103 años. Ese el envidiable cómputo de edad a la que ha fallecido Kirk Douglas, al que podríamos calificar como la penúltima leyenda -Olivia de Havilland aún sigue viva- de una edad de oro de Hollywood que no se repetirá.
Neoyorquino de nacimiento, Kirk Douglas es el actor que inmortalizó personajes como Espartaco, en una superproducción inolvidable. Pero su filmografía abarcó títulos tan poderosos, interesantes y obras maestras que van desde 'Cautivos del mal', 'El ídolo de barro' y 'Senderos de gloria'. Obras de las que asegura sentirse orgulloso.
Su carrera arrancó en 1946 con un papel secundario en 'El extraño amor de Martha Ivers' pero tardaría muy poco en empezar a protagonizarlas. Solamente en los años 50 se le pudo ver en títulos como 'El gran carnaval', 'El loco del pelo rojo' o 'Los vikingos'. Su último trabajo para cines fue la poco conocida 'Illusion' en 2004, aunque cuatro años después también participó en la Tv Movie 'Los asesinatos del Empire State'.
Además, durante su vida fue un gran filántropo y defensor de los derechos civiles. Desde hace veinte años varios problemas de salud le obligaron a retirarse paulatinamente de la vida pública, no sin antes recibir el óscar honorífico. Murió en paz y de causas naturales.
La tierna despedida de su hijo, Michael Douglas
Terminamos la nota con la tierna despedida que le dedica Michael Douglas a través de Instagram.
Es con tremenda tristeza que mis hermanos y yo anunciaos que Kirk Douglas nos ha dejado hoy a la edad de 103. Para el mundo era una leyenda, una actor de la edad de oro de las películas que vivió bien en su edad dorada, un humanitario cuya entrega a la justicia y a las causas en las que creía creó un estándar al que aspirar.
Pero para mí y para mis hermanos Joel y Peter, solo era papá, para Catherine, un maravilloso suegro, para sus nietos y bisnieto, su adorable abuelo y para su esposa Anne, un maravilloso marido.
La vida de Kirk fue bien vivida y nos dejó un legado en el cine que perdurará generaciones y una historia como filántropo de renombre que tabajó para ayudar al público y llevar paz al planeta.
Dejadme terminar con las palabras que le dije en su último cumpleaños y las cuales permanecen ciertas: Papá, te quiero mucho y estoy orgulloso de ser tu hijo.
Descanse en paz.
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