‘Hana’, un alegato en contra de la venganza

‘Hana’, un alegato en contra de la venganza
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Normalmente no defendería una película en la que apenas pasa nada durante todo el metraje, sin embargo, hago una excepción con ‘Hana’, film de Hirokazu Kore-eda, que no está ausente de acciones por defecto del guión, sino muy a propósito, pues su intención es mostrar la vida de una pequeña comunidad y la evolución de la amistad entre sus miembros.

‘Hana yori mo naho’ (2006) transcurre a principios del siglo XVIII, durante el periodo Genroku, más concretamente durante la etapa Edo, nombre que antes recibía la ciudad de Tokio. Nuestros protagonistas habitan un vertedero y su trabajo consiste en recoger los desperdicios y reciclarlos para su posterior venta. Aoki Sozaemon es hijo de un samurái que fue asesinado. Como manda el código Bushido, debe vengar esta muerte o practicarse el seppuku para morir él mismo. Sin embargo, Aoki no es diestro con la espada y tampoco es capaz de albergar en su espíritu el odio suficiente para acabar con el asesino de su padre. Sozaemon está enamorado de una viuda vecina suya que tiene un hijo. Este niño entabla amistad con el hijo del asesino, lo cual convierte en más difícil todavía la misión de Sozaemon. Pero el dueño del lugar amenazará con desahuciar a todos los vecinos y la recompensa que entregarían al samurái por cumplir su venganza empieza a verse como la única opción posible.

Junto a esta historia se narra en paralelo un acontecimiento que ocurrió en la vida real: la venganza de los 47 ronin leales que sí acabaron con su vida obedeciendo al código de honor. Uno de los personajes del film formaba parte de estos ronin, pero no fue capaz de llevar a cabo su sacrificio.

Con todo esto, Kore-eda quiere hacer ver que las venganzas no siempre son necesarias o no son la forma de resolver los conflictos. Según las declaraciones del propio guionista, director y montador, “tras los trágicos atentados terroristas del 11 de septiembre, la emoción de querer vengarse parece haberse apoderado del mundo entero. Japón no ha sido una excepción. No sólo los gobernantes, sino también el pueblo, ha empezado a hacer comentarios nacionalistas, llegando incluso al punto de hablar despectivamente de otros países, como para confirmar su superioridad”. El otro mensaje se dice en boca de los personajes: "Hacemos pastelitos de arroz con los excrementos", que expresa a la perfección la tesis de la película a favor de la evolución y el aperturismo y que es perfecto reflejo de lo que ocurrió en Japón.

Por ello los personajes son personas como cualquiera, con un amor por la vida muy contemporáneo y que por fin comienzan a comprender que en época de paz, figuras como los samuráis dejaron de tener sentido. No se trata de un film de samuráis al uso, sino todo lo contrario: apenas hay peleas de espadas, no hay acción o luchas cuerpo a cuerpo. El protagonista, aunque tiene rango de samurái prefiere ser maestro de escuela e interpretar papeles en obras de teatro callejeras. Es decir, se trata de un antihéroe, que gracias a lo poco que le motiva la venganza conseguirá ayudar a quienes le rodean. El personaje, interpretado por el actor y cantante Junichi Okada, resulta tan entrañable que vemos en él como virtudes todo lo que en otro tipo de film serían defectos.

Todos los demás actores merecen también menciones por sus interpretaciones magnificas y naturales. La viuda, Rie Miyazawa, denota madurez y encanto. El asesino del padre, Tadanobu Asano, impone con su presencia a pesar de tener sólo breves intervenciones en el film. Serán los demás vecinos de la cloaca, en especial Magosaburo, Yuichi Kimura, los que resulten más humorísticos y simpáticos. Los actores infantiles también consiguen una gran empatía.

‘Hana’ es un film colorido y lleno de humor, que nos hará ver de forma diferente a la sociedad japonesa. Su ritmo es pausado y no se muestran más que momentos cotidianos con un afán de retrato costumbrista que se acerca al neorrealismo. Por algo su autor ha sido director de documentales. Su film anterior, ‘Nadie sabe’ también tiene un aire muy naturalista y una gran autenticidad, ya que está rodado casi en tiempo real y su protagonista crece en la vida al tiempo que crece en la ficción. Este film de 2004 era más duro, pero también superior aún en calidad a ‘Hana’. Sin que por ello desmerezca la cinta que se estrenará mañana en nuestras salas de cine.

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