'12 años de esclavitud' ('12 Years a Slave', Steve McQueen, 2013) es una película que ha recibido multitud de alabanzas, tanto por parte de la crítica --he llegado a leer hasta disparates como que tras su visionado uno ya es menos racista-- como del público. Lo único que le faltado ha sido convertirse en un éxito mayor en lo económico, porque en lo artístico se ha hinchado a recibir toda clase de premios. Sin embargo, considero que esa avalancha de elogios es hasta cierto punto exagerada, ya que el tercer largometraje de Steve McQueen no es para tanto. De hecho, ni siquiera es mejor que 'Shame' (2011), el título con el que su nombre empezó a hacerse popular, pero que recibió muchos menos galardones.
A algunos ya os llamó la atención su total ausencia cuando os hablé de las que consideraba que eran las mejores películas de 2013 y preferí no comentar nada hasta que pudiera explicar mis motivos, pero si os avanzo que no se debía a no haberla visto por aquel entonces –-motivo que sí explica la no presencia en ella de la excelente 'Ernest y Célestine' (Stéphane Aubier, Vincent Patar y Benjamin Renner, 2013)--. Ya os aviso que no me voy a desmarcar con alguna exageración como decir que '12 años de esclavitud' es un bodrio --o alguna locura por el estilo--, pero sí que tiene unos cuantos defectos que me molestaron bastante.
Una de las cosas que más me llamó la atención de la crítica escrita por mi compañero Alberto es que señalaba que el paso del tiempo era algo que quedaba diluido, ya que estamos tan perdidos y a la deriva como el protagonista. Pues bien, estoy de acuerdo en lo primero, pero lo segundo me parece una de las grandes fragilidades del trabajo de McQueen, ya que en varios momentos queda clara la importancia de las cosechas –-el protagonista hasta es cedido temporalmente a otro terrateniente por ello--, por no mencionar que el cine nos ha demostrado en infinitas ocasiones las múltiples formas en las que los sufridos protagonistas pueden llevar la cuenta del tiempo que ha pasado desde que cayeron en desgracia. Lo que así se logra es que los doce años pasen a algo relativamente intrascendente.
Eso sí, el esmerado trabajo de puesta en escena de McQueen consigue compensar holgadamente ese detalle, tanto por su buena manejo de la cámara –-especialmente destacable es cierta escena en la que el personaje interpretado por Michael Fassbender persigue al protagonista-- como su cuidada selección de planos, recurriendo con acierto a planos cerrados para centrarse en los aspectos más emocionales del relato como para dejarnos con la boca abierta cuando abre el plano y lo sostiene con tanta firmeza y naturalidad que consigue impactar al espectador. Eso sí, es un trabajo bastante más académico de lo demostrado hasta ahora por él y me queda el miedo de que sea un paso intermedio en su aclimatación al estilo de Hollywood en detrimento de su voz propia como director.
Otro aspecto para mi gusto bastante mejorable es que '12 años de esclavitud' nunca me transmite la sensación de estar atacando la esclavitud, llegando a conseguir que lo que le pasa a personajes menos definidos me parezca algo natural, un sentimiento aberrante que me persiguió durante buena parte del metraje. Se ve que la propia película tampoco tiene especial interés en esa fascinante dicotomía entre hombres libres y esclavos, ya que hasta solamente se pasa con puntillas por ello durante las apariciones de un algo desaprovechado y pelin decepcionante Benedict Cumberbatch --no es que lo haga mal, no mucho menos, pero está muy lejos de demostrar todo el talento que ya sabemos que tiene--.
No faltará quien aluda al notable trabajo de Lupita Nyong'o en lo referente a mostrarnos las duras condiciones de vita y el tiránico trato dispensado por los terratenientes, pero por muy poderosas que sean individualmente --y que pueda surgirnos la duda de si impacta más por lo que sucede que por cualquier otra cosa--, no dejan de ser momentos aislados sin auténtica continuidad. El gran problema es que la continua sensación de dramatismo y calamidad del meramente correcto guión de John Ridley se centra únicamente en una premisa argumental muy alejada de ser un ataque directo a esa injusticia, pues la odisea del protagonista no es esa, sino que es un hombre libre y rico que ha sido tomado por esclavo cuando eso no debería haber sucedido jamás. El resto poco importa –-del mismo modo que uno de los esclavos se olvida de sus compañeros cuando es rescatado por su “amable” dueño--.
Dejando de lado lo ya comentado de Steve McQueen y el evidente esfuerzo realizado para que nada desentone técnicamente, es en las actuaciones donde tenemos el otro punto fuerte de '12 años de esclavitud', pero también lo más negativo de toda la función. Por un lado, Chiwetel Ejiofor consigue mostrar todos los estados emocionales por los que pasa su personaje recurriendo a sutiles reacciones gestuales, transmitiendo una credibilidad y naturalidad fuera de toda duda. También Michael Fassbender lo borda –-hasta consigue dar con el odio que muestra en determinados momentos--, pero a cambio hay un cáncer llamado Brad Pitt que no sé cómo se pudo tomar con tanta desgana su personaje --no nos olvidemos de que él también ejerce como productor--, una especie de pobre personificación de Jesús que aniquila todo dramatismo con sus apariciones, algo especialmente grave dada la importancia capital que tiene en el devenir de los acontecimientos.
En definitiva, no seré yo el que discuta las innegables virtudes de '12 años de esclavitud', pero sí el que alce la voz para señalar esas cosas que me impiden coincidir con aquellos que quieren ver en ella una gran película. Sí que hay escenas que llegan a ese nivel, pero el bagaje general es el de una buena película que está recibiendo muchas más alabanzas de las que realmente se merece.
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