Dejando de lado su carácter y lo fácil que parece enfurecerlo, si tuviéramos que hacer balance de la estela que el traspaso de los títulos de Alan Moore al cine ha dejado tras de sí, creo que es evidente —una evidencia a matizar, por supuesto, pero evidencia a fin de cuentas— que de las cuatro producciones estrenadas hasta la fecha basadas en material del escritor británico dos se hunden irremisiblemente en el fango y las otras dos ostentan positivas aunque bien diferenciadas posiciones.
De las dos que fallaron estrepitosamente en sus anhelos por ser las primeras en estar "basadas" en un cómic del polémico autor, ya dimos cuenta en su momento tanto en ésta entrada como en ésta otra; y hoy nos adentramos en la primera del otro dúo, ese conformado por los dos proyectos que la Warner puso en pie para hacerse eco de la muy merecida fama de instantes fundamentales del noveno arte que fueron, son y serán, 'V de vendetta' y 'Watchmen'.
'V de vendetta', el cómic
La década de los ochenta fue un caldo de cultivo inmejorable en el campo de los cómics. Durante el transcurso de la misma, obras puntales del género como 'El regreso del señor de la noche' o la citada 'Watchmen' vieron la luz, alterando por completo el concepto que los lectores teníamos acerca de las historias de superhéroes. A la sombra de aquellos dos grandes gigantes, el guionista inglés de la segunda de las obras citadas desarrollaba en su país de origen durante siete largos años el que con el tiempo se convertiría en uno de sus títulos más adorados por los lectores.
Gestada en 1981, 'V de vendetta' comenzaría a ver la luz en las páginas del 'Warrior Magazine' a mediados de 1981. Hasta 1983 lo haría de forma ininterrumpida para luego parar durante cinco años, momento en el que Moore y David Lloyd pudieron dar punto y final a una magna obra en la que el guionista pone en juego como sólo el sabe, elementos que conjugan una sociedad distópica y aterradoramente real con un inusual héroe que surgirá de la nada para avivar los casi extinguidos rescoldos de revolución que anidan en la población.
Mezclando ambos factores con esa prosa que tan bien le ha caracterizado con el paso de los años —leer cualquier cómic del guionista es una auténtica gozada—, Moore convierte a 'V de vendetta' en una historia a la que podríamos definir, casi sin miedo a parecer exagerados, como el equivalente aviñetado de la gran '1984' de George Orwell. No en vano, en este retrato pervertido de la sociedad transpiran muchos de los conceptos que su compatriota introdujera a finales de la década de los cuarenta en su magna y visionaria obra.
Así, durante la opresiva lectura que supone 'V de vendetta' —algo a lo que ayuda enormemente la impresionante atmósfera visual que crean tanto las abigarradas viñetas de Lloyd como el inspiradísimo trabajo en el color que se saca de la manga John Higgins— revolotea de nuevo la idea de ese Gran Hermano que todo lo controla, esta vez en la forma corpórea de un gobierno que mantiene a su pueblo condicionado a un modo de vida totalitario regido por el miedo.
Leída hoy, más de 25 años después, la historia V de Vendetta puede pecar de inocente en algunos aspectos —hay que tener en cuenta que su acción transcurre en 1997— como aquellos que describen ese futuro apocalíptico todavía preñado del miedo a la bomba atómica. Por lo demás, las múltiples lecturas que arroja V con cada nueva aproximación se antojan casi infinitas, y su para nada subyacente anarquismo sigue siendo uno de sus valores más frescos, hablando ese héroe anónimo escondido bajo la máscara de Guy Fawkes del imparable ansia de libertad del ser humano.
"Remember, remember, the 5th of November..."
Cuando en 2003 se anunció que la adaptación de 'V de vendetta' correría a manos de los Hermanos Wachowski, el fandom comenzó a frotarse las manos ante las posibilidades. De hecho, antes de implicarse en la trilogía que los haría mundialmente conocidos, los hermanos escribieron un primer tratamiento del guión antes de saber si podrían llevarlo a la gran pantalla, libreto que revisarían en la post-producción de la segunda y tercera entrega de la trilogía de 'Matrix' (id, Larry y Andy Wachowski, 1999), toda vez se había confirmado que Joel Silver iba a poder poner en pie el ansiado proyecto. Pero pronto empezaron a surgir problemas.
Al hecho más que cacareado del desentendimiento de Alan Moore en la presente adaptación —que creó no pocos escándalos en la comunidad del cómic, y que, sinceramente, no eran para tanto dada la excéntrica personalidad del escritor—, se unía el anuncio de que los Wachowski no repetirían su labor tras las cámaras, ocupándose tan sólo de la redacción del libreto y de la producción junto a Joel Silver. En su lugar dejaban a James McTeigue, director de segunda unidad de la trilogía de 'Matrix', y de una veintena de producciones más entre las que por aquél entonces se contaba la segunda parte de la nueva trilogía galáctica.
Estos últimos detalles hacían temer lo peor: que un cómic tan venerado y analizado como 'V de vendetta' pudiera llegar a ser maltratado y terminara convirtiéndose en un bluff como otros muchos productos salidos del papel impreso. Para colmo de males, la fecha inicial de estreno, el 5 de Noviembre de 2005, se vio postergada en principio sin una sustituta determinada, dando pie a multitud de rumores que afirmaban que la cinta era una bazofia con los foros de Internet bullendo de actividad y haciéndose eco de teorías conspiranoicas de lo más pintorescas acerca de las causas de tal moratoria.
"...the gunpowder treason and plot..."
Como quiera que soy de los que consideran que 'V de vendetta' ('V for Vendetta', James McTeigue, 2005) no sólo es una espléndida adaptación sino una magnífica película, creo justo comenzar esta sección de la entrada afirmando que todos los temores anteriormente expuestos quedaron completamente despejados cuando la cinta protagonizada por Natalie Portman y Hugo Weaving se estrenó en cines a mediados de marzo de 2006 y pudimos asistir al espectacular despliegue que McTeigue y los Wachowski nos tenían reservado.
Defensor siempre que se plantea el debate de que cuando una producción cinematográfica adapta lo hace dentro de unos parámetros cuyas necesidades narrativas nada tienen que ver con aquellas del producto original, huelga decir que los muchos cambios ejercidos por el libreto de los guionistas redundan, no en mejorar la historia de Moore —cosa harto difícil, dicho sea de paso— pero sí en hacerla más asequible al gran público y, al tiempo, dotarla de otras lecturas que no se encontraban en las páginas del cómic que le sirve de sustrato básico.
Utilizadas como armas arrojadizas contra el filme por los fans irredentos del cómic —esos a los que nunca hay que hacer caso a la hora de valorar una película— fruslerías como los cambios que se ejercen en los personajes de Dascombe o Dietrich —espléndidos Stephen Rea y Stephen Fry— o la inserción del interés romántico entre V y Evey son eso, nimiedades que en nada empañan el trabajo de los Wachowski. Como tampoco lo hace el que, en lugar de centrar el discurso del filme en el análisis de opuestos tales como anarquismo y fascismo, los escritores dirijan su mirada hacia otros terrenos.
Siendo este extremo el que servía a Moore como excusa para desentenderse de la producción y solicitar su no acreditación en la misma —cosa que David Lloyd no hacía, considerando el dibujante que la aproximación al material publicado en los ochenta era más que satisfactoria— la elocuente crítica que plantea 'V de vendetta' contra los poderes fácticos y la necesidad de que el individuo tome conciencia de que "los ciudadanos no deberían temer a los gobiernos. Son los gobiernos los que tendrían que temer a los ciudadanos" es un mensaje que, con el poco tiempo transcurrido desde el estreno del filme, ha adquirido dimensiones impensables.
Es precisamente en ese respecto, y dado el agitado clima socio-político de los últimos años, donde 'V de vendetta' resuena con mayor intensidad, y no es de extrañar que la máscara de Guy Fawkes, ese ciudadano de a pie que conspiró con otros "indignados" para reventar las Casas del Parlamento en 1605 con la clara pretensión de asesinar al rey Jaime I de Inglaterra y VI de Escocia, se haya convertido en un símbolo que ha trascendido el mero hecho cinematográfico para pasar a ser lo que identifica a aquellos que luchan desde el anonimato por un mundo mejor.
'V de vendetta', a flor de piel
Cuando acudí a ver la cinta en el Odeon de Londres el fin de semana de su estreno —y no penséis nada raro, coincidió que estaba en la capital de la pérfida Albión visitando a un amigo— el mundo, al menos el mundo que servidor conocía, era bastante diferente al que empezó a descubrirse dos años más tarde gracias a los prolegómenos de la crisis en la que aún nos hallamos inmersos. Y aún así, ya por aquél entonces el gañido de libertad que profería la cinta por boca su poético final, fue de esos que hicieron enmudecer a toda la sala en un momento dado para, instantes después, arrancar una sonora y merecida ovación de la platea.
Hasta ese momento, 'V de vendetta' se plantea como una cinta modélica en su primer y prolongado acto, ofreciendo todo un rosario de soluciones narrativas más o menos brillantes por parte de McTeigue y llevando al espectador de la mano de una espléndida Natalie Portman y un espectacular Hugo Weaving —una recomendación, acercáos al filme en versión original...insuperable— a un segundo y breve acto en el que el ritmo mantenido hasta entonces se resiente pero sirve a la perfección para preparar un clímax que rubrica la sensación de haber asistido a un magno espectáculo.
La forma en la que director y guionistas manejan las diversas emociones de la trama confiere tanto al sobresaliente cierre del primer acto —impresionante lo de Portman aquí— como a ese tramo final una inusitada fuerza que arremete contra el espectador para provocar en él reacciones subconscientes de esas que uno no es capaz de controlar, y el erizado del vello en cuanto comienzan a sonar las notas de la fabulosa Overtura 1812 de Tchaikovski es probable preludio de lo que los compases finales habrán transformado en una mirada anegada en lágrimas.
De acuerdo, tiene sus problemas, y sí, no es una película perfecta, pero cumple de forma más que holgada con lo que se esperaba de ella, ofrece una mirada diferente sobre una piedra fundamental del noveno arte y, en el intento, se alza como referente inexcusable del mundo del cómic en el cine, configurándose a la par —y muy por delante de lo que supondrá el ambicioso acercamiento de cierto "Visionary Director" al otro magno cómic del británico— como la película que mejor ha sabido plasmar un título salido de la fértil imaginación de Alan Moore...por mucho que le pueda pesar al barbudo de Northampton.
Otra crítica en Blogdecine
Ver todos los comentarios en https://www.espinof.com
VER 36 Comentarios