Nada mejor que castigar con el látigo de la indiferencia.
No es la primera vez que hablamos sobre la toxicidad del fandom de 'Star Wars'. Especialmente desde que se estrenó su tercera trilogía, compuesta por 'El despertar de la fuerza', 'Los últimos Jedi' y 'El ascenso de Skywalker', han sido muchos los comentarios desafortunados y los ataques a miembros del reparto y del equipo de producción por temas que, en demasiadas ocasiones, han ido mucho más allá de las críticas a lo estrictamente cinematográfico.
Hate a pie de calle
Entre las críticas argumentadas a la inconsistencia narrativa del arco de Rey y compañía o a según qué tratamientos de personaje se colaron discursos racistas y misóginos a los que Daisy Ridley, protagonista del fin de la saga de los Skywalker, respondió huyendo de las redes sociales y haciendo caso omiso. Como decía Lisa Simpson, a los monstruos no mirar.
Pero, según ha contado a la revista Rolling Stone, la actriz no pudo evitar completamente situaciones desagradables, ya que, a falta de tuits con mención, algunas personas optaron por increparle directamente en plena calle. Muy normal todo, sí señor.
"Lo gracioso es que, como no leía cosas ni estuve en redes sociales durante un tiempo, la gente en la calle era muy abierta con sus opiniones y yo estaba en plan, estoy bien, no necesito escuchar eso. Bien, guay. Como persona, independientemente de si me ha gustado una película o no, jamás me acercaría a alguien y le diría, 'He odiado tu película'. Porque soy un ser humano. Probablemente era más una cuestión de género de lo que yo pensaba".
Durante la entrevista, Ridley también aludió a los ataques centrados en la raza, el físico o el género de los intérpretes que dieron vida a personajes como Rose o, en el caso de la serie de Obi-Wan Kenobi, Reva —Moses Ingram—.
"Si. Afortunadamente, no me arrepiento de nada. Creo que hay demasiada bilis ahí fuera que no necesito leer. Lo sentí por Moses Ingram, y siento que, en comparación, fue mucho peor para otras personas. No creo que sólo sea fandom. Todos creen que tienen la necesidad de decir todo lo que sienten, y no sé si lo hace todo el mundo".
"Es una de esas cosas sobre las que no tiene sentido discutir, porque la gente piensa lo que piensa. Así que, en lo que a mí respecta, voy a continuar trabajando en cosas que crea que hablan a la gente, hombres y mujeres, y si a la gente no le gustan, pues no le gustan".
No cabe duda de que el punto de vista de la británica es el óptimo para este tipo de circunstancias. Ya dice el refranero popular que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.
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