La otra noche, cenando con una familia neoyorquina recién llegada a Europa, la madre —que nada más aterrizar se rompió la pierna— nos decía que ya había notado que hay una praxis muy distinta con los medicamentos. Puso el ejemplo de su hija mayor, a la que en Estados Unidos le recetaron un narcótico por un leve dolor de espalda mientras que a ella aquí le estaban recetando paracetamol por su fractura.
Anécdotas como estas indican no solo una diferencia cultural, si no una problemática enorme en Estados Unidos con el uso (y abuso) de opiáceos medicinales fomentado por las farmacéuticas. Algo que retrata de forma contundente 'Dopesick: historia de una adicción', la miniserie de Hulu que llega a Disney+ en la que se narra el caso de Purdue Pharma y la gran epidemia de opio causado por su fármaco OxyContin.
Inspirada en el libro de Beth Macy, Danny Strong ('Empire', 'El mayordomo') se pone manos a la obra para trasladar esta crónica a la pantalla, contando con Barry Levinson, Michael Cuesta y Patricia Riggen como directores y un reparto de lujo encabezado por Michael Keaton, Peter Sarsgaard, Michael Stuhlbarg, Will Poulter, John Hoogenakker, Kaitlyn Dever y Rosario Dawson.
La serie cuenta la historia de cómo una gran farmacéutica comienza a lanzar un medicamento opiáceo bajo la premisa de que no causa adicción y de que es completamente seguro. El ejército de visitadores hace su trabajo y pronto una pequeña comunidad minera en los Apalaches empieza a tomar esta droga milagrosa para el dolor moderado sin sospechar que era un primer paso para una nueva oleada de adictos.
Apostando al retrato, que no a la narrativa
'Dopesick' pone todo su esfuerzo en darle fuerza al relato. Es tan contundente a la hora de establecer los hechos y los papeles de héroes, villanos y víctimas que roza el cuento. Un cuento que, además, es tremendamente siniestro en todo lo que rodea a las estratagemas de las farmacéuticas para dominar la narrativa y ganarse la confianza de médicos y pacientes.
En ese sentido recuerda a la reciente 'Dr. Death' en cómo ilustra el caso de tal modo que enseguida sientes escalofríos de pensar en cómo se juega con la salud de los pacientes. Pero si bien el relato tiene mucha potencia, la narrativa, sin embargo, está ligeramente deslavazada.
Aquí se unen dos factores. Por un lado, la tendencia a la sobreexposición y al infodump lastra un poco la experiencia al sentirse como parrafadas volcadas directamente desde el libro. Por otro lado, la serie se cuenta a través de varias líneas temporales con constantes saltos que causan una narración algo más dispersa de lo necesario.
Y teniendo en cuenta de lo interesantísimo que es este tema, de rabiosa actualidad —hace nada leíamos que el tribunal supremo de Oklahoma había tumbado una condena a Johnson & Johnson por su papel en la crisis de los opiáceos), decepciona un poco que no esté mejor escrito.
Por otro lado, tenemos un reparto que vale oro. Si bien no todos están al mismo nivel, Michael Keaton borda su papel de médico rural mientras que la joven Kaitlyn Dever ('Creedme') hace lo propio como una joven minera que sufre un accidente y le recetan OxyContin. Estas son, desde luego, las mayores caras humanas de este drama y son tremendamente efectivos.
A pesar de la acumulación de tramas y de alguna que otra secuencia fallida, la serie logra salir adelante porque los personajes hacen que funcione por completo. Es fácil simpatizar con ellos y participar de sus pesquisas, logrando que todo sea bastante más llevadero que si estuviesen mal desarrollados.
En definitiva, 'Dopesick: historia de una adición' es un potente retrato de la crisis de los opiáceos que se sobrepone a una narración algo frustrante gracias al buen hacer de su reparto y la contundencia del tema. El resultado es una ficción entretenida e interesante pero que pedía algo más.
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