'Enemigo Mío', ciencia-ficción para ver en familia

'Enemigo Mío', ciencia-ficción para ver en familia
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Películas de propósito antibelicista hay muchas, y podemos destacar 'Remordimiento', 'Senderos de Gloria', 'MASH', 'Gallipoli', 'Platoon'... Pero lo que muchos no saben es que hay un film de ciencia-ficción que muestra de igual forma el sinsentido de la guerra con igual efectividad. Se trata de 'Enemigo Mío', una película de 1985 injustamente olvidada, dirigida por Wolfgang Petersen, un cineasta alemán que por aquel entonces tenía mucho prestigio gracias a 'Das Boot', una excelente película de submarinos, aunque en los últimos años ande generalmente perdido en su estilo. Hay que aclarar que lo que Petersen se encontró cuando cogió las riendas de este proyecto, fue un aparatoso rodaje inacabado que había pasado por las manos de Richard Loncraine, tras plantearse David Lynch como director.

En un futuro incierto, se describe una guerra entre la Tierra y el planeta Dracon por medio del soldado humano Willis Davidge (Dennis Quaid), que en una batalla aérea derriba a varias naves draconianas pero a su vez es abatido por uno de ellos en un fuego cruzado, y termina en un planeta inhóspito y hostil. Se da la circunstancia de que el mismo draconiano que le ha hecho aterrizar forzosamente, también ha sido alcanzado, y sus naves acaban a escasos metros en ese planeta desconocido.

Enemigos por naturaleza, de repente se encuentran totalmente solos en un escenario lleno de peligros, y comprenden que, a pesar de sus diferencias, deben aunar fuerzas para poder sobrevivir. Tendrán muchos altibajos, pero vence la necesidad de subsistir y el descubrimiento de que realmente no son tan diferentes. A esta evolución de personajes, que empieza en el antagonismo y el odio mutuo y desemboca en una amistad sincera, ayuda la magnífica interpretación de Louis Gossett Jr. (el memorable sargento de 'Oficial y Caballero'), que define un draconiano entrañable, sabio y simpático. El clímax, que no desvelaré, es de lo más emotivo

Con una imponente banda sonora de Maurice Jarre, 'Enemigo Mío' se apoya mucho en un guión de Edward Khmara (basado en la estimable novela corta de Barry B. Longyear) consistente y reflexivo por sus diálogos, que no peca de ser más ambicioso de la cuenta, pero sí proporciona una interesante historia sobre la integración de culturas, y medita sobre el absurdo de dos individuos que están destinados a matarse sin conocerse. Es increíble observar la discreta dirección de Wolfgang Petersen, que propone muchos primeros planos y un ritmo relajado, lejos de los blockbusters frenéticos que luego ha realizado.

Funciona mucho mejor la primera mitad, ya que la segunda se desvirtúa un poco y se convierte en una sucesión de persecuciones y explosiones al estilo puramente comercial, que no concuerdan con el mensaje implícito de la película. Cuenta el film con una ambientación un tanto impersonal, que recuerda a la estética limpia y minimalista de '2001: Odisea en el espacio' o 'THX 1138' en interiores, y a ese escenario selvático de 'El Retorno del Jedi' en exteriores. Asimismo, los efectos especiales son algo mediocres (incluso para la época) y por suerte no duran mucho las escenas en las que se requieren.

Con todo, 'Enemigo Mío' es una obra cumbre del cine de ciencia-ficción, una pequeña joya que merece la pena recuperar, aun con sus obvias imperfecciones (sobretodo el final hollywoodiense), pero con una historia inolvidable y que de ninguna manera pierde con el tiempo. Una historia para todos los públicos, bien realizada y bien desarrollada, y con una de las actuaciones más inspiradas de Dennis Quaid, que luego fue una estrella. Un clásico emocionante, que fue un fracaso en taquilla y objeto de indiferencia de la crítica. Como curiosidad, parte de los paisajes son de la isla de Lanzarote.

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