'Prisioneros' ('Prisoners', 2013) fue la gran presentación para los espectadores de Denis Villeneuve, un director que ya gozaba de cierto prestigio gracias a la nominación al Oscar a la mejor película de habla no inglesa conseguido con 'Incendies' (2010), su cuarto largometraje. Además, no fueron precisamente pocos los que la reivindicaron como una de las mejores películas del año pasado –cerca se quedó también de entrar en mi lista de películas favoritas de 2013-- y la curiosidad hacia 'Enemy' (2013), su siguiente trabajo tras las cámaras, era bastante elevada.
Villeneuve apuesta de nuevo en 'Enemy' por Jake Gyllenhaal, un actor con mucho talento que no terminaba de encontrar un papel que terminase de ponerle al nivel de aquellos actores que con su mera presencia ya despiertan tu curiosidad en esta adaptación de la novela de José Saramago. Estoy convencido de que eso va a cambiar gracias a 'Enemy', un título que él mismo vende como la cinta más rara en la que ha participado cuando justamente es esa querencia por lo extraño lo que limita las, eso sí, innegables virtudes de la película.
La fuerza de 'Enemy'
Hay películas que demandan toda tu atención para poder disfrutar con su visionado y 'Enemy' es una de ellas, ya que Villeneuve ha creado una obra en la que hay que estar atento a infinidad de detalles para poder hacernos una idea bien fundada de lo que estamos viendo. El propio director quiere jugar al despiste con este punto, dejando así vía abierta para que cada uno de nosotros extraigamos la conclusión que queramos, pero lo cierto es que hay infinidad de pequeñas pistas a lo largo de su ajustado metraje que limitan sobremanera esa posibilidad.
Dejando de lado esa incógnita –prefiero no entrar por ahora en spoilers-, en lo que realmente destaca 'Enemy' es en la poderosa, misteriosa y enrarecida atmósfera creada por Villeneuve para atraparnos en la compleja tela de araña que crea alrededor de dos personas idénticas que no terminan de saber cómo reaccionar al conocer la existencia del otro. ¿Una oportunidad, una amenaza o la mezcla de ambas cosas? Sea cual sea, la otra gran clave son las dos magníficas interpretaciones de Gyllenhaal, quien consigue diferenciar de forma clara al personaje que está dando vida en cada momento de una forma increíblemente sutil.
No quisiera que suene como algo negativo, porque no lo es en este caso, el decir que el resto del reparto son meros complementos para lo que Villeneuve y Gyllenhaal quieren contarnos, pero esa es la realidad, ya que 'Enemy' es la historia de Adam y Anthony y cómo sus vidas están condenadas a confluir. La tensión va creciendo a medida que esto sucede y el magnífico y opresivo trabajo de puesta en escena de Villeneuve ayuda a que seamos más proclives a pasar por algo la innecesaria tendencia de la película a complicarlo todo más de la cuenta, expulsando así de la misma a todo aquel que no haya quedado irremediablemente atrapado por su influjo.
La cuestión es que 'Enemy' es un puzzle que uno mismo ha de ordenar en su cabeza para poder disfrutar de lo que hemos visto en pantalla y eso es muy difícil conseguirlo durante su visionado. No serán pocos los que desprecien la película sin más ante la imposibilidad -o la falta de ganas- de atar cabos por su cuenta, pero también los habrá que alaben de forma desproporcionada sus méritos. Yo me sitúo en un punto intermedio, aunque tirando mucho más hacia lo segundo y para que veais que mi cerebro hizo su tarea, a continuación os dejo lo que yo entendí que es 'Enemy'. Ojo, que hay spoilers.
Mi visión de la película
Vaya por delante que he leído varias teorías, es probable que haya otras explicaciones válidas e incluso puede que Villeneuve haya incluido alguna escena deliberadamente indescifrable para fomentar las discusiones hacia una propuesta tan fascinante como 'Enemy'. Sin embargo, considero que solamente hay una forma de entender lo que sucede que realmente va encajando los datos que se nos van dando de forma paulatina: Adam y Anthony son en realidad la misma persona.
Si prestáis atención en todo momento, recordaréis que Isabella Rossellini comenta a Adam que abandone de una vez su sueño de ser un actor de tres al cuarto, exactamente la profesión de Anthony. Anthony lleva justo 6 meses sin visitar ese misterioso lugar -el club de striptease del inicio-, casualmente la novia de Adam está embarazada de ese mismo tiempo y además la araña que aparece al final para desconcierto general ya aparece en realidad durante los primeros minutos.
Lo que no tengo del todo claro es si la película quiere limitarse a captar la dualidad del protagonista o si también desea incidir en el problema sexual que padece y que en principio llega a su final con el violento accidente de tráfico en el que desaparece Anthony y la novia/amante de Adam. Sea cual sea el caso, estoy muy de acuerdo con mi compañera Lucía al señalar que la crisis de identidad y el miedo al compromiso masculino son dos de los grandes ejes de 'Enemy'.
Tampoco creo que sea casualidad la pareja con la que se presenta a los dos yo de Gyllehaal y que justo oigamos a la novia de Anthony preguntando a Adam haciéndose pasar por Anthony que cómo le ha ido en clase. Se ha completado su viaje interno y ha encontrado un delicado equilibro que podría saltar por los aires en cualquier momento, y el propio final anticipa que eso podría estar sucediendo ya.
En definitiva, 'Enemy' es una vivencia que te mantiene fascinado durante su visionado y que te ofrece suficientes estímulos para convertirse en ese título que nunca se salga del todo de tu cabeza porque quieres darle una forma concreta para poder asimilarla igual que el resto de películas que vemos en nuestro día a día. Tiene sus fallos, pero merece la pena verla y digerirla a fuego lento antes de emitir un veredicto contundente del que puede que acabemos arrepintiéndonos.
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