Y se acabó...al menos por el momento. Ha sido un recorrido prolongado jalonado por un total de 142 entradas en las que hemos cubierto la práctica totalidad de lo que el cómic ha llegado a ofrecer cuando la industria cinematográfica lo ha mirado con ojos tiernos. Se han quedado cosillas por el camino, unas por despiste, otras por la firme creencia de que nada podían aportar al discurso que hemos ido hilvanando entre ellas. Quizás en algún momento me asome a algunas de las primeras —hay un par que me gustaría revisar y que, de nuevo, me salté de forma inconsciente en su momento— pero para ello habrá que esperar algún tiempo.
Ahora toca descansar, comenzar a contar los días que nos separan del esperado estreno de 'Carlitos y Snoopy: La película de Peanuts' ('Snoopy and Charlie Brown: The Peanuts Movie', Steve Martino, 2015) y coger fuerzas para las seis producciones que nos llegarán en 2016 encabezadas, qué duda cabe, por el enfrentamiento en taquilla que se producirá entre la muy esperada 'Capitán América: Guerra civil' ('Captain America: Civil War', Anthony y Joe Russo, 2016) y la duda que, incluso a la vista de su espectacular teaser, sigue siendo a título personal el 'Batman v. Superman: El amanecer de la Justicia' ('Batman v. Superman: Dawn of Justice', Zack Snyder, 2016).
'Ataque a los titanes', el manga
Y para finalizar, os vamos a adelantar en Cómic en cine la primera parte de 'Ataque a los titanes' ('Shingeki no kyojin: Zenpen', Shinji Higuchi, 2015), la esperada adaptación de ese espectacular fenómeno que están siendo en el mercado nipón tanto las páginas del manga que Hajime Isayama comenzaba a publicar a través de Kodansha en 2009 como, sobre todo, los veinticinco episodios de la serie anime emitidos en el país del sol naciente entre abril y septiembre de 2013 y cuyos seguidores se cuentan por legiones hasta el punto de haber provocado la producción de una segunda temporada así como de la adaptación de 'Junior High', spin-off del manga original.
Sumando a las páginas impresas y a los muchos minutos de animación las horas y horas de partidas de cualquiera de los cuatro videojuegos que se han inspirado en el mundo post-apocalíptico descrito por Isayama en las páginas del cómic, he de confesar que, habiéndome sólo acercado a éstas últimas, la incomprensión hacia el asombroso alcance que ha adquirido este relato de ciencia-ficción es la sensación mayoritaria cuando los términos en los que calificaría a 'Ataque a los titanes' pasan por numerosos adjetivos que se resumen, en esencia, en que un MAL cómic. Pero malo con avaricia.
Responsable directo de ello es un dibujo pésimo que se engarza en una narrativa nefasta y que, en última instancia, es de las que da mal nombre al manga y es fácil arma arrojadiza para aquellos aficionados al cómic que quieran desmontar en un instante lo que mes a mes desembarca en nuestro país procedente de Japón. Unido a ello, al menos hasta donde aguanté la lectura —creo recordar que llegué al cuarto o quinto volumen de la edición de Norma—, un guión muy irregular que no sabe trascender su original punto de partida y que ofrecía una y otra vez "más de lo mismo", echando mano de arquetipos trillados del género y de situaciones aún más recurrentes.
'Ataque a los titanes', la película
Con tales precedentes, huelga decir que el escepticismo en más alto grado era la sensación mayoritaria previa al visionado de 'Ataque a los titanes'. Una sensación que, obliterada por mano del espléndido arranque del metraje, fue dejando paso conforme éste discurría a otras como puntual aburrimiento, cierta inquietud por que, llegado el momento, el filme fuera al grano y se dejara de dar vueltas acerca de lo mismo o, en último lugar, la clara impresión de que la cinta va de más a menos a galope tendido y que después del subidón inicial, el interés por volver a la traslación a imagen real del imaginario de Isayama es, como poco, limitado.
Pero, como digo, nada de ese talante irregular puede encontrarse en el primer tramo de metraje, ese que nos introduce de forma escueta a los muy esquemáticos personajes para dar paso al primer asalto de los titanes, una secuencia capaz de poner aprueba hasta el más resistente de los estómagos y que, niveles de hemoglobina y casquería al margen, tiene una capacidad inmensa de transmitir "mal rollo" gracias al preciso trabajo que se hace con los gigantes, sus inquietantes rostros y esas espeluznantes risitas que emiten.
Un comienzo asombroso que, no obstante, deja ver algunas de las costuras menos sólidas por las que el resto del metraje irá perdiendo fuelle: su nivel de producción, que parece el de una serie B sometida a un tratamiento de esteroides; una dirección algo errática que, saltando al último acto de la cinta, ofrecerá todo un recital de narrativa confusa y rápida que no sabe distinguir entre ritmo y claridad de exposición; y unos actores sobre los que afirmar que se quedan por debajo de un estándar medianamente aceptable es señal de tener unas tragaderas muy amplias.
Superado el primer acto y pasando por un segundo que aburre a las piedras con los dramas y cuitas personales de unos personajes que no podrían resultar menos interesantes, el pretendido reflejo del arranque que quiere ser el clímax de la cinta deja claro que lo del inicio había sido sólo casualidad y que dividir la propuesta en dos películas es una maniobra forzada llamada a hacerse eco de lo que la maquinaria hollywoodiense lleva unos cuantos años haciendo con el final de algunas de sus sagas más taquilleras. Pero donde éstas enganchan al espectador, 'Ataque a los titanes' consigue lo contrario. Aunque, bien pensado, partiendo de dónde partía...
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