Os traemos en exclusiva el trabajo 'ZERO' de David Victori, al que recordaréis por ser el ganador en la sección de cortometrajes del Festival de Venecia, cuyo premio fue precisamente conseguir que Ridley Scott y Michael Fassbender le produjesen un trabajo de guion propio. El resultado se titula 'ZERO', que primero pudo verse como serie de Youtube, y hoy os lo traemos completo. 30 minutos en los que se narra una historia de ciencia-ficción, con no pocos puntos en común con el excelente corto de Victori 'La culpa'.
Premisa argumental: Joe y Aaron son un padre y su hijo separados emocional y físicamente el día que el planeta Tierra pierde paulatinamente la gravedad. Atención a la fotografía de Daniel Aranyó —habitual de Daniel Calparsoro, y director de fotografía de Alejandro Amenábar y Paco Cabezas en sus últimas películas—, y a los decorados de Sandra Victori, hermana del director. No esperéis más y dadle al play.
La unión hace la fuerza
Ése podría ser, en líneas generales, el mensaje de 'ZERO'. Dividido en cuatro partes, debido al soporte para el que fue creado, el cortometraje de Victori —porque desde luego el término "serie" no le queda nada bien e incluso juega en su contra— plantea una situación de lo más curiosa, y también imposible. El día que nuestro planeta empieza a perder la gravedad, el joven Aaron —un convincente Felix Avitia— echa de menos a su madre muerta en un accidente de tráfico, y quiere respuestas, de esas que no existen, al igual que la solución a lo que está pasando.
De esta forma Victori emplea nada menos que dos macguffins para narrar un breve y bello cuento sobre la necesidad de acercarnos a nuestro prójimo cuando las cosas están mal. Con un envidiable uso del fomato scope —ya podían aparender unos cuantos directores españoles del señor Victori—, 'ZERO' entretiene y emociona. Tal vez el tema daba para más, como siempre suele ser habitual en este tipo de productos, supeditados a una cierta duración. Hablo evidentemente de la parte de la ciencia-ficción; el caso es que 'ZERO' no va de eso, sino de la importancia de un simple apretón de manos, de un abrazo, ejercicio cada vez más olvidado en un mundo cada vez más abocado a la deriva, y dominado por los emoticonos.
Deseando fervientemente que David Victori realice su primer largometraje, al parecer enmarcado dentro del género de suspense.
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