Un vistazo a las películas más taquilleras del curso cinematográfico 2024 cuando aún nos quedan cuatro semanas de estrenos por delante nos permite ver una realidad que confirma una clara tendencia en la industria que lleva repitiéndose desde hace unas cuantas temporadas: las diez cintas con mayor recaudación en todo el mundo son secuelas, y para encontrar un título original que no sea una continuación o una adaptación de material preexistente debemos descender hasta el puesto número 22 de la lista.
No obstante, a pesar de que este escenario, casi apocalíptico, alimenta —tal vez de forma algo justificada— las quejas y las rasgadas de vestiduras de muchos al proclamar la muerte del séptimo arte y la originalidad entre fórmulas y patrones, existe lugar para la esperanza. Un rayito de luz que, como suele ser habitual, y salvo excepciones, hay que buscar lejos de las ataduras de los grandes estudios.
El último ejemplo de esto, que a su vez se alza como una de las grandes producciones de la recta final del año, es la extraordinaria 'Emilia Pérez' de Jacques Audiard. Un ejercicio deslumbrante que logra eclipsar el desbordante talento presente en todos y cada uno de sus departamentos con su principal baza: una libertad creativa tan arrolladora como ilusionante que se sobrepone al hecho de que, al final del día, también está adaptando una novela.
La magia de la libertad
No cabe duda de que la última ganadora del Premio del Jurado en el Festival de Cannes es una cinta muy difícil de clasificar, principalmente debido a su magnético cóctel de géneros. Y es que en sus ágiles 132 minutos hay cabida para el drama LGTBIQ+, el thriller criminal más intenso, el comentario social y algunos de los números musicales más deslumbrantes y originales que se hayan visto recientemente.
La historia de Manitas del Monte, implacable líder de un cartel mexicano atrapado en un cuerpo que no le pertenece, y su proceso de transición y redención personal abre paso a una explosión de sensaciones que bombardea el patio de butacas sin titubear al combinar pasajes tremendamente emotivos, tensos e incluso cómicos —el sentido de la autoconsciencia es envidiable—, unidos sin fisuras empleando como pegamento la música, las coreografías y las interpretaciones de Zoe Saldana y Karla Sofía Gascón, ambas magníficas.
A pesar del éxito indiscutible de 'Emilia Pérez' a la hora de emocionar, si algo me ha terminado enamorando profundamente del valiente trabajo de Audiard y su equipo, eso ha sido su tratamiento visual. La dirección de fotografía de Paul Guilhaume y el diseño de producción de Emmanuelle Duplay se funden en un espectáculo único, con unos trabajos de cámara, planificación y puesta en escena vibrantes que se benefician de la versatilidad de rodar en estudio para bombardear nuestras retinas con imágenes que son un auténtico deleite.
Entre halagos más que merecidos, es de rigor subrayar que 'Emilia Pérez' no es una película perfecta al 100%, siendo su principal tara unos desbarres tonales que pueden chocar hasta el punto de desviar la atención y que quedan perfectamente reflejados en un tercer acto que contrasta en exceso con el resto del metraje, casi pareciendo estar ante un largometraje completamente diferente por lo abrupto del cambio.
Pero esto, en última instancia, es una mancha minúscula dentro de un conjunto fascinante con todas las papeletas para colarse en los tops con lo mejor de 2024 y que deja claro cristalino que el mejor cine que podamos imaginar sigue estando presente. Sólo tenemos que saber hacia dónde mirar.
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