Lo afirmaba al cierre de la anterior entrega de éste especial dedicado al cine de Disney —el que, hace dos semanas, repasaba 'Atlantis: el imperio perdido' ('Atlantis: The Lost Empire', Gary Trousdale y Kirk Wise, 2001) y creo adecuado comenzar de la misma forma el presente artículo: 'Lilo & Stitch' (id, Dean DeBlois y Chris Sanders, 2002) es sin lugar a dudas, y siempre para el que ésto suscribe, la MEJOR producción que los estudios de animación respaldaron durante la primera década del s.XXI.
Y lo es por un extenso puñados de motivos que, sumados, apuntan claramente en una misma dirección: la de caracterizar a la cinta como algo similar a lo que hablábamos hace unas semanas acerca de 'El emperador y sus locuras' ('The Emperor's New Groove', Mark Dindal, 2000), esto es, un filme que marcado hasta cierto punto por el indiscutible sello Disney, atesora muchos valores que se alejan de los estándares de la compañía para terminar alzándose como una brillantísima rareza en el devenir de sus "clásicos" animados.
Animación diferente
Agotados de dilapidar dinero en producciones que no terminaban de contar con el esperado respaldo de público, los ejecutivos de la Disney, con Michael Eisner a la cabeza, pensaron que no sería mala idea recuperar el ejercicio de contención que el padre de la compañía, el "tío" Walt, había hecho en su momento con el muy bajo presupuesto que dedicó a 'Dumbo' (id, Ben Sharpsteen, 1941) tras haber gastado sumas desorbitadas en esas dos obras maestras que fueron 'Pinocho' ('Pinocchio', David Hand, 1940) y 'Fantasía' ('Fantasia', VVDD, 1940).
Para ello, se dirigieron a un Chris Sanders que, por aquél entonces animador puntero de la compañía, llevaba ya cierto tiempo queriendo poner en pie una idea surgida de un libro infantil que había intentado publicar sin éxito a mediados de los ochenta. Una idea que se apartaba de ciertos cánones de la trayectoria de Disney y que quedaría marcada a fuego por dos decisiones fundamentales desde el punto de vista de la animación. La primera, prescindir del gouache en favor de las acuarelas a la hora de dar color a los fotogramas. La segunda, que todos los diseños se basaran en el muy personal trazo del artista.
El resultado, 85 minutos de puro genio visual y uno de los filmes más singulares que desde dicha perspectiva ha logrado poner en pie la compañía a lo largo de sus ocho décadas de historia: beneficiándose sobremanera de ambas decisiones, 'Lilo & Stitch' detenta un colorido asombroso que, jugando en favor de la experiencia desde el comienzo del metraje, explota con toda su fuerza cuando la acción llega a Kauai, la isla de Hawai donde se desarrolla el cuerpo principal de la trama.
Asimismo, al continuar explorando personalidades diferentes para la animación como ya se había hecho en los dos filmes anteriores de la productora, Disney da aquí con un talento, el de Sanders, que es el que determina la ostensible separación que podemos observar entre Lilo, Nani y Stitch con cualquier personaje visto antes en una cinta de los estudios. La redondez del trazo del artista es la que caracteriza a Lilo como una pequeñaja regordeta y entrañable, a su hermana mayor como una adolescente no exenta de sensualidad y al irritante extraterrestre como el mejor descubrimiento que, en términos de diseño de personajes, surgió de los tableros de la compañía en mucho tiempo.
Personajes diferentes
El hecho de situar la acción de la cinta en un lugar tan poco habitual como Hawai —inicialmente se había pensado en Kansas ya que Sanders quería que la película transcurriera en un entorno no urbano— sólo es el comienzo de los muchos rasgos que definen a 'Lilo & Stitch' como esa rareza a la que apuntaba más arriba. A ella, a que la trama tenga lugar en una de las paradisíacas islas del archipiélago, se unen otras dos cualidades que hablan, aún más, de la singularidad del filme: la personalidad de sus protagonistas y cómo se relacionan éstos entre sí.
Lilo, la niña que echa de menos a sus padres, que no encuentra su lugar en el mundo y que, en última instancia, lo que necesita es cariño y comprensión, posee una personalidad fuerte e imaginativa que la hace un bicho raro a los ojos de los demás —atención a la muñeca con la que juega—. Una rareza que ese bicho azul creado por ingeniería genética que es Stitch deberá vencer a la inversa, primero haciéndose normal a los ojos humanos, después aprendiendo el valor de 'Ohana. "'Ohana significa familia. Familia significa que nadie se queda atrás". Un mensaje muy Disney que aquí queda puesto en valor de una forma que, ante todo, es entrañable a rabiar.
En medio de los dos personajes que dan nombre al filme, Nani, la hermana de Lilo, mantiene una tensa relación con la pequeña que le hace la vida imposible. En su doble posición de madre inesperada y adolescente hecha adulta por las circunstancias, las sinergias que se establecen entre ambas hermanas van encaminadas a configurar un filme que, a poco que se rasque, revela su condición de querer huir a toda costa de los arquetipos asociados a los "cuentos Disney", algo que consigue...y de qué manera.
'Lilo & Stitch', magistralmente DIFERENTE
Como ya hicieran con 'Atlantis', Disney apuesta en 'Lilo & Stitch' por un filme dirigido a jóvenes adolescentes o niños bien creciditos —amén de adultos de esos que nunca abandonaremos el género— que no necesitan de cancioncillas de turno para pasar mejor el trance de estar en el cine hora y media. Y no es que la cinta no tenga tonadillas, es que el que todas sean de Elvis —mi escena favorita de la producción es aquella que discurre al ritmo de 'Hound Dog'— afirma cuanto menos que lo excepcional de la producción no es algo casual.
En dicha dirección se mueve también el score de Alan Silvestri, quizás un trabajo algo menor del artífice de 'Regreso al futuro' ('Back to the Future', Robert Zemeckis, 1985) pero también una clara muestra de que, al querer posicionarse de forma distinta a como lo habían hecho sus antecesores, tanto Dean DeBlois como Chris Sanders optaron en este terreno por mirar a otras latitudes que nada tuvieran que ver con un Alan Menken que había dictaminado la personalidad musical de las cintas de la Disney durante casi una década.
La fusión de todos los aspectos que hasta ahora hemos comentado no se acerca, no obstante, a lo que 'Lilo & Stitch' termina suponiendo para el espectador: es esta una de esas películas que te gana con pocos —muy pocos— minutos de metraje, que sabe alternar en una misma escena momentos de gran calado emotivo con un humor hecho para arrancar carcajadas y un sentido de la acción que, cuando hace acto de aparición, nos deja sin aliento.
Y todo ello, además, contando con la presencia de la que, a mi parecer, es una de las genialidades más indiscutibles que la Disney ha puesto en pie en su largo discurrir por el séptimo arte, Stitch, un personaje que por sí sólo podría haber cargado con el peso completo de la cinta y que tan profunda impronta dejará en Chris Sanders que, cuando éste mude su talento a Dreamworks, terminará diseñando a un dragón llamado Desdentao como una iteración —excelente, todo hay que decirlo— de este bicho de seis seis patas que nos robó el corazón hace trece años.
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