Este viernes se estrena ‘Astro Boy’, una libre adaptación del personaje de manga creado por Osamu Tezuka. Con producción estadounidense y china, esta película, dirigida por David Bowers, presenta una animación en 3D correcta, con efectos bien resueltos y movimientos y texturas que no presentan ningún problema. El estilo con el que se ha diseñado a los personajes es muy adecuado para el tipo de film de animación cómico que tanto se desarrolla en Norteamérica con un público infantil en mente. Sin embargo, no es lo que mejor encaja con lo que esperaríamos de una versión fílmica de ‘Astro Boy’. Un anime, hecho por los propios japoneses, y quizá en dos dimensiones, habría resultado más satisfactorio.
En la vertiente más profunda, encontramos una falta de adecuación similar, ya que Osamu Tezuka nunca habría escrito una historia tan cándida y tópica. Muy al contrario, la característica más propia del con razón bautizado dios del manga es la fuerza dramática de sus narraciones. Salvo por dos elementos que sí están extraídos de la creación del mangaka, todo es flojo y poco compacto. La mínima anécdota está estirada a lo largo del metraje en una suma en la que apenas ocurre nada. Esto también va en total contra de unas creaciones donde lo más sorprendente es la cantidad de conflictos que pueden generarse en una página.
De Tezuka se toman únicamente la decepción del padre con respecto a su criatura, con la consecuente tristeza del niño robot, y la lucha de los androides por demostrar su humanidad, que supone una constante en las historietas de ciencia ficción de Tezuka. Pero incluso aunque hayan mantenido estos temas de fondo, el acercamiento que se hace a ellos es mucho más débil que el que siempre supo darle el fallecido autor japonés.
Buenos y malos
Me da igual que ‘Astro Boy’ tenga el reparto de voces más espectacular —Freddie Highmore, Kristen Bell, Nicolas Cage, Samuel L. Jackson, Charlize Theron, Bill Nighy, Donald Sutherland y Elle Fanning— , si ninguna de las intervenciones puede contrarrestar la falta de carisma, ternura y fuerza que sufren sus personajes.
Los únicos que gozan de fuerza dramática en su retrato son los que provienen del cómic: el padre, el propio Astro y el doctor Elefun. Quizá el gran robot Zog, si hubiese tenido más protagonismo, habría sido lo más parecido a un personaje de Tezuka. Es simpático el guiño que hacen al creador poniendo un muñeco con sus gafas, boina y nariz, que él también introducía en muchos de sus mangas.
Los secundarios introducidos por los guionistas —especialmente los niños que buscan en la basura— están muy por debajo de los seres que creó el japonés y por lo tanto, su desempeño dentro del conjunto da resultados muy inferiores. Y como aportaciones de la película, me quedaría sólo con los terciarios: el perro papelera, el limpiacristales y la goma, que responden al tipo de personaje con poco papel, pero memorable y entrañable, como el Mo de ‘Wall•e’ o el perro-sonda de ‘Planet 51’.
La peor parte se la llevan los antagonistas, pues el padre del manga jamás habría planteado a un enemigo tan plano. Sus némesis encarnan mucha más maldad que la de estos personajes. Pero no sólo eso, es que el japonés sería todo menos maniqueo. Sus malos son personas con contradicciones y muchas facetas, que en ocasiones hasta se ponen en el lado bueno. En esta película, desde que la materia se desdobla en roja y azul, el maniqueísmo está servido. Y con él, la simplicidad.
¿Por qué adaptar a Tezuka?
Me pregunto por qué se ha optado por adaptar ‘Astro Boy’ para hacer algo tan alejado de lo que creó Tezuka. Realizar una película con un espíritu tan norteamericano partiendo de un material que hay que endulzar por todas partes para llegar a esa pretensión parece un trabajo excesivo y carente de sentido. Si no se atrevían con los duros y complejos relatos del mangaka, podrían haberse quedado con cualquier otro material de partida.
Aceptando incluso que estuviesen convencidos de tomar la imagen de este niño volador — es posible que les atrajese la iconografía o que estuviesen faltos de héroes… quién sabe— para crear algo más inofensivo y ñoño, sigo sin entender la decisión de partir de cero en cuanto a la trama. Que Bowers y Timothy Harris hayan escrito un guión con un argumento propio, en lugar de tomar uno de los miles que escribió el mejor narrador de historietas es, cuando menos, osado, pero también inane. Da la impresión de que la labor de consultor del hijo de Tezuka no ha tenido mucho peso.
Aunque no fuese una adaptación
Entiendo que, más que una crítica, esto parece el desahogo de una fan molesta. Pero aseguraría que, viendo esta película no como adaptación, sino como film que pudiese haber surgido de la nada, la conclusión no sería más positiva.
Los niños muy pequeños pueden pasar un rato agradable y quedar prendados de la bondad de Astro. Pero cualquier otro espectador encontrará una cinta aburrida, que tarda en enganchar, que cuenta con pocos momentos humorísticos —aunque su pretensión no es la pura comedia— y que trata una historia floja y manida.
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