Este 2024 hemos sido testigos de la resurrección de la comedia romántica por obra y gracia de 'Cualquiera menos tú', la película protagonizada por Sydney Sweeney y Glen Powell que ha rescatado a este tipo de producciones de los catálogos de las plataformas de streaming y lo ha acercado de nuevo a la gran pantalla después de haber caído casi en el ostracismo y de ser ignorado por un Hollywood que se mueve en la dirección a la que apunte el dinero.
De un modo similar al del título de Will Gluck, hace algo más de 15 años, un largometraje revitalizó inesperadamente un subgénero que muchos creíamos ya extinto y que actualmente continúa viviendo una suerte de segunda juventud. Este no es otro que el del cine de vendettas orquestadas por hombre de mediana edad que tantas alegrías le dio a Charles Bronson en la década de los 70, y que Pierre Morel y Liam Neeson volvieron a poner en el candelero con su 'Venganza' ('Taken').
Bryan y sus habilidades específicas
Está claro que 'Taken' —disponible para ver en Disney+— no es, ni mucho menos, una obra modélica. Su trama, además de disparatada, es simplemente funcional, su tratamiento de la acción peca de caótico y algo genérico, y a nivel dramático y narrativo tampoco es que invente la rueda. Pero la aventura contó con un arma secreta que rompió moldes hasta prácticamente reconvertirse en una suerte de meme citado y parodiado hasta la saciedad: el implacable Bryan Mills.
Acostumbrados a treintañeros —como mucho— repartiendo estopa con una forma física envidiable y con pinta de soportar sesiones de cardio interminables, ver a un hombre de 55 años quitándose de encima a una organización criminal de Europa del Este gracias a su serie de "habilidades específicas" y apilando montañas de cadáveres a sus espaldas fue un soplo de aire fresco con un aroma añejo que añadió un plus a la ecuación.
No cabe duda de que Neeson carga con todo el peso de una función que trascendió, en buena parte, gracias a la archiconocida escena en la que amenaza vía telefónica a los secuestradores de su hija con el ya mítico "I will find you and I will kill you". Un momento que, junto al resto del metraje, abrió al irlandés la puerta a nuevos papeles similares que le confirmaron como el action hero maduro del siglo XXI; y ahí están sus fantásticas colaboraciones con Jaume Collet-Serra o deliciosas locuras como 'Ice Road' para demostrarlo.
Pero no fue sólo el bueno de Liam el que logró devolver el subgénero a la vida, teniendo bastante que ver el éxito indiscutible en cuanto a público se refiere. Los 25 millones de dólares en los que se estima su presupuesto se tradujeron en unos sorprendentes 226 millones recaudados en todo el mundo que derivaron en dos inesperadas secuelas claramente inferiores en términos creativos, pero igualmente rentables con recaudaciones de 376 y 326 millones de dólares en el mercado internacional.
Estas cifras han favorecido la proliferación de asesinos implacables con sed de venganza entrados en años como el Hutch Mansell de Bob Odenkirk en 'Nadie', el Robert McCall de Denzel Washington en la trilogía de 'Equalizer', el Harry Brown de Michael Caine en la cinta homónima, el Paul Kersey de un Bruce Willis que reinterpretó la 'Death Wish' del mencionado Bronson en 2018 bajo la batuta de Eli Roth, o más recientemente Brian Godlock, el héroe mudo de John Woo en 'Noche de paz'.
Todo esto sin olvidarnos de John Wick de Keanu Reeves, elevado como el gran representante actual de una corriente que no existiría sin una pequeña película francesa que cogió a propios y extraños —y esto incluye a la industria— con la guardia baja.
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