A mucha gente le causa palo la posibilidad de ver una película de hace 100 años, o simplemente ubicada en ese periodo del cine mudo que resulta tan fundamental para la historia del cine. Y no es del todo incomprensible, es casi otro medio diferente, otra manera de expresión, fundamentada en expresiones muy exageradas, alguna cartela con diálogos o explicaciones muy largas, bandas sonoras muy específicas. Es otro lenguaje.
No por ello dejan de tener ramificaciones en todo el cine posterior, e incluso llegan a marcar el cine actual. Buster Keaton es un grandísimo ejemplo, con comedias de acción caracterizadas por lo físico y las peripecias realizadas sin dobles que ahora gente como Tom Cruise y Keanu Reeves replican. En ocasiones, algunas aparecen para iniciar un camino que va a seguir desarrollándose con innovaciones y nuevas adaptaciones. Como sucede con la primera adaptación de 'El jorobado de Notre Dame'.
Tragedia monstruosa en París
La película de Wallace Worsley llega a su centenario, llevando por primera vez al cine la novela de Victor Hugo que hoy tantos conocen a través del clásico animado de Disney. Uno que debe parte de su esencia y sus virtudes a esta cinta muda de 1923 con cualidades técnicas admirables y que entró pronto en el dominio público, por lo que podemos verla de manera gratuita en PlutoTV además de en plataformas como Filmin.
La historia es bastante familiar: la gitana Esmeralda se convierte en una sensación por sus bailes en la plaza, y se vuelve la obsesión de Jehan Frollo, el hermano del archidiácono Claude Frollo. A su cargo está Quasimodo, un campanero nacido con una notable joroba que le ha hecho ser visto como un monstruo y vive oculto en la catedral de Notre Dame. Jehan ordena a Quasimodo que secuestre a la bailarina, pero antes de poder hacerlo es capturado y preparado para ser sentenciado, siendo la joven gitana su única esperanza de salvación.
Worsley afronta esta adaptación del clásico con la teatralidad esperable de esta época. También se apoya en exceso en unas explicaciones que vienen de cuadros de texto, que aparecen hasta para unas líneas de diálogo mínimas. Son el mayor obstáculo para disfrutar plenamente de una película que, en efecto, ha tenido versiones mejores posteriores.
'El jorobado de Notre Dame': una película con legado
Pero lo cierto es que hay hallazgos en la misma que resultan dignos de destacar, ya que se notan especialmente influyentes. Los grandes decorados que recrean el París medieval son impresionantes, destacando en una época donde estos sets eran parte fundamental de la función. Luego está Lon Chaney como Quasimodo, haciendo una interpretación bastante transformativa, menos anclada en lo teatral y más evocativa de la actuación de método que ahora resulta más común.
Fue tan destacado el trabajo de Chaney que se volvió una estrella y posteriormente pudo interpretar a otro trágico monstruo en la primera adaptación de 'El fantasma de la ópera' y otros grandes trabajos de género. Una versión que fue el siguiente paso hacia el estallido de los monstruos de la Universal, que tienen algo de herencia en esa esencia gótica y cuasiterrorífica que destila esta 'El jorobado de Notre Dame'. Un legado mayor que el resultado de la propia película, pero no muchas películas centenarias pueden presumir de lo mismo.
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