Aun algo irregular en resultados, siempre es interesante ver las incursiones televisivas de Steven Soderbergh. Un lustro después de la correcta y experimental 'Mosaic', el cineasta vuelve a contar con el libreto de Ed Solomon ('Sin movimientos bruscos') y un reparto llamativo para ejecutar un adictivo noir de seis episodios para HBO Max: 'Círculo cerrado' (Full Circle).
Con Claire Danes y Timothy Olyphant como cabezas de cartel —pero ojo, que están Zazie Beetz, Dennis Quaid, CCH Pounder y Jharrel Jerome— la serie sigue la historia del secuestro de un adolescente de unos padres adinerado. Sin embargo nada es lo que parece, con toda una suerte de conspiración que implica a la mafia guyanesa y a un imperio gastronómico.
Y es que lo que a priori podría pasar por un thriller directo y de "sota, caballo y rey" pronto se deja ver como algo más en lo que hay múltiples variables y giros tan fascinantes como extraños (por ejemplo, el componente ritual que hay, la cantidad y hora exacta del "rescate", etc.) dejando al espectador con ganas de seguir consumiendo la droga dura que nos da el dueto Solomon y Soderbergh.
Ritos guyaneses
Un Soderbergh que sigue demostrando un pulso preciso a la hora de manejar los tiempos y la tensión en lo que asistimos a secuencias que nos dejan pegados al sillón. Hay, en este sentido, un par de montajes en paralelo realizados con brillantez y bastante elegancia.
También hay que destacar la labor del reparto que mantiene muy bien, sobre todo la parte de los ricos, cierto equilibrio entre lo realista y lo caricaturesco. Esto hace que funcione especialmente bien en aquellos momentos en los que nos metemos en cuestiones de "dramas de ricos". Son los actores y sus personajes los que realmente nos hace interesar por el devenir de este secuestro.
Este es un aspecto bastante de agradecer en lo que solventa en parte el que quizás sea el aspecto más débil de 'Círculo cerrado': al guion de Ed Solomon le cuesta mantener (o quizás justificar) la red de conexiones e interconexiones que sostiene la trama y giros de este noir.
Es un buen puzle, sí, pero a veces no queda demasiado claro el cómo conectan las piezas o por qué tal aspecto es importante. No es que no lo cuenten todo, pero a ratos la serie prefiere pasar de puntillas y hay situaciones que en el momento que se presentan no tienen tanto peso para el espectador porque falta un contexto que se nos va a dar en algún episodio posterior.
Esta es, en realidad, una elección creativa que, si bien tiene sentido (y es incluso inteligente), para el espectador resulta algo frustrante en un género en el que de normal la audiencia se implica. Y creo que aquí consigue mantener a la audiencia interesada por lo que que exista esa sensación la lastra un poco.
No impide para que disfrutemos de una miniserie que, si bien (por poco) no va a estar a la altura de otras joyas tanto de la filmografía de Soderbergh como del catálogo de HBO Max, es eficaz y fascinante. Y a veces eso basta.
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