'Borderlands' es metadona para los fans de 'Guardianes de la galaxia', pero no puede evitar el tufo a adaptación de videojuego de hace veinte años

'Borderlands' es metadona para los fans de 'Guardianes de la galaxia', pero no puede evitar el tufo a adaptación de videojuego de hace veinte años

¿Basta con un festival de cosplay y unos cuantos guiños para hacer una buena adaptación? 'Borderlands' nos confirma que, definitivamente, no

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Borderlands

Aunque 'The last of us', 'Fallout', 'Arcane' o 'Super Mario Bros' nos hayan acostumbrado en los últimos años a ver adaptaciones de videojuegos que miman la obra original y la respetan sin tapujos, todos sabemos que esto es un fenómeno reciente. Durante años, la pauta fue más bien aguantar películas de baja estofa como 'Street Fighter', 'BloodRayne', 'House of the dead' o, bueno, 'Super Mario Bros'. Pero antes de que creamos que los tiempos han evolucionado, 'Borderlands' nos pone los pies en la tierra devolviéndonos a inicios de siglo a base de bombazos.

Guardianes de Borderlands

No es que el videojuego en sí sea inadaptable, ni mucho menos. Reconozco que no soy un erudito (apenas he jugado a 'Borderlands 2'), pero su tono sarcástico y socarrón, junto a unos personajes bien perfilados, una acción divertida y unos giros sorprendentes bien podría llevarse a la gran pantalla si se le pusiese cuidado, dedicación y se hablara con los responsables del mismo en todo momento. Pero 'Borderlands' no tiene ningún interés en ser esa adaptación, y cree que solo con poner unos cuantos guiños los fans ya querrán comerse un guiso recalentado y soso de hace un par de días.

'Borderlands' quiere ser más 'Guardianes de la galaxia' que una adaptación del propio videojuego. Para ello reúne a un grupo de inadaptados que ni de lejos tienen el carisma y el épico aura de perdedores del grupo galáctico de Marvel, y sus gracietas terminan siendo más estridentes que ingeniosas. El único que puede acercarse ligeramente a aquello es el Claptrap de Jack Black, que comienza teniendo un par de buenos gags antes de hundirse en un revoltijo de chistes de, literalmente, caca-culo-pedo-pis. No, no he usado mal la palabra "literalmente". Ojalá lo hubiera hecho.

A lo largo del metraje da la impresión de que nadie quiere estar ahí, pero algo había que hacer en tiempos de Covid. Al fin y al cabo, la película se rodó entre abril y junio de 2021, cuando apenas había rodajes, y, salvo por los reshoots que se hicieron en 2023 dirigidos por Tim Miller (porque Eli Roth estaba ocupado en su 'Black Friday'), ha permanecido en un cajón sin que nadie supiera muy bien qué hacer con ella. De hecho, Craig Mazin pidió que le quitaran de los créditos antes del estreno. Y, efectivamente, su instinto fue el correcto... aunque eso no quiere decir que no tenga momentos salvables. Sí, de verdad.

This is a (clap)trap!

La cinta de Roth tiene un tono errático, los escenarios tienen una absoluta carencia de personalidad, la historia es obvia y ni Cate Blanchett o Jamie Lee Curtis entienden muy bien lo que está pasando, pero al menos nunca es aburrida (tampoco divertida, conste). Entre las explosiones de Tiny Tina, el constante martilleo auditivo de Claptrap y las explosiones dignas de una película de serie Z, 'Borderlands' consigue mantenerse a flote como película meramente veraniega: es inofensiva, algunos -no muchos- gags funcionan y el diseño de algunos personajes es fabuloso (aunque sea mérito puramente del videojuego). Como grupo de cosplay es increíble. Como personajes hechos y derechos, no tanto.

De alguna manera, 'Borderlands' ha conseguido convertir el caos controlado del videojuego, yendo entre los distintos lugares de Pandora cumpliendo distintas misiones, en un guirigay narrativo que trata de encapsular en una hora y media demasiados hechos, consiguiendo que las sorpresas no nos impacten, haya personajes directamente sin desarrollar y el inevitable final no cause nada más que un encogimiento de hombros. Visualmente no es mucho mejor: los efectos visuales son algunos de los peores que hemos visto últimamente, y absolutamente imperdonables para una película de 100 millones de dólares. Si creías que la Hulka de Marvel era un horror, espera a ver las explosiones de Tiny Tina.

Es, por así decirlo, como si hubieran puesto la trilogía de James Gunn en una camilla y quirúrgicamente le hubieran quitado todo el carisma y la personalidad, quedando como resultado un blandiblú repleto de personajes planos y unidimensionales que no van más allá de sus arquetipos: la anti-heroína, el sidekick gracioso, la máquina de matar, la niña adorable, el soldado con buen corazón. Si evolucionan, solo lo hacen mediante el crecimiento de sus poderes y a golpe de guion: no tenemos ningún motivo para quererles o preocuparnos por ellos, pero, por otro lado, tampoco es que sufran daño, así que es imposible que la experiencia cause algún tipo de emoción real en el público.

Si eres un fan de los que disfruta encontrando easter-eggs, puede que goces 'Borderlands' (hay un momento en el que incluso Claptrap hace una broma explícita al respecto), pero si no, depende de lo cansado que estés este verano y lo poco que le pidas a una película. Si solo buscas acción sin sentido, buenos y malos sin matices, efectos especiales dignos de una serie de CW y algún que otro chiste que puede caerte en gracia, quizá salgas satisfecho del cine. Pero si, por el contrario, le pides algo más incluso en periodo estival, me temo que 'Borderlands' no es la película que estás buscando. No llega a ser un error abismal, pero sí tiene una falta de personalidad absoluta, una especie de 'Guardianes de la Galaxia' de Hacendado para el público menos exigente. Y podría haber apuntado, definitivamente, mucho más alto.

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