Jason Reitman parecía destinado a convertirse en uno de los directores más aclamados de Hollywood tras la gran acogida que tuvieron ‘Juno’ y ‘Up in the Air’. Por ambas fue candidato al Óscar de mejor dirección y mejor guion, pero se fue de vacío para casa. Nunca ha vuelto a ser aspirante y nunca ha vuelto a contar con un reconocimiento similar entre crítica y público, ni siquiera con ‘Young Adult’, a mi juicio su mejor trabajo hasta la fecha.
Es verdad que luego encadenó varios títulos fallidos en el mejor de los casos, pero con ‘Tully’ empezó a reconducir la situación y ahora tenía una oportunidad de oro para confirmar su recuperación con ‘El candidato’. En ella aborda un escándalo político de los años 80 que fue clave para que el periodismo abordase ese mundo desde una óptica más amarillista. Reitman consigue aquí una apreciable película con un inspirado Hugh Jackman, pero da la sensación de quedarse a mitad de camino en lo que aborda.
La falta de voz propia
Gary Hart lo tenía todo para convertirse en el candidato demócrata a las elecciones presidenciales de 1988 y no pocos creían que conseguirían acabar con la hegemonía republicana de esos años. Reitman, que también firma el guion junto a Matt Bai y Jay Carson, fija muy bien este hecho con una breve introducción situada en la previa a las elecciones de 1984 y durante los primeros minutos en los que Jackman es presentado como poco menos que un político modelo capaz de inspirar a los votantes.
Eso es algo que se refleja muy bien con los detalles que aporta el guion para que uno vea qué tenía de especial Hart, cuya cercanía resultaba esencial para diferenciarse del resto sin tener tampoco que acudir apenas a comparaciones con otros políticos. Es una cuestión de imagen que ‘El candidato’ borda, pero la cosa resulta más complicada a la hora de definir a su protagonista, poco menos que un genio en lo profesional pero muy reservado en lo personal.
Ese hecho se prestaba a dos soluciones. Por un lado podías hacer que la vida familiar del protagonista aliviase ese distanciamiento emocional del protagonista o bien tenías la opción de vincular el propio discurso de la película al sentido de la moral que define en todo momento a Hart. Ahí Reitman nunca termina de decidirse por una u otra y eso es algo que poco a poco va limitando la película hasta el punto de acabar siendo tan solvente como vacía de una auténtica entidad propia.
La cuidada puesta en escena de Reitman, muy atenta a aportar intensidad a lo que sucede, ya sea a través de las interpretaciones o hasta de la utilización de la banda sonora de Rob Simonsen, funciona bastante bien durante la primera hora para compensar esa falta de una mayor profundidad en los hechos que nos expone. Ese era el paso necesario para que ‘El candidato’ encontrase su razón de ser y nunca termina de hacerlo.
Hugh Jackman eleva ‘El candidato’
El notable trabajo de Jackman lo compensa en parte, pero lo cierto es que nunca da la sensación de que conozcamos realmente a Gary Hart. Sí sus ideas, pero ni siquiera su forma de entender la relación con su esposa y cómo afecta a eso a tener ciertos deslices. Reitman lo utiliza como faro moral cuando al mismo tiempo él no puede representar esa pureza sin que el espectador lo pueda asumir con naturalidad.
De hecho, en cierto momento de la película comentan que lo que hizo Hart es algo que ya hicieron otros en el pasado y la prensa miraba hacia otro lado, pero ahora eso había cambiado. Lo mismo puede aplicarse a la forma de ver el mundo de Hart. No es lo mismo hace ya más de 30 años que ahora y ‘El candidato’ nunca se define claramente. No hay nada en sí mismo que haga mal, pero le falta un posicionamiento más claro y un mejor trabajo abordando a su protagonista.
Al final Reitman plantea cuestiones interesantes en ‘El candidato’, pero se olvida de que no solamente el espectador tiene que hacer alguna reflexión sobre ellas. Hay demasiados personajes que parecen demasiado encaminados a plantear ciertos dilemas pero pronto se va saltando de uno a otro sin que nada llegue a concretarse más allá de la caída en desgracia de Hart. Merecida o no ya es otra cuestión que ni la propia película quiere abordar.
En definitiva, ‘El candidato’ plantea temas sobre los que hubiese merecido la pena pararse a profundizar más, pero quiere tenerlo todo y acaba pecando por defecto. Pese a todo, se ve con agrado, Jackman encaja muy bien en su personaje y te lleva a pensar un poco en lo que muestra. Lástima que no lo haga más la propia película.