Hace apenas unas horas os hablaba de ‘Lion’, una de las nueve películas aspirantes a llevarse para casa el próximo Oscar a la mejor película. Son muchos los títulos que en su momento parecían destinados a conseguir eso mismo y que se quedaron fuera. Me viene a la mente la notable ‘Silencio’ (‘Silence’), ‘El nacimiento de una nación’ (‘The Birth of a Nation’) y también ‘Billy Lynn’ (‘Billy Lynn’s Long Halftime Walk’), el nuevo trabajo tras las cámaras de Ang Lee.
Se da la casualidad de que hoy llegan a los cines españoles tanto ‘Lion’ como ‘Billy Lynn’, por lo que las comparaciones entre el público de nuestro país van a ser hasta cierto punto inevitables. Personalmente, ninguna de ellas terminó de entusiasmarme, pero creo que a la cinta de Lee le ha pesado su peculiar formato de grabación que luego casi nadie podrá evaluar. Dejando eso a un lado, nos queda una propuesta interesante pese a sus debilidades.
La visión de Ang Lee
Uno de los aspectos que siempre me han llamado la atención de Lee es su capacidad para radiografiar diferentes culturas -y en diversos momentos históricos- sin que nunca nada desentone. Se trata de un detalle que es muy fácil pasar por alto, pero saber clavar tanto las reacciones de los personajes como la situación ideológica del momento es bastante más complicado de lo que parece, y si además no se trata de tu propio país el mérito crece exponencialmente.
En ‘Billy Lynn’ vuelve sobre la vida estadounidense, pero tomando como eje a un soldado al que todos aclaman como un héroe y que está de vuelta en su país temporalmente antes de volver al frente. Eso deja espacio a mostrar cómo afecta la situación a su familia, donde solamente su hermana surge como nota discordante, a sus compañeros e incluso a desconocidos, desde gente común hasta adinerados, todos ellos impresionados por su hazaña.
Es ahí donde el hecho de haberla rodado a 120 fotogramas por segundo -el quíntuple de lo habitual-, en 3D y con resolución 4K era el factor determinante para incidir en la confusión que sufre y que vista con normalidad se diluye, quedando limitada a algunos apuntes de guion -esa medicación que nunca termina de llegar-, algunos de los bastante correctos flashbacks y una escena durante un espectáculo musical.
Esos chispazos no consiguen la continuidad necesaria, pero sí que la visión global que al interés de las propias subtramas, donde es inevitable la llegada de cierta irregularidad. Eso sí al respecto destaca la notable fluidez con la que se va saltando entre ellas con la relativa excepción de lo referente a la hermana interpretada por Kristen Stewart, ya que en todo momento está un tanto desconectada de lo principal.
‘Billy Lynn’, desequilibrada pero interesante
La cuestión es que cuando mejor funciona ‘Billy Lynn’ es cuando se centra de forma específica en la visita de los soldados al estadio, incluso cuando deja ligeramente de lado al protagonista para centrarse en lo fácil que es alabar a quien consideras un héroe pero lo difícil que es ir más allá de las palabras. No deja de ser una nota al margen de lo principal, pero lo cierto es que también ayuda a dar más entidad a las dudas de Billy sobre volver al frente o aceptar lo que sufre.
Además, esa lado permite a Lee mostrar con gran naturalidad las diferentes reacciones de los soldados -estimulante la química que hay entre ellos como grupo- y también sus sueños en la vida gracia a la promesa de conseguir una buena suma económica por llevar su historia al cine. De paso, amplía el retrato mucho más allá de Billy, algo que tiene tanto su lado positivo como negativo. En lo bueno consigue que su radiografía sea más rica y amplia, pero a cambio la confusión existencial del protagonista pierde aún más fuerza, restando así empaque a su decisión final.
¿Qué nos queda entonces? Pues una película que, pese a todo -Lee no termina de dar con el enfoque ideal-, funciona mejor en lo general que en lo particular, algo que incluso se traslada a su reparto, donde todos sus integrantes, incluso aquellos que sorprende ver en una cinta de estas características, cumplen con holgura sin que nadie llegue a destacar. De esta forma, su acercamiento al otro lado del héroe norteamericano, a su sufrimiento, es algo que se transmite con nitidez, pero falla en varios detalles para llegar a ese otro nivel reservado para las grandes películas.
En definitiva, ‘Billy Lynn’ no es una gran película, en parte quizá por no haberla podido ver tal y cómo fue concebida por Lee, pero también porque funciona mejor como un retrato general que uno concreto cuando en realidad es esto último lo que funciona como gran hilo conductor. Con todo, no merecía, ni mucho menos, el batacazo que ha sufrido, fracasando con estrépito en taquilla y recibimiento más críticas negativas que positivas.
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