Supongo que para hacer un particular homenaje a Anton Yelchin muchos habrán elegido la sobrevalorada ‘Como locos’ (‘Like Crazy’, Drake Doremus, 2011), la divertida ‘Enterrando a la ex’ (‘Burying the Ex’, Joe Dante, 2014) o el reciente estreno de ‘Green Room’ (íd., Jeremy Saulnier, 2015), por poner tres ejemplos. Servidor se ha ido a una que tenía pendiente, no sólo por el actor, sino también por estar firmada por el, en otro tiempo, prestigioso Paul Schrader. ‘Caza al terrorista’ (‘Dying the Light’, 2014), no estrenada comercialmente en nuestros cines.
Nos encontramos ante otro caso de film maldito, por así decirlo. Cuando la película se terminó de filmar, la productora hizo lo que le dio la real gana, sin contar con el beneplácito de su máximo creador, acostumbrado, por otro lado a este tipo de operaciones —recordemos su versión de ‘El exorcista’, vilipendiada por Renny Harlin—. El film fue remontado, hasta se le cambió la banda sonora, alejándose casi por completo de lo que Schrader quería.
Un film mutilado
De hecho, el propio director, el productor Nicolas Winding Refn, y los actores principales, Nicolas Cage y Anton Yelchin, expresaron su total y absoluta desaprobación con el nuevo montaje. Incluso, el director de fotografía se mostró visiblemente escandalizado —no es para menos— cuando comprobó que su trabajo había sido variado digitalmente, borrando así todo rastro de las intenciones lumínicas que Schrader tenía para narrar su “oscura” historia”.
Lo cierto es que bajo las imágenes de ‘Caza al terrorista’, versión mutilada, violada vilmente por mentes que sólo ven símbolos de dólar, se presiente a veces la gran historia que Schrader había imaginado. La de una caza a un terrorista que le lleva años a un agente de la CIA —cómo no, Nicolas Cage, tan histriónico como efectivo— y fue torturado por el mismo durante una misión. Anton Yelchin da vida al joven agente que ayuda a Evan Lake (Cage).
Curiosamente Yelchin sale beneficiado del desastre que es ‘Caza al terrorista’, versión de los productores. Milton Schlutz, su personaje, al permanecer en segundo plano, queda perfectamente dibujado con un par de matices más una interpretación por parte del joven actor que descansa sobre todo en el uso de la voz. Milton y Evan son personajes al margen del sistema, pertenecientes a épocas muy diferentes, pero perfectamente complementarios y necesitados el uno del otro.
Apuntes muy interesantes
El film es muy convencional, con decisiones de guión prácticamente absurdas —imagino que por esa manipulación, que como casi siempre, termina siendo un disparo por la culata, incluso a niveles comerciales—, pero en el que se aprecian detalles como ese discurso que Evan da a los cadetes, un discurso envejecido y que representa unos dudosos valores. Así, al deseo de atrapar a alguien desde hace tiempo se suma la decepción por un país al que juró defender.
Otro de los interesantes apuntes del film es la enfermedad del protagonista, la pérdida paulatina de memoria, sin duda una de las enfermedades más terribles que existen, una muerte en vida que aquí juega con la alegoría de la identidad o de recordar los verdaderos valores. Pero Schrader va más allá, enferma también al antagonista —un muy efectivo Alexander Karim—, enfrentando a ambos a la muerte antes de lo que piensan.
Es una pena que dichos detalles queden como meros apuntes que, conociendo el cine de Schrader —aunque debo confesar que siempre me ha parecido mejor escritor que director— debían ser parte de la espina dorsal de un film que muy probablemente arremetía contra el sistema y sugería guerras ocultas que a nadie le interesa conocer. ‘Caza al terrorista’ con el brillo cambiado es un mero producto alimenticio que pasa de drama de investigación a film de acción pura y dura en su tramo final.
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