'Cuento de invierno', un bodrio bochornoso

Todos sabemos de alguien en Hollywood que no entendemos cómo sigue consiguiendo trabajar sin tener que rebajarse a tener una carrera como la actual de John Cusack o Nicolas Cage. Seguro que muchos estaréis pensado en determinados intérpretes o incluso en algún realizador, pero en mi lista hay espacio para un par de guionistas. Uno de ellos es Ehren Kruger, a quien directamente considero un terrorista cinematográfico y que espero que no tarde mucho en verse confinado a títulos no mucho más prometedores que cierta cinta con castores zombis de la que os hablé hace unos días, ya que sus habilidades reales no le deberían permitir aspirar a nada mejor.

Sin embargo, el que ahora nos interesa es Akiva Goldsman, el hombre detrás de engendros como 'Batman y Robin' (Joel Schumacher, 1997) o 'El código Da Vinci' ('The Da Vinci Code', Ron Howard, 2006) que incluso tiene un muy inmerecido Oscar en su casa por su participación en la meramente aceptable 'Una mente maravillosa' ('A Beautiful Mind', Ron Howard, 2001). Hasta la fecha no recuerdo ni una película en la que haya trabajado en la que su guión estuviese entre lo destacable positivamente, pero ahora ha dado el salto a la dirección con 'Cuento de invierno' ('A Winter's Tale', 2014), un proyecto muy querido por él en el que nos muestra su peor cara. Un bodrio sin paliativos con el que no sabía si sentirme insultado o simplemente indignarme ante el despropósito que estaba viendo.

'Cuento de invierno' es un completo desastre

Sospecho que con lo comentado al final del párrafo anterior habrá sido más que suficiente para algunos de vosotros, pero 'Cuento de invierno' es un desastre tan grande que me gustaría profundizar un poco en ello. He de confesar que no estoy familiarizado con la novela homónima de Mark Helprin que ha servido de inspiración para Goldsman y que quizá la mayoría de sus problemas provengan de ahí, pero una buena adaptación debería servir para corregir los problemas del material original y en el caso que nos ocupa no hay nada que vaya más allá de lo mediocre, estando a niveles increíblemente bajos en líneas generales. Ya ni siquiera podemos hablar de magia defectuosa, sino de un vulgar truco del trilero menos dotado de todos los tiempos.

El primer gran error de Goldman es que toda historia con componentes mágicos debería establecer una mitología propia con una serie de reglas que permitan al espectador tener un referente a la hora de enfrentarse a lo que sucede en pantalla. No hay nada de eso en 'Cuento de invierno', donde el porque sí o el porque ahora me viene bien que pase es la única justificación para ir desarrollando una historia que hasta cierto punto nos hará acordarnos de la mastodóntica 'El atlas de las nubes' ('Cloud Atlas', Tom Tykwer, Andy y Lana Wachowski, 2012) pero a pequeña escala y eliminando toda su ambición en beneficio de una especie de historia de amor con la que jamás consigue que conectemos emocionalmente --la nota dominante es que nos importe un pimiento lo que vaya a pasarle a los protagonistas-- y que encima tampoco parece importar tanto al final.

El otro cáncer que destruye la película por completo la película son lo absurdas que resultan todas las soluciones argumentales incorporadas por Goldman en el que quizá sea el peor guión de toda su carrera. Los personajes no funcionan --y mejor no me tiréis de la lengua sobre la relación entre ellos-- y la evolución dramática está absolutamente castrada, entre otros motivos, por la inclusión de elementos fantásticos que no funcionan en ningún caso. Por simple comparación, puedo decir sin temor a equivocarme que un longevo guionista como él lo hace mejor aquí en su faceta de director, pero ahí busca tan desesperadamente emocionarnos de la forma más ruin posible o simplemente se echa hacia atrás y se limita a deleitarse en la supuesta genialidad de su libreto. Algo más conseguidos están otros aspectos técnicos, pero es un consuelo escaso e insuficiente.

Estoy convencido de que Akiva Goldsman se ha cobrado todos los favores que tenía pendientes para conseguir el reparto que ha tenido a su disposición en 'Cuento de invierno', una prueba de que confiaba mucho en sus posibilidades. Ojalá no lo hubiese hecho, porque resulta muy doloroso ver a Colin Farrell --bochornoso el peinado que luce para intentar aparentar el tener 20 años-- o Russell Crowe recitar diálogos que quieren ser profundos y casi místicos –por no decir que tiene delito desaprovechar de esta forma el ser la primera película de Eva Marie Saint en casi una década--, pero que a la hora de la verdad resultan forzados, ridículos y nada naturales –-y ni siquiera consiguen la “redención” de ser risibles de lo malos que son--. Por salvar algo, conviene destacar la belleza de la poco conocida Jessica Brown Findlay –aunque yo ya la tenía fichada por su presencia en un capítulo de 'Black Mirror' (2011-En emisión)--, pero su actuación es igual de artificiosa que la de sus compañeros de reparto, y un sorpresivo cameo que prefiero no desvelar.

No quiero alargar más la agonía, pues 'Cuento de invierno' ha sido una experiencia tan dolorosa que voy a hacer todo lo posible por olvidar su mera existencia. Y lo peor de todo es que no ha sido por no tener a su alcance los medios suficientes para hacerlo bien, pues Goldsman ha malgastado de mala manera un gran reparto para contarnos lo que él soñó, pero que para nosotros ha acabado siendo una horrible pesadilla. Con todo, si vuestra pareja quiere arrastraros a verla por la fecha tan señalada en la que estamos, siempre os quedará el consuelo de poder usarlo en su contra para otras ocasiones y así libraros de ver algo que no os apetezca. No sé, era por buscarle alguna utilidad.

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