Reconozco que tenía bastantes ganas de ver 'DMZ', la adaptación del cómic homónimo que llega de la mano de Ava DuVernay (como productora y directora del primer episodio), Roberto Patino como guionista y el paraguas de HBO Max para todo lo demás. El resultado son cuatro horas que, para bien o para mal, se antojan algo insuficientes para explorar este mundo.
Rosario Dawson encabeza la producción como Alma Ortega, una médico que trabaja como tal atendiendo a los inmigrantes y refugiados durante una futura segunda guerra civil estadounidense. Pronto decidirá incurrir en la Zona desmilitarizada sita en Manhattan para buscar a su hijo, que se quedó atrás durante la evacuación de la isla.
Distanciándose del cómic
Hay cosas que sorprenden un poco al ver esta adaptación, sobre todo si se ha leído el cómic, y no me refiero precisamente a cómo toman caminos distintos (alternativos) a la hora de explorar historias de esta Manhattan desmilitarizada.
Quiero decir, más allá de estar en el mundo creado por Brian Wood y Riccardo Burchielli, poco tienen que ver cómic y serie más allá de compartir personajes. Tanto por el marco temporal (aquí han pasado ocho años desde el inicio de la guerra en vez de cinco) como en los personajes (en el cómic Alma/Zee nunca dejó la isla). Ni que decir tiene que no hay rastro del periodista que protagoniza el cómic.
Por otro lado, se nota que Roberto Patino tiene en su curriculum ser guionista de series como 'Hijos de la anarquía'. Hay mucha influencia aquí en el estilo, en el modo de presentar esta historia como tragedia familiar en un entorno criminal. También en los ritmos, en poco más de cinco minutos se nos presenta la premisa.
Algo que destaco porque actualmente las miniseries no suelen ser tan ágiles en su presentación. Prácticamente podríamos decir que 'DMZ' tiene más ritmo de cadena de network o cable básico que de HBO e incluso Netflix. El problema es que tiene esa misma poca profundidad en un somero vistazo a un país en guerra.
Y es en la ambientación donde quizás más falla la ficción y, podríamos decir, se separa del cómic. Más allá de porque lo recuerdan los diálogos y de alguna aparición fronteriza de las fuerzas armadas, en vez de en una zona desmilitarizada aislada del resto del mundo parece que estamos en el barrio de 'West Side Story'. No hay la sensación de peligro del cómic y mucho menos de desabastecimiento.
Esta falta de sensación de urgencia, de que estamos en un mundo que se ha ido al garete, resta muchos puntos a una propuesta que parte de esa misma premisa. Más que una segunda guerra civil estamos ante una guerra de pandillas con unas elecciones a gobernador como hilo conductor. Y el tiempo (cuatro horas) no es excusa, porque son cosas que se pueden mostrar aun con un tiempo limitado.
En definitiva, lo que se queda es que, pese a ser efectiva como historia, 'DMZ' es mucho más genérica de lo que promete en su retrato de la Nueva York desmilitarizada. Ya no solo si lo comparamos con el cómic, sino como obra aparte, le falla mucho su ambientación.
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