'Fallen Leaves', ecos de Chaplin y la fe en el amor en tiempos de guerra. Aki Kaurismäki firma la película que nos ha enamorado en el Festival de Cannes 2023

'Fallen Leaves', ecos de Chaplin y la fe en el amor en tiempos de guerra. Aki Kaurismäki firma la película que nos ha enamorado en el Festival de Cannes 2023

El director finlandés solo necesita una pareja y un perro para rodar una obra maestra

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Kaurismaki

En 'Fallen Leaves', Aki Kaurismäki parece haber realizado su propia versión de 'Luces en la ciudad', de Charles Chaplin, tamizada por los ecos de la guerra en Ucrania y con los sempiternos problemas de la clase proletaria que con tanto compromiso y sensibilidad retrata el cineasta finlandés en cada una de sus películas.

Presentado aquí en Cannes, su nuevo trabajo después de 'El otro lado de la esperanza' (2017) continúa con los patrones habituales del cineasta, del gesto minimalista bressonianno a los colores vibrantes de los melodramas de Douglas Sirk. Da igual que lo que veamos en pantalla vuelva a ser lo de siempre, porque el cine de Kaurismäki sigue siendo emocionando película a película, gracias, sobre todo, a su fe en el poder sanador y en la magia de la gran pantalla.

Por eso, aunque la pareja protagonista de 'Fallen Leaves' se conoce en un karaoke, es justamente en una sala de cine donde se fragua el enamoramiento. Ella encadena trabajos precarios y poco cualificados; él ha sido despedido por su adicción a la bebida. Son dos espíritus errantes y desclasados cuyo horizonte estaría marcado para siempre por la desgracia si no fuera porque viven en una película de Kaurismäki.

'Fallen Leaves': el melodrama minimalista sublimado

Para esa primera cita entre Ansa (Alma Pöysti) y Holappa (Jussi Vatanen), el finlandés podría haber escogido alguna de las varias obras de Bresson, Godard o Visconti que aparecen en forma de carteles a lo largo de su filme, pero prefiere lanzarle una broma a Jim Jarmusch y de paso a los espectadores. La cinefilia, nos dice, no es solo reivindicar las obras del pasado, sino disfrutar desprejuiciadamente del cine del presente (en este caso, 'Los muertos no mueren', que casualmente inauguró Cannes en 2019).

Aun y así, Kaurismaki sigue defendiendo su filiación con la tríada fílmica formada por Chaplin, Bresson y Yasujiro Ozu y con tótems del melodrama romántico como Frank Borzage o Leo McCarey. Todo, por supuesto, reformulado mediante las marcas de estilo de su cine: diálogos lacónicos, el color como vehículo expresivo, otra vez a cargo de Timo Salminen, y la interpretación de gestualidad contenida.

Kaurismaki perro

También en 'Fallen Leaves' se recupera esa soledad urbana retratada por Edward Hopper, una de las influencias pictóricas más claras del finlandés, capaz de traducir la melancolía de la protagonista en estampas verdaderamente hermosas. En paralelo, la película invoca asimismo pasajes de la propia filmografía del finlandés, de 'Nubes pasajeras' (1996) a 'Un hombre sin pasado' (2002).

"Los tíos duros no cantan"

La música en el cine de Aki Kaurismäki es otra de las marcas de la casa indisociable de su condición de autor cinematográfico, y en 'Fallen Leaves' no solo conforma el escenario de encuentro de los protagonistas, sino que nos regala dos escenas icónicas.

Primero, la puya que le lanza Holappa a su amigo cuando éste le propone ir a pasar un buen rato al karaoke. "Los tíos duros no cantan", suelta. Segundo, la indispensable actuación en directo que siempre aparece en el cine del finlandés, que para la ocasión recupera a la banda Maustetytöt, formada por las hermanas Anna y Kaisa Karjalainen y uno de los grupos más celebrados actualmente de Finlandia. Va a ser difícil recordar su título, pero la escena en que suena 'Syntynyt suruun ja puettu pettymyksin' es inolvidable.

Kaurismaki Cannes

Por último, y en sintonía con el optimismo del veterano Nanni Moretti, también presente en la sección oficial del Festival de Cannes 2023, Aki Kaurismäki cree asimismo que, pese a la oscuridad por la que avanza el mundo actual, aún hay espacio para la ternura y el amor.

Su postura podría ser acusada de naíf, pero, ¿cómo no conmoverse con esos bellísimos personajes que, a pesar de estar condicionados por un sistema que hace todo lo posible por mermar su existencia, siguen enamorándose, ilusionándose, resistiendo juntos el vaivén de un presente aciago?

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