Sabes, hay días en que me siento como un perro apaleado. Un día empezaré a morder, te lo juro.
Hoy volvemos a recuperar en Blogdecine la sección de “críticas a la carta” (en la que comentamos las películas que vosotros nos pedís) con un relato tan frío y contundente como un duro invierno, cuya historia se centra en las raíces violentas de un hombre que no puede evitar convertirse en la persona que más odia en el mundo: su padre. No es la mejor película para ver durante las navidades. ‘Aflicción’ (‘Affliction’) es un drama de 1997 escrito y dirigido por Paul Schrader, basado en la novela homónima de Russell Banks. Lo protagonizan Nick Nolte, Willem Dafoe, Sissy Spacek, Holmes Osborne y James Coburn, premiado con un Oscar (mejor actor de reparto) por un oscuro y terrible personaje que se queda grabado en la retina, uno de los mayores villanos que nos ha dejado el cine desde la década de los 90.
‘Aflicción’ está narrada con la voz en off de Rolfe Whitehouse (Dafoe), quien desde el principio nos anuncia que vamos a conocer la extraña historia de violencia protagonizada por su desaparecido hermano mayor. Wade (Nolte) es el sheriff de una pequeña localidad norteamericana que desea pasar la noche de Halloween con su hija. Pero es un hombre torpe con las emociones y las relaciones personales, que no comprende a la pequeña y que no tiene paciencia; aprovechando que su padre la abandona para fumar un porro con su colega, la niña aprovecha para llamar a su madre y pedirle que vaya a recogerla. Wade se muestra irritado y violento cuando su exmujer y el nuevo marido de ésta le “arrebatan” a su hija, que estaba deseando volver al que considera su hogar; Wade se tranquiliza gracias a su cálida amiga Margie (Spacek), pero no puede evitar sentirse derrotado, fracasado en su intento por ser un buen padre. En estos primeros minutos se nos ha presentado de manera sencilla y eficaz al protagonista, sus conflictos y su entorno. Nos falta saber por qué es así y a qué se refiere su hermano cuando habla de la conducta criminal de Wade.
Una muerte alterará la tranquilidad del pueblo y acelerará la transición a la locura de Wade. Lo que se considera un accidente de caza en el que está implicado su mejor amigo, Jack (Jim True-Frost), es visto por Wade como un asesinato a sangre fría. Jack jura que el fallecido, un tipo importante, tropezó y se disparó a sí mismo; pero Wade no le cree, le considera sospechoso. Poco a poco, y tras hablar con su hermano, llegará a estar convencido de su propia versión de los hechos y obsesionado con demostrar que tiene razón. El espectador no llega a ver cómo se produce el disparo pero sí la caída de la que habla Jack, por lo que no puede estar seguro de lo ocurrido. ¿Tiene razón Wade? Schrader juega con el misterio y el deseo por parte del público de creer a Wade, de considerarlo un héroe en potencia, uno de esos valientes justicieros de western que pese a tenerlo todo en su contra consigue acabar con los malos a tiros, y devolver la paz a un agradecido pueblo, no un pelele que solo sirve para quitar la nieve o dirigir el tráfico. La imagen heroica está más o menos en la cabeza de Wade, pero no es ‘Aflicción’ una historia convencional de redención. Habrá violencia y veremos más cadáveres, pero no será nada agradable.
Un motivo para desconfiar de la trama que se está creando Wade en la cabeza es la anécdota que se cuenta en un bar del pueblo relacionada con la crueldad de su padre. La primera vez que vemos a Glen Whitehouse (Coburn) es en lo que parece ser un flashback (visualmente diferenciado del resto, como si fuese un extracto de una vieja película casera) de la infancia de Wade donde vemos que ya desde pequeño se resistía a aceptar la dominación de su brutal padre, un amargado machista borracho, defendiendo a su hermano pequeño, más débil, y a su madre. Más adelante, Rolfe, que presume de no haber sido afectado por la violencia de su padre, revela que el episodio no sucedió exactamente tal como lo cuenta Wade, algo que desconcierta a su hermano. La familia Whitehouse (“Casablanca”) se reúne después de mucho tiempo (aparece la hermana de Wade, una fanática religiosa que habla del infierno, y Rolfe responde de manera sarcástica) a causa del segundo fallecimiento de la película, el de la madre del protagonista. La secuencia en la que se descubre el cuerpo inerte de la mujer es una de las más brillantes del film, tanto por puesta en escena como por la fuerza y la elocuencia de las imágenes y los diálogos. Otro de los mejores momentos tiene lugar en los minutos finales, cuando Wade entra en casa y se sienta a beber tras su último enfrentamiento con Glen.
Es una lástima que Schroeder, mejor guionista (‘Toro salvaje’, ‘Taxi Driver’...) que realizador, no esté tan inspirado en el resto de la película, a la que le sienta mal la narración en off (uno de los mayores errores al adaptar un libro, explicar en lugar de mostrar) y la torpeza de las escenas donde se manifiesta la violencia (mucho mejor retratada cuando está contenida). En cualquier caso, las virtudes pesan más que los defectos de ‘Aflicción’. La recreación atmosférica del pueblo y la realidad emocional de Wade (que como todos ve el mundo a su manera), el progresivo deterioro mental del protagonista (impresionante la escena de la muela), el retrato de la virulenta violencia masculina (que infecta y destruye a su alrededor) así como las formidables interpretaciones (destacan especialmente unos imponentes Nolte y Coburn) hacen del film una experiencia inolvidable. Es una película difícil, incómoda, triste, angustiosa y devastadora.
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