No está funcionando en taquilla, pero eso no cambia que había cierto interés en ver 'Indiana Jones y el dial del destino' por varios motivos, empezando por lo icónico del personaje y por Harrison Ford como pilares absolutos. Alguno podría tener curiosidad por el director James Mangold, artesano muy apreciable dentro del Hollywood que cada vez tiene menos espacios para gente como él. Unos pocos, sin embargo, tenían ganas de ver brillar a Phoebe Waller-Bridge.
Somos pocos, pero estamos en el bando correcto. Fuera coñas, la actriz y creativa británica se ha vuelto de la noche a la mañana en una de las revelaciones de los últimos años, involucrándose en proyectos de diferente calado como intérprete (el caso de Indiana Jones) o puliendo proyectos (la parte de Cuba de la última James Bond, que fue la mejor parte). Todo a raíz del fenómeno que fue 'Fleabag'.
Cuartas paredes rotas y sacerdotes guapos
Creada y protagonizada por la misma Phoebe a partir de una obra de teatro suya que elaboró cuando no le llovían precisamente las oportunidades, la serie se ha convertido en uno de los torbellinos más refrescantes en el terreno seriéfilo de los últimos años. Una divertida y punzante mirada a la vida moderna que se ve en un suspiro y que se puede reproducir a través de Amazon Prime Video.
La Fleabag del título es también el pseudónimo del personaje de Waller-Bridge, que trata de pasar por alto una crisis vital tras perder a su mejor amiga y compañera de negocio. Tiene una vida sexual activa, una vida familiar caótica y una mirada muy ácida a las situaciones que se dan en el Londres actual. Sus juicios y sus expectativas vitales quedan de relieve a través de varias rupturas de la cuarta pared que a veces no son todo lo sinceras que cabría esperar.
Su propuesta llegó en un momento clave donde el formato de 30 minutos ya dejaba de ser exclusivo para las sitcoms y empezaba a ser el vehículo de elección para otras comedias de autor que añaden dramedia y buscan cómo revitalizar el medio televisivo. Waller-Bridge encuentra una voz propia en esa nueva ola de creatividad, una que no renuncia al humor más incisivo y de más mala leche, ni tampoco al más payaso.
'Fleabag': un divertido torrente de creatividad
Su primera temporada es bastante potente y admirable, pero es con la segunda donde realmente pone toda la carne en el asador. La creadora y protagonista se vacía en sus reflexiones que enriquecen el subtexto en una historia mejor elaborada, donde la entrada del personaje del sacerdote de Andrew Scott abre la puerta a interesantes cuestiones vitales además de para desafiar la perspectiva de la protagonista, la única que hemos considerado como importante hasta ese momento.
Irreverente y divertida a partes iguales, 'Fleabag' es todo un tesoro de la televisión de esta última década. Un torrente de genialidad ante el que no caben réplicas y algoritmos, por eso la propia Phoebe no se ha apresurado en emular la original propuesta y hasta la dio por terminada con esa segunda temporada brillante. Otros han intentado copiar esa manera elocuente de observar la vida y la ficción, pero claramente carecen del talento de Waller-Bridge para que toda la ambición llegue a buen puerto y resulte simpática además de ingeniosa.
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