sin tener ningún tipo de bagaje previo en este tipo de temas.
La gran consecuencia de esto es que ‘Fahrenheit 451’ quema muy rápido las escasas propuestas que tiene para actualizar el relato de Bradbury y acaba optando por un camino en el que es muy fácil desconectar porque uno es consciente de que te están vendiendo algo como trascendental pero no están haciendo ningún esfuerzo reseñable para que se sienta así. Han desvirtuado un material de primera por no molestarse en intentar hacernos pensar. Curioso que justo cometan ese error aquí.
En definitiva, la ‘Fahrenheit 451’ de HBO es una adaptación decepcionante que arranca planteando una puesta al día curiosa pero luego no sabe qué hacer exactamente con eso y opta por buscar el mínimo común con el original literario para intentar no molestar a nadie. El resultado es una actualización muy débil que además enmascara varios de los puntos fuertes de la novela de Bradbury. Muy olvidable.
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