‘South Park’ fue vista durante mucho tiempo como la serie de animación en la que unos niños decían palabrotas cada dos por tres. Una imagen que quizá se mereció durante un muy breve periodo de tiempo, pero lo cierto es que tardó bien poco en ser mucho más que eso y su primera gran prueba de fuego fue el salto a la gran pantalla en 1999.
Ni siquiera pasaron dos años desde el estreno de la serie en agosto de 1997 para la llegada a los cines de ‘South Park: Más grande, más largo y sin cortes’ el 30 de junio de 1999, convirtiéndose en la película de animación para adultos más taquillera de todos los tiempos, título que mantuvo hasta el estreno de ‘La fiesta de las salchichas’ en 2016. Un hito muy merecido que hoy recuperamos con motivo de su vigésimo aniversario.
Las dificultades del salto a la gran pantalla
Fue un enfrentamiento. Teníamos nuestros sistema para hacer las cosas y el estudio tenía el suyo. Era en plan “Así es como haces una película” y nosotros “Bueno, así es como haces ‘South Park’”. Fue una batalla constante. Estábamos en una buena posición de poder, porque nuestra bendición -y maldición- es que teníamos que hacerlo todo nosotros. No lo podían externalizar.
Así recordaba Trey Parker, co-creador de la serie, el proceso para convertir en realidad ‘South Park: Más grande, más largo y sin cortes’. Su primera victoria fue superar los recelos de los medios hacia una serie a la que daban por muerta antes de su estreno y cuya temporada 23 deberíamos ver este mismo año, pero con la película se enfrentaban a nuevas limitaciones fruto del aumento presupuestario. De los 300.000 dólares del primer episodio a los 21 millones de dólares de la película.
Salvados los problemas con el estudio, les faltaba lidiar con la MPAA, entidad que exigió una serie de cambios en el montaje para poder recibir la calificación R. Incluso puede encontrar la respuesta de Matt Stone, el otro co-creador, explicando qué cambiaron, lo cual nos permite tener una idea mejor de aquello que quedó finalmente fuera de la película. El camino de la película hasta llegar a los cines no fue nada fácil, pero ya había concluido.
Un maravilloso musical
‘South Park: Más grande, más largo y sin cortes’ pone todas las cartas encima de la mesa desde la primera secuencia, claramente inspirada en la canción de inicio de ‘La bella y la bestia’. Ya habíamos tenido momentos musicales en la serie, pero Parker y Stone apostaron a fondo por este género para dotar a la película de un toque más personal sin por ello renunciar en ningún momento al ADN de su creación.
Tomando como base una de las tramas ya tratadas en el sexto episodio de la primera temporada, ‘South Park: Más grande, más largo y sin cortes’ lleva al límite el lado más grosero de la serie, pero lo hace dentro de un relato muy medido en el que no hay tiempo para el más mínimo respiro.
Aquí todavía el protagonismo estaba centrado de forma absoluta en Kyle, Stan, Kenny y Cartman, por lo que quizá resulte extraño ver como poco más que figurantes de lujo a otros niños que ganarían protagonismo con el paso de los años en la serie -pienso sobre todo en Butters-, pero todos ellos tienen la importancia justa en la trama para ser reconocibles sin prestar excesiva atención a ninguno de ellos.
Lo que interesa más a Parker y Stone en ‘South Park: Más grande, más largo y sin cortes’ es unir la parodia -hay más temas que parecen claramente inspirados en obras como ‘La sirenita’ o el musical teatral de ‘Los miserables’-, la crítica y la celebración de lo que había hecho grande a la serie. Esto último les permite incluir hilarantes situaciones como la táctica de defensa del ejército o la prueba del chip limitador de obscenidades de Cartman pero con la pericia adecuada para que no se sientan como pequeñas islas narrativas para arrancar la carcajada del espectador.
Un triunfo absoluto
Obviamente, la película mantiene la animación feista propia de la serie, aunque con un proceso mucho más elaborado. Esto es algo que la serie también ha ido puliendo con el paso de los años, pero aquí el hecho de contar con un presupuesto mucho más elevado les permitió ser más ambiciosos en todo lo que podía suceder. No puede decirse que sea espectacular, ni siquiera situándolo en su época, pero sí aún más refrescante dada su naturaleza de animación para adultos.
Las palabrotas siguen estando ahí, pero en ningún caso limitándose a buscar la gracia grosera barata. Y es que forman parte esencial de la propia trama, con las madres del pequeño pueblo de Colorado erigiéndose como adalides de las buenas maneras para luchar contra el éxito de la película de Terrance y Philip en lo que a su forma podría verse como una respuesta directa a las inevitables quejas que iba a recibir la propia ‘South Park: Más grande, más largo y sin cortes’.
Y es que bajo el aspecto de comedia corrosiva de ‘South Park: Más grande, más largo y sin cortes’ con el que se quedarán algunos -en especial los que se sintieran atacados por la propia película- se esconde una película libre que usa las obscenidades con un fin mayor sin por ello olvidarse nunca de su componente de maravilloso entretenimiento musical.
A lo largo de su ajustado metraje uno encuentra canciones con múltiples objetivos, desde motivarte hasta divertirse sin olvidarse de pasar por ridiculizar problemas que nunca debieron serlo. La censura y la libertar para expresarse están en el corazón de la película, pero su grandeza reside en saber abordarlas con una jocosidad incuestionable y un ritmo imparable.
Lo único malo de la película es que nunca tuvo una secuela. Al principio uno podía pensar que Parker y Stone volcaron tanto en ella que iba a ser imposible estar a la altura, aunque con el paso del tiempo sí demostraron tener material para relatos más ambiciosos de lo que les permitía un episodio televisivo como demostró el excepcional triple capítulo ‘Imaginaciónlandia’ de la undécima temporada o el videojuego ‘The Fractured but Whole’.
20 años han pasado ya y ‘South Park: Más grande, más largo y sin cortes’ sigue funcionando tan bien o incluso mejor que cuando tuvimos la oportunidad de verla en cine. Gracias, Trey Parker y Matt Stone.
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