Soy una de esas personas que pueden ver cómo masacran, mutilan y ejecutan a infinidad de seres humanos en una obra de ficción sin arquear siquiera una ceja en un gesto de desaprobación, pero la cosa cambia cuando un personaje hace esto a algún peludo, ya sea un perrete o un gatete. Ahí, lo que sucede en pantalla pasa a ser algo personal.
Es por esto que un servidor, como infinidad de espectadores de todo el mundo, establecimos un vínculo empático tremendamente visceral de forma instantánea con John Wick cuando la mafia se cargó a su cachorro. Un detonante que alimentó nuestra sed de venganza y que abrió paso a una épica que ya se extiende a lo largo de cuatro largometrajes y una serie.
Un mal necesario
Pero no fue nada sencillo que esta idea llegase a buen puerto. Tal y como ha explicado el director David Leitch en una entrevista con Business Insider, el equipo de inversores de la 'John Wick' original fue reticente a acabar con el perrete a la primera de cambio.
“Nos dijeron: ‘Trae mala suerte’. ‘Es mal karma’. ¡Es como en Fiel amigo, no podéis hacer esto! Nadie querrá ver esto; van a alienar a la audiencia’. Y yo estaba como, ‘Vamos a ejecutar a personas a quemarropa; matar al perro es una cosa, pero, ¿qué pasa con la brutal masacre de todos estos seres humanos? ¿La gente podrá aceptar eso?’. No entendían que estábamos haciendo una película de género. Somos fanáticos del género hasta la médula, y sabemos que esos momentos intensos son los que crean escenas memorables”.
Chad Stahelski, la otra mitad de la dupla de directores que obraron el milagro hace una década, dio detalles sobre cómo tenían pensado rodar la escena y cómo Keanu Reeves fue, en última instancia, el apoyo definitivo para que la gente de las corbatas y los maletines dejasen trabajar a los creativos y desistiesen en su intento de cambiar la historia que escribió Derek Kolstad.
“Dave y yo estábamos muy en sintonía sobre cómo íbamos a rodar la escena. Íbamos a usar una lensbaby; John recibe un golpe fuerte en la cabeza, por lo que la escena tendría un efecto de ensueño; la muerte del perro ocurre fuera de cámara, y lo único que verás después es un rastro de sangre que hace parecer que el cachorro intentó arrastrarse hacia él.
En el día de la grabación, Keanu estaba actuando con un perro de peluche. Llorando. Está golpeado por todas partes. Luce horrible en pijama. Todos los que estaban detrás de los monitores debían de pensar: ‘Vale, esta es la peor idea posible; estos directores novatos están acabados’. Durante las siguientes semanas, se sugirió que grabáramos un final alternativo revelando que el cachorro realmente no había muerto. Pero Keanu nos apoyó. Y Basil se plantó frente a los inversores, y finalmente dijeron, ‘A la mierda, vamos a ver de qué son capaces estos tipos’”.
No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que, de haber sobrevivido el peludo, no estaríamos hablando de esta saga diez años después.
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