La carrera como director de Santiago Segura estuvo marcada durante casi dos décadas por la franquicia 'Torrente'. Las cinco entregas de dicha saga fueron los únicos largometrajes que dirigió entre 1998 y 2014, iniciando un cambio de rumbo en 2018 con 'Sin rodeos', adaptación española de una comedia chilena de dos años antes que fue bien recibida por el público, pero la cinta que lo cambió todo para él fue 'Padre no hay más que uno'.
La versión española de una comedia argentina de 2017 tuvo una acogida impresionante, amasando más de 14 millones de euros durante su paso por los cines y dando pie a una secuela que también conquistó a los espectadores. A partir del 8 de julio contraataca con '¡A todo tren! Destino Asturias', una propuesta a priori con ingredientes similares llamada a ser el gran éxito del cine español de este verano. Eso no quita para que a mí me haya gustado bien poco.
Un cóctel mal agitado
Una de las particularidades de '¡A todo tren! Destino Asturias' es que se trata del remake de una cinta francesa dirigida por Benjamin Euvrard que todavía no ha llegado a estrenarse, por lo que en esta ocasión ni siquiera existía la garantía de un éxito previo con el material de base, pero a priori la apuesta no deja de ser la misma: dar un toque más local a la historia, y para Segura ha vuelto a colaborar en el guion con Marta González de la Vega, con quien ya trabajase en sus tres anteriores largometrajes.
Aclarado eso, el interés de la película se sustenta en dos elementos. Por un lado, tenemos a los niños, recuperando a un par de jóvenes actrices vistas en las dos entregas de 'Padre no hay más que uno', haciendo trastadas, buscándose en todo momento la complicidad del espectador. El mejor argumento para evitar que resulten un poco odiosos lo tenemos con el tiránico revisor interpretado por Florentino Fernández, un personaje que encaja con cierta tendencia de '¡A todo tren! Destino Asturias' al exceso para provocar la risa del público.
Por otro lado están las peripecias del propio Segura para reencontrarse con los niños antes de que la cosa se complique aún más. De esta forma, '¡A todo tren! Destino Asturias' encuentra cierto equilibrio entre su componente de road movie pasando por diferentes localizaciones -ahí se agradece que Segura no caiga en el error de convertirlo todo en una especie de postal turística- y una aventura a bordo del tren. Por ahí, se van alternando ambos frentes para intentar que no nos cansemos con ninguno de ellos.
Quiere contentar a todos
No obstante, el guion de la película muestra una predilección demasiado marcada hacia recurrir a la persona famosa que pueda aparecer en ese momento para conectar con el público a través de la familiaridad. Desde luego que por esperar que sean tronchantes bromas como “¿Dónde te la meto? (Momento incómodo) La maleta” no creo que sea. Ahí '¡A todo tren! Destino Asturias' sufre un poco el síndrome 'El hormiguero', es decir, querer llegar a todo el público, proponiendo para ello un cóctel en el que cualquier cosa parece tener cabida.
La consecuencia de ello es que tan pronto busca ser tierna como cae en lo rancio, permitiéndose incluso un chiste sobre el lenguaje inclusivo. Ese caos en lo referente al tono espantará a algunos espectadores, pero también tengo claro que será una de las claves de su éxito. A fin de cuentas, no deja de ser un acumulación de diferentes estímulos para ver si algo funciona. En mi caso creo que solamente me llegué a reír una vez y lo más habitual era la incomprensión ante la toma de decisiones por parte de la película.
Eso no quita para que sea una estrategia inteligente con el objetivo de reunir en una sala de cine a todos los miembros de una familia. Hay algo pensado para todos ellos, caso aparte es lo inspirada que esté la película en esa avalancha de situaciones pretendidamente graciosas que van sucediéndose, ya que la línea que separa contentar a todos con la falta de identidad de muy fina, destacando más las situaciones que parecen propias de comedias de otra época que de una cinta de corte familiar.
Por lo demás, el Segura actor cumple con corrección en una nueva variante del padre pusilánime ya explorada en 'Padre no hay más que uno', mientras que Leo Harlem da lo que se espera de él como una especie de canallita de la tercera edad. Los niños pues ahí están intentando dotar de cierta naturalidad a un material poco conseguido y por la parte de los cameos el nivel oscila entre lo correcto dentro del nivel que exhibe la película y aquellos que casi acaban siendo más una molestia.
En resumidas cuentas
'¡A todo tren! Destino Asturias' es una película que confunde enfoque familiar con no preocuparse en encontrar un tono que la defina, por lo que se permite ir en una dirección u otra según crea oportuno. No tendría grandes problemas con ella si de vez en cuando resultase hilarante, pero lo habitual es que cueste creerse que algo así se haga en la actualidad.
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