Pocos directores han logrado causar un impacto tan reseñable con su ópera prima como el conseguido por Neill Blomkamp con ‘District 9’ (id, 2009), notable cinta de ciencia ficción en la que mostró las vergüenzas de muchos realizadores de blockbusters de Hollywood contando con un contenido presupuesto de apenas 30 millones de dólares. Su impresionante éxito comercial le abrió las puertas de Hollywood, pudiendo permitirse el lujo de rodar prácticamente cualquier cosa sin que el estudio que financiase su nuevo proyecto tuviese la capacidad poner grandes pegas si no quería correr el riesgo de que Blomkamp fichase por otra major.
‘Elysium’ (id, 2013) fue la película por la que acabó decantándose Blomkamp, una cinta basada en una idea original —aquí habrá muchos que prefieran ponerlo entre comillas dada sus similitudes con otras obras previas— que estaba destinada a convertirse en la consagración de su director. Al contrario que otros casos, daba la sensación de que los sucesivos retrasos en la fecha de estreno de ‘Elysium’ se debían a las dudas de Sony sobre la forma en la que promocionar su estreno, pero la realidad es que estamos ante una cinta terriblemente descompensada que está muy lejos de satisfacer las esperanzas que muchos teníamos depositadas en ella.
Los molestos puntos débiles de ‘Elysium’
Siempre defenderé que el guión es una de los elementos esenciales para que una película pueda convertirse en algo grande, pero también soy consciente de que en determinado tipo de cintas pasa a un segundo plano y la clave es que al menos resulte correcto y funcional para las aspiraciones de la misma. Sin embargo, ‘District 9’ escapaba a esas limitaciones combinando con bastante acierto —había pequeñas cosas criticables, pero nada especialmente grave— espectáculo y una reflexión sobre el racismo. Blomkamp intenta hacer algo parecido en ‘Elysium’ cambiando racismo por otros temas de índole sociológico —la inmigración, el acceso a la sanidad, etc.—, pero el resultado difícilmente podría ser más insatisfactorio, y es ahí por donde la película empieza a mostrar unas debilidades mucho más numerosas de lo esperado.
El recurso de dotar de rasgos mesiánicos a los protagonistas es algo bastante recurrente en las grandes producciones que quieren ser algo más que puro entretenimiento, pero hay que tener mucho cuidado con la forma de exponerlo si no quieres caer en errores que puedan convertirlo en algo molesto —el excederse en la carga religiosa rara vez es un acierto— e incluso contradictorio. Eso es exactamente lo que sucede en el caso de ‘Elysium’, ya que no hay consistencia suficiente en que Matt Damon ejerza como salvador de la humanidad, llegando a ser más interesante cuando le dan ramalazos de egoísmo para intentar salvarse a sí mismo sin importar lo que eso suponga para los demás.
Esta necesidad de redimir al protagonista lleva al Blomkamp guionista a tomar una serie de decisiones bastante lamentables que acaban por cargarse por completo el último acto de ‘Elysium’ y son una carga constante. El primero es la inclusión de un amor de la infancia del protagonista —anodina y a ratos desesperante Alice Braga— que reaparece para que entendamos que sus motivaciones son buenas, reduciéndolo así todo al típico enfrentamiento entre el héroe puro y una villana terriblemente decepcionante, donde además la película acaba perdiendo el norte al saltarse toda lógica para conseguir un clímax emocional que no sólo no transmite nada al espectador, sino que llega a dar vergüenza ajena tanto por la forma de llegar a él como por la ejecución del mismo.
No tengo problemas en reconocer que mis expectativas hacia ‘Elysium’ crecieron de forma exponencial cuando se anunció el fichaje de Jodie Foster, actriz a la que siempre he tenido en alta estima pese a haber participado en algún que otro título de dudoso interés. Lo que nunca hubiera esperado es una interpretación tan monocorde y falta de garra, ya que poner cara de malvada y soltar frases malévolas con cierta altisonancia es un recuerdo que podría haber esperado de algún actor de pacotilla, pero no de ella. Además, la pobrísima paupérrima resolución de su arco argumental poco ayuda a redimir a la doble ganadora del Oscar.
Sospecho que Blomkamp erró por completo al prescindir de la ayuda de su esposa Terri Tatchell para el guión de ‘Elysium’ —y se ve que él también es de esa opinión, pues sí va a contar con sus servicios para ‘Chappie’ (id, 2014)—, ya que sí que se percibe el ímpetu del primero para la acción y la creación de una premisa interesante a partir de la cual puedan crearse unos escenarios muy atractivos a la vista, pero la parte emocional hace aguas por todas partes. Esto no sería un problema tan grave si Blomkamp no se empeñase en potenciarlo a la más mínima oportunidad, poniendo así también en peligro las posibilidades de que ‘Elysium’ fuera una película tan entretenida que uno estaría más abierto a pasar por alto sus fragilidades.
No todo es una decepción
Muy alabado fue el acabado técnico de ‘District 9’, donde se hizo poco menos que un milagro con el presupuesto disponible, y la buena noticia es que Blomkamp decidió mantener a su equipo de confianza, beneficiando eso sobremanera al resultado final de ‘Elysium’ —la única salvedad sería el algo discutible montaje, aunque es hasta cierto punto comprensible vistos los cambios sobre la marcha y el fichaje de una segunda persona en dicho apartado—-. Estamos ante una película poderosa en lo visual que nos deleita con alguna escena de acción particularmente vigorosa como aquella en la se produce un intento de secuestro, aunque falta un foco general, ése que sí había en ‘District 9’, que impida que hablemos de inspiración puntual y no de un conjunto sabiamente hilvanado.
Aunque está lejos de resultar tan convincente como cuando dio vida a Jason Bourne, la presencia de Matt Damon —hubiese sido curioso ver lo que podría haber aportado Eminem al papel— también funciona como un soporte para que ‘Elysium’ no se venga abajo, siendo la enloquecida y excesiva presencia de Sharlto Copley —no podría tener menos que ver con el papel que le tocó en suerte en ‘District 9’ — otro de los grandes aspectos de interés, o al menos lo es hasta que Blomkamp pierde el control durante el tramo final, siendo el personaje de Copley uno de los grandes afectados por ello.
No me gustaría despreciar los intentos de Blomkamp por ir más allá de un blockbuster al uso con ‘Elysium’ —y no tengo dudas en reconocer que nos acercamos con rapidez a un futuro con mucho en común con el que se nos propone aquí—, pero las buenas intenciones sirven para poco si los resultados de las mismas solamente pueden calificarse como de no completamente desastrosos. Me encantaría deciros que, tal y como haría de hablaros de su ópera prima, vais a encontraros con un grandísimo entretenimiento que no se limita a ser sólo eso, pero la realidad es una rastrera traicionera y por ahora no hay película —y dudo que alguna de las que está por llegar logre superarla— que me haya decepcionado más en lo que llevamos de 2013 que ‘Elysium’. Mejor que ‘Aviones’ (‘Planes’, Klay Hall, 2013), el otro gran estreno de esta semana, ya es, pero vaya consuelo más triste es ése.
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