Un abogado (Michael Fassbender) será tentado por la avaricia y por un suculento trato en el narcotráfico que le conducirá a un destino previsiblemente trágico, en el que se verá envuelta incluso su compañera (Penélope Cruz).
La carrera de Ridley Scott bien merece un pensamiento, en términos industriales. Mientras que podía leerse, de manera errónea, 'Prometheus' (id, 2012) como su regreso a la ciencia ficción, terreno añorado por prácticamente la totalidad de sus seguidores, lo cierto es que la fiesta visual nunca estuvo acompañada de otra cosa que no fuera un bienvenido sentido del disparate. Era una película disfrutable, pero el divorcio entre el interés de Scott en marcos compositivos y su rutinario sentido de la narración era palpable en las secuencias más obviamente reescritas del guión.
Curiosamente, este es su proyecto más personal en mucho tiempo y no solamente porque existan rumores de que Tom Rothman, el entonces jefe de estudio de Fox (resignó hace un año, con el proyecto ya en marcha), lo haya financiado como capricho de Scott tras cumplir con las obligaciones nostálgico-productivas al regresar a la saga Alien sino también porque a poco que uno vea la película, comprobará, atónito como 'El Consejero' (The Counselor, 2013) no se parece a prácticamente nada de lo que vemos habitualmente.
El guión es el primer original que produce el escritor norteamericano Cormac McCarthy tras unas décadas, y aunque parezca una maniobra provechosa en principio, dado que el escritor ha visto adaptadas con éxito su 'No es país para viejos' (No Country for Old Men, 2007) y con menos eco 'La Carretera' (The Road, 2009), lo cierto es que se trata de una apuesta arriesgada.
La historia ya la conocemos: es la ambición la que atraviesa el alma de los hombres y es el deseo inagotable de avaricia el que lleva a esos mismos hombres a estar condenados, a ser parte de un paisaje apocalíptico. Pero estamos lejos de los lugares comunes. Estamos lejos de una película que se esfuerce, como digo, en ser normal.
Por normal entiendo construir unos personajes más o menos evidentes, en trazar un recorrido dramático que clarifique cual es el arco de traiciones que desencadenarán un baño de sangre y cadáveres y cual es el error de principiante que comete guiado por el hubris nuestro héroe. Nada de eso sucede. En vez de eso, tenemos a Brad Pitt dando largos e hipnóticos monólogos filosóficos sobre el peso del destino. Como la mayor parte de estos personajes secundarios, que hablan - de un modo epifánico, desconcertante y revelador - todo el tiempo a su antihéroe condenado.
Imagenes espectrales y elegantes escoge Scott para adornar un guión cargado de significación literaria, excesivo y bíblico, tan recomendable como leerlo es escucharlo en la versión en inglés, donde todo el casting, que lidera un estupendo Michael Fassbender se toma en serio la idea de recitar a McCarthy sin atisbo de ironía o histrionismo y el resultado funciona. Son palabras extrañas, un lirismo contrastado, algunas decididamente arcanas: el sonido de esta película, de sus palabras, es tan importante como el que evocan las imágenes y los escenarios.
'El Consejero' (The Counselor, 2012) no habla solamente de las ratas sedientas de oro o del envilecimiento del mundo a través de la aristocracia intocable del dinero. Habla del apocalipsis. Desde el primer minuto, olisqueamos la amenaza, la nubosidad variable, el aire brutal de los gestos de sus actores. A McCarthy, que se las apaña para incluir el suficiente humor negro para quienes entren en su juego, no le gustamos ya como especie, y todo lo que ve es un devenir mezquino. Cameron Diaz, interpretando a una mujer cuyo erotismo no es más que otra prueba de que la película transcurre en una forma poco velada del infierno, ofrece un repertorio interesante, no solamente del atractivo tentador que necesita el personaje sino de entender perfectamente el juego de caracterización de su guionista.
Scott ha firmado su película más rara, su película de culto reciente, una escasamente pensada para el atractivo de audiencias pero que se atreve a pronunciarse en las esquinas de los géneros, alejado de las exigencias del mercado. A mi me parece que, pese a que se estrenará con un doblaje que muy improbablemente entenderá y captará la prosodia y el ritmo peculiarísimo de McCarthy, estamos ante una de las películas más interesantes y sorprendentes del año.
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