Lo primero que puede pensar el espectador curioso al encontrarse con esta película, que tiene como personajes a jóvenes inteligentísimos y que aprovecha el talento de Kevin Spacey y Laurence Fishburne (ahí es nada), es que '21: Blackjack', es una obra cuanto menos decente. Sin embargo, comprobar que el director es el joven Robert Luketic, responsable de las horribles 'Una rubia muy legal' y 'La madre del novio' aporta lo suyo para explicar el despropósito que supone.
Enseguida se nos presenta a Ben Campbell (Jim Sturgess), un brillantísimo estudiante del instituto tecnológico de Massachussets que se lleva estupendamente con su madre, y se paga la carrera trabajando en una boutique. El poco tiempo que le queda libre lo pasa con sus dos anodinos pero leales amigos, tan centrados en los apuntes como él. Su sueño de estudiar Medicina en Harvard sólo se ve imposibilitado por temas económicos, y eso sirve de base para las supuestas motivaciones que tiene el protagonista. En una clase, atrae la atención del profesor Micky Rosa (Kevin Spacey), al responder adecuadamente a un acertijo matemático, y es invitado a participar en una clandestina asociación de jóvenes, que tienen un sistema infalible para ganar dinero jugando a las cartas en Las Vegas.
En este sentido, la primera media hora funciona muy bien, dando un buen nivel en cuanto a expectativas y manejo de situaciones. El desarrollo del juego de Monty Hall, expuesto por Kevin Spacey con tres pizarras en lugar de tres puertas, sabe a gloria. Pero para entonces los diálogos son muy clarividentes. Y es que los guionistas Peter Steinfield y Alan Loeb han obviado una función básica en cuanto a la verosimilitud de la trama propuesta: hacer verosímil la película. Y los diálogos no ayudan a ello, más bien se cargan las pocas virtudes vistas hasta ese momento. Si a eso añadimos la tópica relación con su guapa compañera de juego Jill Taylor (Kate Bosworth), y el carácter insoportable del amigo gordo, se hace muy cuesta arriba implicarse en la historia. Las frases son tan tópicas que sería didáctico recordar algunas para incluirlas en un manual para guionistas de "lo que no hay que hacer".
A partir de la primera vez que llegan a Las Vegas, los pocos aspectos interesantes del argumento se desvanecen para dejar paso a una sucesión de escenas a caballo entre un anuncio de colonia y un videoclip, cuando Ben y sus compinches empiezan a jugar y a ganar sin despeinarse. Luketic abusa descaradamente de la cámara lenta, los primerísimos planos, y la voz en off, con todo lo inaguantable que puede llegar a resultar esta combinación. Ello unido a la nula personalidad del protagonista, que se mueve sin ton ni son entre la chulería más absurda y la inseguridad infantil, el correoso personaje que interpreta como puede Spacey, y el poco aprovechamiento de Laurence Fishburne en su papel de antagonista, provocan que la película se haga larguísima (de hecho dura más de dos horas cuando su argumento cabe casi en un cortometraje).
Lo cierto es que da la impresión permanente de que, con otro enfoque y sin tanta ingenuidad, '21: Blackjack' tiene algunos puntos como para poder extraerse un material más que decente, y más con Kevin Spacey y Laurence Fishburne con su predisposición habitual. Pero Jim Sturgess, interpretando al protagonista absoluto, se lleva un montón de planos casi sin darse cuenta, sin pasión ni intención de comerse mínimamente la pantalla. Particularmente me acordé de Edward Norton en sus tiempos mozos, ¡qué distinto habría sido el resultado! Por los demás, tenemos a un Aaron Yoo que repite su odioso papel de 'Disturbia', y a Kate Bosworth que se limita a sonreír para que a todos nos quede claro lo guapa y lo mala actriz que es. El actor que interpreta al "rival" de Ben Campbell, ni me acuerdo del nombre, ¿era algún amigo de Luketic?
Destacar también algunos fallos de guión, y unos flashbacks acompañados de música que parecen insistir en ofender a la inteligencia del espectador, con unos planos que recuerdan (desgraciadamente) a 'El Ilusionista'.
SPOILER El final circular, no ayuda nada, aunque se agradece el intento. Resulta que toda la historia formaba parte para impresionar al profesor de Harvard y obtener una beca para estudiar allí de gorra, después de haber ganado miles de dólares contando cartas en Las Vegas. Ya. Lo siento, pero a esas alturas, ya me daba todo exactamente igual. Demasiado tarde. Por supuesto, las últimas escenas, con un happy ending y una voz en off para que todos nos vayamos contentos a casa. FIN SPOILER
En definitiva, una mala película, que sin el sustento de Kevin Spacey y Laurence Fishburne, ni siquiera los menos exigentes podrían haberse quedado satisfechos con esta absurda historia, con un ritmo dotado de una irregularidad preocupante. Y para colmo, en ningún momento conseguí enterarme claramente de en qué consiste el juego de cartas que da nombre a la película.
En Blogdecine:
Ver 6 comentarios