Tengo que reconocer mi total fascinación por Crímenes imperfectos, el docudrama que ocupa el medio día de La Sexta. La atrocidad de lo cotidiano, las investigaciones forenses para desentrañar los crímenes y una factura muy cuidada hacen de este programa un producto solvente pero con un éxito inaudito en el horario en el que se emite. En su franja compite con concursos y magazines y quizá sea el hecho de que es diferente la clave de sus índices de audiencia, muy por encima de la media de la cadena.
Crímenes imperfectos, pese a basarse en recreaciones de crímenes reales, tiene un tono serio que huye de todo sensacionalismo y no ahonda en la sangre. Después de ver varios de sus episodios es fácil establecer que el asesino nunca aparecerá como testimonio en el programa. Las declaraciones de los verdaderos protagonistas de la historia están filmadas con naturalidad. Y hasta los tradicionales cliffhanger de este tipo de espacios que se hacen para mantener enganchado al público durante las pausas publicitarias de la emisión americana (pausas que no se respetan en la emisión en nuestro país), son suaves si los comparamos con el tono de la mayoría de los programas de tarde.
Este tratamiento blanco de una actualidad nada amable convierte al programa en un comodín perfecto para su horario y podría explicar su éxito. Pero a esto hay que sumar el hecho de que Crímenes imperfectos en un programa que se ajusta a la perfección al formato del docudrama, cumple todas sus reglas y esconde una producción muy cuidada. Las recreaciones, que suelen ser la parte menos creíble de este tipo de espacios, están rodadas con pulso narrativo y con efectividad. Y lejos de regodearse en lo abominable del crimen, el programa desvela las piruetas que tiene que hacer la ciencia forense para descubrir al criminal, del que no suelen darse detalles ni opiniones.
Para mí Crímenes imperfectos es la alternativa perfecta al resto de opciones. No me canso de ver el programa y cada día me sorprendo con los casos, por muy rocambolescos que parezcan. Un acierto de La Sexta el haber recuperado el espacio y el haberlo programado en un horario accesible.
En ¡Vaya Tele! | Diccionario teléfilo: Cliffhanger
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