Especial Paul Newman: 'Comando secreto' de Jack Smight

Cuando en este especial, dedicado a la figura del actor Paul Newman, nos detuvimos en la lamentable ‘Samantha’ (‘A New Kind of Love’, Melville Shavelson, 1963) como uno de los puntos más bajos del impresionante actor, ahora le toca el turno a una de sus interpretaciones menos recordadas, y también menos queridas. ‘Comando secreto’ (‘The Secret War of Harry Frigg, 1968) le reúne con Jack Smight, con quien ya había trabajado en la sensacional ‘Harper, investigador privado’ (‘Harper’, 1966), film muy alejado del presente, más comedia que otra cosa.

‘Comando secreto’ se realiza en una época en la que Paul Newman ya era prácticamente intocable, una estrella en todo su esplendor que gozaba de un respaldo crítico considerable más una aceptación popular fuera de toda duda. La oportunidad, en ese contexto, de interpretar un personaje puramente cómico, no se le escapó al actor que no había desarrollado al cien por cien sus aptitudes para la comedia. Lo malo del asunto es que lo hizo en un film bastante simple, algo desconcertante por el tono, y en el que se dedicó a hacer continuamente el tonto, sabedor de su condición de gran actor del Actor´s Studio.

Con la Guerra de Vietnam empezada, en Hollywood se hicieron una serie de películas bélicas con un claro tono cómico, destinadas a entretener sin más, ofreciendo una mirada con algo de ironía sobre las contiendas bélicas. El Harry Frigg del título original es un soldado raso que ha logrado escaparse de cualquier tipo de prisión, poniendo continuamente en jaque a sus carceleros. Será reclutado por el alto mando para una misión algo suicida: rescatar a cinco generales que han sido capturados en Italia mientras estaban en una sauna descansando (¿¿??), hecho con el que da comienzo la película, marcando así cierto tono disparatado en su trama.

Desenfado y simpleza

Frigg será ascendido de inmediato a general para desempeñar dicha misión. La secuencia en sí es de lo más delirante con Newman poniendo caras y posturas de lo más irritante, con cierto halo de superioridad actoral. Es la peor herencia de los actores de método, errores en los que también acería otro coetáneo, Marlon Brando, llegando a niveles aún peores. Newman se pasea por delante de la cámara como si fuera el rey. Y lo era, esa es la verdad, pero los tics en esta película juegan en contra de un personaje, por otro lado, mal dibujado. Lo mismo sucede con el resto.

Una vez en Italia, y haciendo que lo hagan prisionero, Frigg pasa a ser compañero de los cinco generales aliados que están a disposición del ejército italiano antes de que éste se rindiese ante los aliados. El recién ascendido general llega allí con las ideas muy claras sobre la fuga, hasta que hace acto de presencia el personaje femenino al que da vida la actriz europea Sylva Koscina y que, al menos, aporta algo de calidad al conjunto al demostrar una buena química con Newman. La historia de amor que enturbia la misión en plena contienda y que, argumentalmente, navega por lugares comunes al establecerse las sempiternas reflexiones sobre la seducción y el poder de la mujer.

Una primera parte totalmente cómica da paso a un último tramo, con los nazis en escena, que se vuelve más dramático y también más interesante, ya que los prisioneros son trasladados a un campo de concentración de verdad. Del mismo deberán fugarse nuestros héroes que ahora tienen de su lado al nuevo general italiano que antes les tenía de prisioneros. Un apunte realmente irónico, antes era un enemigo, ahora es parte fundamental de la fuga. Smight maneja ese tramo con buena mano, para al final sucumbir de nuevo a la comedia tonta y disparatada. Por supuesto el amor triunfa en un final demasiado perfecto.

Quién sabe si esta película le ofreció la oportunidad de relajarse completamente a Paul Newman antes de enfrentarse al reto de su primera película como director.

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