‘¡Porque lo digo yo!’ (‘Because I Said So!’), intenta mostrar el encanto que se oculta bajo las manías de Daphne, una madre demasiado controladora y protectora. Diane Keaton interpreta a esta mujer que ha criado a tres hijas y que no consigue ver que su vida está completa. La causa, según ella, es que la pequeña de sus hijas (Mandy Moore) aún no se ha casado, pero todas pueden adivinar que el verdadero vacío está en ella misma.
La película comienza con la boda de una de las chicas (Lauren Graham) para pasar inmediatamente a la de la siguiente (Piper Perabo). Cuando parece que la tercera y protagonista va a contraer matrimonio, nos damos cuenta de que en realidad sólo se trata de una boda que ha preparado, pues tiene un negocio de cátering. Como la madre ve que su pequeña no consigue una relación estable, decide buscarle ella un buen novio llegando así al colmo de lo que una madre se puede meter en la vida de su hija. Daphne pone un anuncio en Internet con todas las características que, según ella, debería tener el yerno perfecto. Y comienza a entrevistarse con hombres jóvenes, a cual más desagradable. En el bar donde los cita, un apuesto músico se ha fijado en ella y entablan una conversación. Inmediatamente aparece el candidato ideal y Daphne arregla una cita para que su hija lo conozca sin que sepa que todo está preparado. Pero el músico también hará lo posible por conocerla, aunque la madre no lo considere recomendable. A partir de aquí todo es bastante previsible. Ya que se trata de una comedia romántica podría serlo y no pasaría nada, pues en casi todas estas películas ya se sabe quién va a acabar con quién y no es el misterio lo que hace que sigamos viéndolas. Lo que sí tendría que haber es algo de emoción romántica y de humor. Aquí no hay demasiado de ninguno de los dos ingredientes. El film comienza más o menos bien, pero se va desinflando cuando entra en un desarrollo que no da para mucho.
Quizá el mayor problema, causante de que no se produzca esa emoción romántica, es que la película no sabe con quién quedarse. El punto de vista y el protagonismo va cambiando constantemente entre el personaje de Keaton y el de Moore. Si bien en algunos momentos parece que es la vida de la hija la que nos tiene que interesar y emocionar, en otras ocasiones parece que toda la historia estuviese contada como una excusa de hacer ver a la madre que ella era la que necesitaba un cambio y a la que le vendría bien encontrar el amor. Si se hubiese colocado una de las dos historias como trama principal y la otra como subtrama, ambas resultarían efectivas, pero está claro que no han sabido decantarse por ninguna y ese constante cambio no favorece la identificación.
El humor está buscado, no se puede decir que no se hayan intentado crear situaciones cómicas, pero no termina de cuajar. Los momentos más graciosos quizá serían aquellos en los que Daphne se encuentra porno en Internet y se hace un lío con los cables del teléfono y otros utensilios. Pero quitando eso, tampoco hay nada especialmente hilarante.
Diane Keaton, maravillosa siempre, aquí está algo sobreactuada y pasada en histeria y comportamiento absurdo. Las demás actrices resultan correctas.
El director es Michael Lehmann, autor de ‘40 días y 40 noches’ y de ‘La verdad sobre perros y gatos’, así como de muchas series de televisión. Ambos títulos me parecen superiores al presente. El guión es de Karen Leigh Hopkins (‘Quédate a mi lado’) y Jessie Nelson (‘Yo soy Sam’, ‘Historia de lo nuestro’).
En definitiva: una comedia más, que no es especialmente graciosa ni entretenida, pero que tampoco causa irritación. Como muchísimo, se podría decir que es un producto para pasar el rato.
Aquí se pueden ver el trailer y las biografías de las actrices.
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