Da la sensación de que a Netflix le encanta copar los titulares, sea por razones positivas o negativas, la cosa es estar en boca de todos. Entre las primeras suelen destacar esos bombazos televisivos que centran la atención de los amantes de lo audiovisual durante días, semanas o incluso meses. Pienso en títulos como ‘Stranger Things’ o ‘Mindhunter’. Esa parece ser su fuente de mayores alegrías pero básicamente obliga a la compañía dar con otro gran éxito cada poco tiempo.
Parece claro que el objetivo de Netflix es que ‘Altered Carbon’ sea uno de ellos, pues está realizando una de sus enormes campañas publicitarias para que simplemente se convierta en esa serie que hay que ver lo antes posible. En Espinof ya hemos tenido la oportunidad de ver los dos primeros episodios y el resultado es un tanto desigual. Y es que tiene la capacidad para fascinarte y querer saber más sobre lo que sucede, pero carece de la consistencia para tenernos atrapados en todo momento.
Buscando su propia identidad
Es cierto que el inicio de toda serie tiene que poseer un componente de introducción tanto para conocer a sus protagonistas como para conocer las reglas del universo que quiere construir. Eso resulta especialmente decisivo en el caso de las series de ciencia-ficción, ya que tienen que encontrar su hueco entre multitud de propuestas similares que van camino de agotar lo que parecía inagotable.
En el arranque de ‘Altered Carbon’ se nos explica con fluidez el método que permite a aquellos con suficiente dinero tener prácticamente una vida eterna y también las luchas de los demás por intentarlo o simplemente impedirlo al verlo como una condenación para tu alma. Hay por ahí algún diálogo que puede pecar de demasiado expositivo -y un uso muy mejorable de la voz en off-, pero lo cierto es que funciona y te prepara para lo que vas a ver: una enorme investigación de un crimen difícil de explicar.
La cuestión es que no es todo tan sencillo como podría parecer, ya que también se toma su tiempo para que sepamos quién era antes el personaje interpretado por Joel Kinnaman y no duda en extenderse en mostrarnos los pormenores de ese futuro cyberpunk con ciertos toques de ‘Blade Runner’ en el que los avances tecnológicos se codean con una preocupante decadencia moral. Parece como si pudiéramos tenerlo todo a cambio de perder nuestra humanidad.
Es precisamente ahí donde la serie se pierde, ya que busca plantear una serie de reflexiones interesantes sobre el papel pero que acaban reducidas a detalles demasiado elementales al servicio de una ambientación muy trabajada pero que ya en el segundo episodio acaba resultando un poco cargante. Hablo en términos generales, pues hay puntos concretos, sobre todo relacionados con el director del local donde duerme el protagonista, estimulantes.
‘Altered Carbon’ funciona mejor cuando opta por ser más ligera
Esto nos lleva a otro de los aspectos en los que queda claro la irregularidad de la que hace gala ‘Altered Carbon’ durante sus primeros episodios: cuando quiere resultar más densa no tienen detrás el apoyo suficiente para sustentarlo y se queda a medio camino entre la fascinación y el aburrimiento, aunque cueste imaginar algo así. Mientras que cuando se suelta un poco y abraza su componente pulp, el entretenimiento crece sin dañar en ningún momento la credibilidad del relato.
Me queda la duda de si sus responsables serán capaces de ir limando eso a medida que la investigación ocupe un lugar más prioritario y el protagonista haga progresos. Ahí siempre da la talla en estos dos primeros episodios, incluso cuando suceden algunas cosas que podrían resultar demasiado azarosas para ciertos espectadores. En definitiva, lo realmente interesante está ahí y no tanto en lo que hay detrás del protagonista. Eso puede cambiar, claro.
A ello ayuda mucho un inspirado Kinnaman que sabe captar las diferentes fases emocionales por las que pasa su personaje, incluso cuando la serie quiere potenciar ese toque trascendente sin terminar nunca de dar en la diana. Él es una constante positiva, brillando claramente por encima del resto del reparto y mostrando muy buena química tanto con Chris Conner como, aunque con cierta intermitencia, con Martha Higareda. Con James Purefoy no lo tengo tan claro, pero es que su personaje no invita aún a ello con ese aire de amenaza tranquila que tiene.
Más allá de eso una serie de clichés bastante manidos en este tipo de relatos presentados de tal forma que no aportan gran cosa respecto a producciones similares, algún personaje que no termina de encajar demasiado bien -la esposa en la ficción de Purefoy-, escenas de acción dosificadas pero muy logradas -son violentas, físicas y sin un montaje mareante- y la sensación de que ‘Altered Carbon’ puede convertirse en una gran serie si se centra en el presente y lo que está por venir en lugar de echar la mirada al pasado cada poco tiempo.
En definitiva, los dos primeros episodios de ‘Altered Carbon’ no son una maravilla, pero sí que poseen las suficientes virtudes como para seguir viendo por dónde nos quiere sorprender Netflix con esta adaptación de la novela de Richard Morgan. A ver si logra dar con su verdadera identidad y a partir de ahí va construyendo algo más constante en lugar de ser capaces de fascinarnos en una escena y casi hacernos mirar cuánto queda de episodio en la siguiente.
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