Neil Marshall había llamado la atención con sus dos anteriores trabajos como director, 'Dog Soldiers' y 'The Descent', agradables cintas de género que tomando alguna referencia como punto de partida conseguían tener personalidad. Algo parecido a lo que hicieron en otros tiempos directores más solventes y cualificados como John Carpenter y George Miller, que en films como '1997: Rescate en Nueva York', en el caso del primero, o la saga Mad Max, en el caso del segundo, lograban crear modelos a imitar habiéndolos parido de sus propias influencias de films pasados. Tanto Carpenter como Miller lograron dejar un reconocible sello personal en esas obras creando un universo único que les pertenece sólo a ellos, y que tantas y tantas veces ha sido imitado.
'Doomsday', la nueva película de Marshall toma como referencia principalmente esos dos modelos (en el caso de la saga del loco Max, más concretamente el segundo título de la misma, 'Mad Max: El guerrero de la carretera', y hasta bautiza a dos personajes secundarios con los nombres de Carpenter y Miller), y los mezcla en un desconcertante popurrí lleno de referencias mil, sin sacarle ningún provecho, y al contrario que sus anteriores films, no puede presumir de tener entidad propia. Una desfachatez en toda regla.
'Doomsday' da comienzo cuando en el año 2007 un virus mortal hace estragos en Escocia. Las autoridades inglesas deciden hacer algo que les va a colocar en el punto de mira de las demás naciones del mundo: someter a Escocia a una especie de cuarentena, construyendo a su alrededor un impenetrable muro que aísla al país del resto del planeta. 30 años después, el virus vuelve a hacer acto de presencia en una de las grandes ciudades de fuera del muro. Es entonces cuando un grupo de soldados son elegidos para entrar en la olvidada Escocia e intentar encontrar en un plazo máximo de 48 horas una posible cura para el virus. Sólo con esa premisa, son varias las películas que viene a nuestra mente, y esto no tendría demasiada importancia si su director, y también guionista, se hubiera preocupado por construir una película con una base sólida, y no beber únicamente de infinidad de fuentes sin ton ni son.
Y es que de principio a fin, y sin descanso (el film parece tener ritmo, pero lo que tiene es prisa) no hay más que ecos y más ecos de films como los mencionados u otros más recientes como '28 semanas después', 'Resident Evil 2', apuntes inútiles a 'En busca del arca perdida' o el descaro supremo de convertir a al protagonista central en una versión femenina del personaje de '1997: Rescate en Nueva York' al que dio vida Kurt Russell. Incluso en ciertos momentos lleva un parche tapándole un ojo, un ojo que cuando se lo saca es una virguería impresionante. Rhona Mitra está de muy buen ver pero carece de aptitudes dramáticas para el papel, y su paso por la película es más bien un desfile de poses de tipa dura, al estilo de Russell en sus tiempos, pero sin el más mínimo carisma. El resto de personajes simplemente no existen, y la aparición en el reparto de cierto actores de renombre es más bien una decisión comercial. Bob Hoskins y Malcolm McDowell nunca han estado tan desaprovechados, y lo que es peor, tan patéticos.
La puesta en escena de Neil Marshall, que era lo mejor en sus anteriores películas, aquí brilla por su ausencia, siendo de lo más anodina y en todo momento oscilante, sin preocuparse de encontrar cierto equilibrio acorde con el tono de la historia. En lugar de eso tenemos una preocupante intención de ametrallarnos con constantes referencias una y otra vez, una y otra vez, sin respiro, sin cuartel, como si fuéramos a dejarnos embaucar por toda esa parafernalia referencial que envuelve el film. Para colmo, el argumento, prácticamente inexistente y sin coherencia alguna, no se sostiene en ningún momento, salpicado además con unos cambios de tono brutales en los que incluso cambiamos de época y de género. Si el inicio y toda la parte final entran de lleno en el subgénero de cine apocalíptico, la parte central intenta homenajear (oooootra vez) a films como 'El señor de los anillos' (las dichosas tomas aéreas), 'Gladiator', y cualquier película de corte medieval, en el que es por derecho propio uno de los episodios más delirantes y surrealistas (y malos) del cine reciente. De las escenas de acción mejor sería no hablar, porque carecen de toda emoción o espectacularidad (bien entendida, claro) y están muy mal montadas aparte de que se suceden sólo porque sí (la persecución final está llena de incongruencias alarmantes).
'Doomsday' no entretiene ni un rato, más bien todo lo contrario, e incluso causa repulsión. A su descarado juego de citas cinéfilas le falta el sentido del humor con el que tomarse a cachondeo todos sus despropósitos. Un bodrio más, hijo perfecto del siglo XXI.
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