Es una de las mejores películas españolas de todos los tiempos y está en Netflix. Una obra maestra que retrató la desigualdad y la dignidad humana

Una de las adaptaciones literarias más brillantes de la historia del cine, sigue siendo un título imprescindible

Los Santos Inocentes 1984 Mario Camus
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La división más crucial que se da en sociedades como la española es económica y laboral. Pasan los años, y perdura el descontento por las condiciones indignas por las que siguen pasando muchos trabajadores, que tienen que tragar con déspotas implacables. Es una realidad que es palpable hoy, lo era en los ochenta y también lo era en la década de los sesenta.

Es por ello que una de las obras maestras del cine español sigue sintiéndose poderosa y muy relevante en los tiempos que corren. La evolución constante de las maneras en las que se preservan las brechas socioeconómicas mantienen urgente una película de la década de los ochenta que relata una historia que sucede en pleno calor del franquismo. Pasan los años y 'Los santos inocentes' (1984) es igual de formidable.

Grito ahogado ante la injusticia

El exquisito Mario Camús adapta la imprescindible novela de Miguel Delibes en una cinta que fue toda una sensación en su momento. Tanto en nuestras fronteras como en el extranjero, porque fuera también existe la desigualdad que retrata. Con un legendario reparto que incluye a Alfredo Landa, Paco Rabal, Terele Pávez y Juan Diego, esta obra maestra de nuestro cine refuerza el catálogo en streaming de Netflix (también se puede ver a través de Amazon Prime Video o en la plataforma de FlixOlé).

En un cortijo extremeño de la España franquista, una familia campesina trabaja de manera infatigable para el terrateniente de la zona. Su vida se reduce a la constante obediencia, al sacrificio personal. Los mayores de la familia, que incluye a un tío con dificultad de expresión y deficiencia cognitiva pero pasión por las aves, aceptan sin rechistar su aciago destino. Las generaciones más jóvenes observan con más desagrado el yugo al que toca amoldarse para poder comer.

Esta división entre los padres serviles y el hijo que busca la manera de romper las cadenas a través de la huida es fascinante, pero la película no ofrece engaño sobre la posibilidad real de escapar a la servidumbre. Las esperanzas, mayormente puestas en el entrañable personaje de Azarías de Rabal, son quebrantadas de la manera más cruel, asentando una visión al sistema que sólo tiene espacio para la violencia, de una manera u otra.

'Los santos inocentes', excelente retrato de miseria

Los Santos Inocentes 1984 Paco Rabal

El villano interpretado por Juan Diego es excelente, porque es contundente sin ser vulgar. No hay atisbos de mostachos retorcidos en un personaje tratado con bastante astucia, además de rabia. Un antagonista que nunca deja de tener presente la relación que mantiene con sus siervos, y no tiene remilgos para recordarlo de cuando en cuando.

La película es excelente por cómo supura el dolor ante el abuso, la brecha social y la eliminación de la dignidad humana para estos trabajadores del cortijo. Un grito ahogado que sale a través de la garganta de la "niña chica", metiendo el drama punzante que termina de hacer imprescindible este clásico. El aplauso internacional en festivales como Cannes se dio de la mano con un éxito comercial en España que perduró durante más de un año. Para que luego digan que el cine político no triunfa aquí.

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