Al pensar en el cine musical lo más fácil es que la mente vaya a pensar en los clásicos de los cincuenta o de los sesenta, tan exuberantes y de emociones desbordantes. De MGM a Gene Kelly, pasando por muchos más, porque representan en muchos aspectos la parte más convencional de cine musical. Es por ello que no pocos disfrutan con el aire irreverente que revolucionó el género en los setenta.
Musicales como 'Cabaret' o 'The Rocky Horror Picture Show' han tenido más impacto en determinadas generaciones gracias a historias más truculentas u oscuras, además de realizaciones más alocadas y arriesgadas. Los setenta dejaron películas de lo más valientes, y hasta bizarras, incluyendo alguna que podría asumirse como convencional como fue 'Jesucristo Superstar'.
Dinos lo que va a pasar
La memorable ópera rock escrita por Andrew Lloyd Webber con Tim Rice recibió una psicodélica adaptación por parte del siempre reivindicable Norman Jewison, que desde su habitual artesanía dio vida y movimiento al musical original además de hacerlo cantar. Una icónica obra que cumple 50 años de su estreno y que se puede ver en streaming a través de Filmin.
La historia aparentemente no tiene muchos recovecos: narra la particular y mesiánica misión de Jesús de Nazareth para difundir la palabra de Dios. El proceso incluye el reclutamiento de los fieles, especialmente de los apóstoles, y la constante amenaza de los romanos. Eso sí, la historia es contada a partir de canciones de rock alambicado, casi progresivo, y enmarcando a Jesucristo como una estrella pop.
Es ciertamente un enfoque muy dinámico que permite una comprensión más fácil de la figura religiosa por parte de un público no criado por el catolicismo y sí por la cultura pop. Incluso la película adapta ligeramente las ropas para hacer al propio Jesucristo y sus fieles pasar como miembros del movimiento hippie, cuyo mensaje de paz y amor no andaba demasiado alejado de sus enseñanzas.
'Jesucristo Superstar': religiosidad pop
Por fortuna, la revisión hippie del evangelio no cae en una especie de "Señor Burns vestido de joven", especialmente porque la realización de Jewison está cargada de luminosidad, extravagancia y euforia cinematográficas. La película no se corta a la hora de ir a por todas, sin miedo a resultar hortera o pasadísima de rosca, realizando secuencias muy vivas que van en consonancia con la música enérgica y rematadamente emocional. Incluso con momentos como 'Everything's Alright', que son capaces de desarmarte con exquisita delicadeza.
Es la clase de actitud de ir a por todas que impactó a cineastas como Rian Johnson, que incluyó la película en una lista de recomendaciones con musicales de los setenta, poniéndola además como su cinta musical favorita aunque 'Cabaret' sea la mejor. Sus 50 años se notan, porque se agarra a referencias y actitudes muy propias de esos primeros setentas, pero tiene suficiente arrojo para hacerla encomiable y perdurable. Incluso realmente emotiva. No hace falta ser devoto o buscar la reconversión para disfrutarla.
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